

La misión del pequeño barrio es independizar a la gente que vive con demencia e incluirla en la sociedad
A solo 15 minutos en tren desde Ámsterdam, en la apacible ciudad de Weesp (Países Bajos), se encuentra un lugar que redefine el cuidado de la tercera edad. Conocido como Hogeweyk, este particular pueblo ofrece a sus habitantes un entorno idílico con calles serenas, una activa vida social en bares y teatros, y la posibilidad de realizar sus actividades diarias sin mayores contratiempos.
Sin embargo, detrás de esta apariencia de normalidad se esconde un propósito extraordinario: todo el complejo es un escenario meticulosamente diseñado para personas que viven con demencia avanzada.
“Nadie quiere vivir encerrado por el resto de sus días, ni tampoco vivir al ritmo de lo que otro organiza para ti. Queremos tomar nuestras propias decisiones. Queremos seguir viviendo, pero necesitamos apoyo”, afirmó Jannette Spiering, una de las fundadoras de Hogeweyk a The New York Times.

Esta “aldea para la demencia” está alejada del modelo tradicional de residencia geriátrica y está enfocada en ofrecer dignidad, autonomía y vida comunitaria.
La historia de Hogeweyk comenzó en 1993, cuando la residencia pública del pueblo decidió cambiar radicalmente su enfoque. Primero habilitaron cocinas para que los residentes participaran en la elaboración de comidas.
Más tarde, los agruparon por intereses y fomentaron actividades significativas. “Notaron que sus niveles de estrés disminuían, por lo que también la medicación que necesitaban era en menores dosis”, relató Eloy van Hal, uno de los fundadores. Con el tiempo, demolieron el edificio original y construyeron la actual “Villa Demencia”.

Una estructura social que protege sin encerrar
Hogeweyk se extiende por 15.000 metros cuadrados y, según datos del 2023, alberga a 188 residentes distribuidos en 27 casas. El complejo está completamente cerrado al exterior, pero dentro de sus fronteras reproduce la estructura de un barrio corriente: restaurantes, supermercados, peluquerías, teatro y plazas.
Los residentes pueden ir de compras, acudir a los espectáculos o tomar algo en el bar. No manejan dinero real, sino que sus gastos están gestionados por sus familiares.

No obstante, lo que distingue especialmente a este barrio es que todo el personal: médicos, psicólogos, enfermeros y asesores sociales, trabajan sin uniforme y están formados en cuidado de personas con deterioro cognitivo.
Se integran en la vida diaria como vecinos o trabajadores de los comercios, garantizando una atención discreta y continua.

Vivir como uno más hasta el final
El objetivo central de Hogeweyk es que las personas con Alzheimer u otras formas de demencia vivan en un entorno familiar, rutinario y activo. La filosofía: cuanto más se conserve la vida cotidiana, más se puede ralentizar el deterioro.
Los residentes viven en grupos de seis o siete personas, organizados según sus afinidades y estilo de vida anterior. La media de edad ronda los 85 años. Desde que Hogeweyk abrió sus puertas en 2009, su misión ha sido, según su sitio web, “independizar a la gente que vive con demencia e incluirla en la sociedad”.

Además, este enfoque ha sido descrito en el Informe Mundial sobre el Alzhéimer de 2020 como “transformador de paradigmas”, captando la atención de gobiernos y profesionales de otros países, e inspirando el mismo proyecto en Canadá, Francia, Australia, Noruega, Nueva Zelanda o Italia.
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