

La naturaleza está repleta de misterios fascinantes que despiertan nuestra curiosidad sobre los límites de la vida. A lo largo de la historia, el ser humano ha buscado incesantemente la manera de prolongar su existencia y vencer al envejecimiento, ya sea a través de avances científicos, mitología o simples leyendas. Pero, más allá de las aspiraciones humanas, en el reino animal encontramos criaturas cuya longevidad y capacidad para resistir la muerte han dejado boquiabiertos a científicos y aficionados por igual.
Una de las preguntas que más se repite es si existe algún animal que sea incapaz de morir de hambre o, incluso, que no conozca la muerte natural por envejecimiento. Este interrogante nos lleva a un recorrido sorprendente por algunos de los organismos más extraordinarios del planeta, algunos de ellos prácticamente inmortales, capaces de desafiar las leyes biológicas que rigen a la gran mayoría de las especies.
Los animales que burlan al envejecimiento: ¿inmortalidad real?

En la biología hay seres vivos con capacidades tan excepcionales que parecieran haber encontrado el truco de la vida eterna. Sin embargo, cuando nos preguntamos si realmente existe algún animal que nunca muere de hambre o que es propiamente inmortal, debemos matizar y analizar en detalle los mecanismos que emplean para sobrevivir y la naturaleza de su longevidad.
La mayoría de los animales que se consideran «inmortales» no lo son en el sentido literal. Muchos de ellos pueden morir por enfermedades, infecciones, lesiones o por formar parte de la cadena alimentaria, pero su estructura biológica les permite no envejecer en el mismo sentido en que lo hace el resto de los seres vivos. Si bien no son indestructibles, sí presentan una resistencia y capacidad de regeneración que los hace únicos.
Entre los organismos más notables se encuentran la medusa Turritopsis dohrnii, la hidra, las langostas, ciertas especies de tortugas y los enigmáticos tardígrados. Estos seres han evolucionado mecanismos que ralentizan o, en ciertos aspectos, detienen el envejecimiento celular, permitiendo que algunos de ellos desafíen el paso del tiempo de una forma asombrosa.
Por otro lado, la fascinación por la vida eterna no es exclusiva del mundo animal. Desde la antigüedad, culturas como la china han soñado con el elixir de la inmortalidad. Descubrimientos arqueológicos, como el hallazgo de una supuesta poción para alargar la vida en tumbas milenarias, evidencian la persistencia de este anhelo.
La medusa inmortal: Turritopsis dohrnii y el ciclo vital sin fin
Si hay un animal que puede considerarse biológicamente inmortal, ese es la medusa Turritopsis dohrnii, también conocida como la medusa inmortal. Este pequeño cnidario habita principalmente en el mar Mediterráneo y el mar de Japón.
Su extraordinaria longevidad se debe a su habilidad para revertir su ciclo de vida. Cuando enfrenta situaciones amenazantes, daños físicos, envejecimiento o falta de alimento, la Turritopsis dohrnii puede transformar sus células y regresar a un estado más joven, específicamente al de pólipo, en un fenómeno denominado transdiferenciación.
Este proceso le permite reiniciar su desarrollo desde cero, teóricamente, de manera indefinida. Así, en lugar de seguir la ruta biológica tradicional de nacer, crecer, reproducirse y morir, esta medusa puede volver una y otra vez a la juventud, evitando el desgaste natural que lleva a la muerte por vejez en la mayoría de los seres vivos.
¿Significa esto que jamás muere? No necesariamente. Puede sucumbir ante depredadores, enfermedades o condiciones extremas fuera de sus límites, pero mientras nada de esto ocurra, es capaz de esquivar la muerte por envejecimiento.
La hidra: el prodigio de la eterna regeneración
Hydra
La hidra es otro de los organismos que desafía las reglas biológicas conocidas sobre el envejecimiento. Este pequeño invertebrado de agua dulce fue uno de los primeros seres en ser examinados con microscopio, y desde entonces ha fascinado a los científicos por su capacidad de regenerarse casi sin límites.
Al cortar una hidra en dos, cada parte puede desarrollarse en un nuevo individuo completo, gracias a su abundancia de células madre con capacidad de renovación prácticamente ilimitada. Los investigadores han identificado que el secreto de esta asombrosa regeneración se encuentra en los genes FoxO, cuya presencia es mucho mayor en la hidra que en otros animales.
Los estudios han demostrado que, si se elimina la expresión de estos genes, la hidra pierde su capacidad regenerativa y comienza a envejecer. Pero en condiciones naturales, estas criaturas parecen inmunes a los efectos del paso del tiempo.
De esta manera, las hidras podrían ser técnicamente inmortales, a menos que sean víctimas de accidentes o predadores. Su habilidad las sitúa entre los modelos de estudio más atractivos para comprender cómo se puede detener el envejecimiento celular.
Para profundizar en la historia y simbolismo de la longevidad, puedes consultar sobre símbolos egipcios y su significado.
Langostas: longevidad y el reto de la muda
Las langostas tienen fama de ser inmortales porque sus células no sufren senescencia en el sentido clásico. La clave está en que producen grandes cantidades de una enzima llamada telomerasa, la cual mantiene intactos los extremos de sus cromosomas, conocidos como telómeros.
En la mayoría de los seres vivos, los telómeros se acortan con cada división celular, lo que termina por causar el envejecimiento y la muerte celular. Sin embargo, en las langostas, la telomerasa mantiene los telómeros largos, favoreciendo la regeneración continua de sus células.
No obstante, esto no las hace indestructibles o inmortales en la práctica. A medida que crecen, deben mudar su exoesqueleto, proceso que se vuelve cada vez más complejo y riesgoso. Muchas langostas mueren finalmente por el esfuerzo metabólico extremo que supone cambiar de caparazón, o por lesiones que no pueden subsanar a tiempo, y no por vejez en sí misma.
En resumen, las langostas pueden evitar el envejecimiento celular, pero su biología tiene límites impuestos por su propia naturaleza.
Tortugas y ballenas boreales: leyendas de longevidad
Las tortugas han quedado asociadas a la longevidad por excelencia, y no es casualidad. Hay registros de tortugas terrestres y marinas que han superado los 100 años, y algunas, como la famosa tortuga Jonathan de las Seychelles, sobrepasan los 190 años.
Lo que distingue a las tortugas no es tanto la inmortalidad, sino su extraordinaria resistencia al envejecimiento y las enfermedades. Sin embargo, en estado salvaje, su longevidad suele verse limitada por la acción de depredadores y, principalmente, por el ser humano y el deterioro de los ecosistemas.
En el mundo marino, la ballena boreal o ballena de Groenlandia también destaca por su longevidad. Este mamífero gigantesco puede vivir más de 200 años. Lo revelador de sus estudios es que envejecen muy lentamente y muestran una notable resistencia a enfermedades degenerativas y al cáncer.
La clave parece estar en su bajo ritmo metabólico y en su capacidad para reparar el ADN, lo que les permite evitar los daños celulares típicos de la edad. Pese a todo, pueden morir por causas ajenas al envejecimiento, como la caza o accidentes naturales.
Gusanos planaria: expertos en regeneración y posible rejuvenecimiento de ADN
El gusano planaria es otro ejemplo asombroso de potencial «inmortalidad» en la naturaleza. Estos platelmintos, presentes en todo el mundo, pueden regenerar cualquier parte de su cuerpo. Algunos tipos de planarias se reproducen sexualmente, y otros lo hacen por división asexual, literalmente partiéndose en dos.
Los estudios han mostrado que las planarias asexuales pueden rejuvenecer su ADN durante el proceso de reproducción, lo que sugiere que podrían ser biológicamente inmortales. Su abundancia de células madre y la alta presencia de enzimas protectoras del envejecimiento son factores clave en su longevidad.
Los científicos aún investigan los secretos que les permiten mantener esta capacidad indefinida de regeneración, que podría tener implicaciones para la medicina humana y la comprensión del envejecimiento.
Tardígrados: los campeones de la resistencia extrema
Tardígrados
Entre los animales más impresionantes en cuanto a sobrevivir sin alimento ni agua están los tardígrados, conocidos también como osos de agua. Estos diminutos invertebrados, de apenas unas décimas de milímetro, han sido objeto de estudios científicos durante décadas debido a su capacidad para sobrellevar condiciones extremadamente adversas.
La clave de su resistencia reside en la proteína Dsup, rica en cisteína, que protege el ADN de los tardígrados frente a la radiación, deshidratación y temperaturas extremas. Esta proteína actúa como un escudo, permitiendo que estos seres sobrevivan incluso décadas en estado de animación suspendida, llamado criptobiosis. En este estado, su metabolismo se reduce casi a cero, evitando la necesidad de alimentarse hasta que las condiciones mejoren.
En 2016, experimentos lograron reanimar tardígrados que habían permanecido congelados más de 30 años, demostrando su capacidad de resiliencia extrema. Aunque no sean técnicamente inmortales, destacan por su habilidad de sobrevivir sin comida o agua durante largos periodos que no parecen posibles para ningún otro animal conocido.
Otros ejemplos sorprendentes de longevidad en el reino animal
Existen otros casos notables de animales con vidas increíblemente largas, como la almeja islandesa que llegó a los 507 años antes de ser recolectada, o los gusanos tubícolas y esponjas antárticas que pueden superar los mil años de edad. También es famosa la mariposa monarca, que pasa por varias generaciones para completar su migración anual entre Canadá y México.
Estos ejemplos nos recuerdan que el mundo animal está plagado de organismos que desafían nuestra comprensión de la vida y la muerte, usando estrategias evolutivas asombrosas.
El debate filosófico y ético sobre la longevidad y la muerte
Filosofía y ética no han sido ajenas a la fascinación por la vida y la muerte. El filósofo Epicuro, por ejemplo, sostenía que la muerte no debe preocupamos, ya que, tras ella, no hay nadie que pueda experimentarla. Sin embargo, la discusión sobre si la muerte prematura es injusta o perjudicial sigue vigente, sobre todo en el contexto de los animales criados para consumo que mueren jóvenes, privándoles de una posible vida plena.
Algunos expertos han propuesto incluso modificar genéticamente los animales de granja para que mueran sin dolor a edades determinadas, eliminando así el sufrimiento innecesario. Desde el punto de vista biológico, sin embargo, la naturaleza sigue siendo el escenario de las estrategias más sorprendentes para burlar la muerte, aunque siempre dentro de los límites de la selección natural y el entorno.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/animales-que-nunca-mueren-de-hambre-o-de-vejez/
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