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Después de dos décadas, Colombia ha decidido reescribir el futuro de sus grandes felinos. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible ha lanzado una ambiciosa hoja de ruta que renovará el Programa Nacional de Conservación de los Felinos Silvestres, con una mirada estratégica hacia el año 2040. Esta apuesta, profundamente participativa, buscará salvaguardar especies como el jaguar y el puma, pilares de la salud de los ecosistemas colombianos.
La iniciativa, que será oficialmente presentada en noviembre, marca un giro trascendental. No se trata solo de actualizar un plan técnico: es un acto de corresponsabilidad entre Estado, comunidades, academia, cooperación internacional y sector privado para proteger lo que aún late en las selvas, sabanas y montañas del país. “Esperamos con este programa tener un avance significativo. No es solo conservación de especies, es conservación de la vida misma, de nuestros territorios, de nuestro futuro común”, expresó Mauricio Cabrera Leal, viceministro de Políticas y Normalización Ambiental.
El proceso de construcción se desplegará durante los próximos meses a través de ocho talleres territoriales en regiones como el Caribe, el Magdalena Medio, el Pacífico, los Andes, la Amazonía y los Llanos Orientales. En cada uno, se recogerán las voces de quienes habitan y conocen de cerca las dinámicas de estos territorios, con el propósito de tejer un plan vivo, conectado con la realidad y con los desafíos contemporáneos.
La primera versión del programa nació entre 2005 y 2006. Pero el contexto ha cambiado. Hoy los felinos enfrentan nuevas amenazas: deforestación acelerada, pérdida de biodiversidad, tráfico de fauna y fragmentación de hábitats que amenazan su supervivencia. Esta hoja de ruta busca ir más allá de la protección: quiere restablecer la conectividad ecológica, promover modelos de gestión regenerativos y reforzar el equilibrio natural de los ecosistemas.
En el fondo, el mensaje es claro: conservar a los grandes felinos no es una opción, es una necesidad urgente. Así lo reconoce también el Plan de Acción de Biodiversidad 2030, que enmarca esta propuesta dentro de los compromisos asumidos por Colombia en el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal. La estrategia se articula con políticas claves como el Plan Integral de Contención a la Deforestación y la Estrategia Nacional de Restauración.
El nuevo programa no parte de cero. Se suma a acciones previas como la campaña “En la piel del jaguar”, el proyecto GEF Jaguar, iniciativas de Amazonía Sostenible para la Paz en Sabanas del Yarí, y proyectos de conservación en la Orinoquía. También reconoce el rol cada vez más protagónico de las empresas que han apostado por proteger corredores biológicos, así como el trabajo silencioso pero vital de los investigadores que día a día rastrean, estudian y defienden a estos depredadores clave para la salud de los ecosistemas.
Colombia, país de selvas profundas y territorios de exuberancia natural, envía con esta hoja de ruta un mensaje poderoso al mundo: los grandes felinos no están solos. Hay un país que está dispuesto a caminar junto a ellos, proteger sus pasos, y devolverles el espacio que la humanidad les ha arrebatado. Esta vez, la conservación no es una consigna técnica: es una causa nacional.
carloscastaneda@prensamercosur.org
