

Las importaciones de la Unión Europea (UE) provenientes de los países del Mercosur han experimentado un notable crecimiento en la última década, aumentando un 50,3% y alcanzando un total de 56 mil millones de euros en 2024. Este incremento refleja la creciente importancia de las relaciones comerciales entre ambos bloques, especialmente en el contexto de la reciente conclusión de las negociaciones para un acuerdo comercial que llevaba 25 años en discusión.
De acuerdo con los datos publicados por Eurostat, las exportaciones de la UE hacia el Mercosur, que incluye a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, sumaron 55,2 mil millones de euros en 2024, lo que representa una leve disminución del 1,3% en comparación con 2023. En contraste, las importaciones desde el Mercosur crecieron un 4,2% en el mismo periodo.
El comercio entre ambos bloques sigue mostrando diferencias significativas en la composición de los bienes intercambiados. Mientras que el 81,3% de las importaciones desde el Mercosur corresponde a bienes primarios como productos agrícolas, vegetales y minerales, la UE exporta principalmente bienes manufacturados, que representan el 86,6% del total. Entre estos destacan los productos farmacéuticos, maquinaria y vehículos.
Brasil se consolida como el principal socio comercial del Mercosur para la UE, representando un volumen total de comercio (importaciones y exportaciones) de 89,5 mil millones de euros en 2024. Argentina ocupa el segundo lugar con un comercio bilateral valorado en 16,4 mil millones de euros, aunque a una distancia considerable del líder regional.
Entre los productos más importados por la UE desde el Mercosur destacan el petróleo y productos relacionados (12,1 mil millones de euros), alimentos para animales (7,1 mil millones), café, té, cacao y especias (5,2 mil millones), minerales metálicos y chatarra metálica (4,9 mil millones) y semillas oleaginosas (3,7 mil millones). Estos bienes reflejan la fortaleza del Mercosur como proveedor de materias primas esenciales para la economía europea.
Por otro lado, los principales productos exportados por la UE al Mercosur incluyen medicamentos y productos farmacéuticos (6,8 mil millones de euros), maquinaria industrial (5,4 mil millones), vehículos automotores (4,8 mil millones), maquinaria especializada para industrias específicas (3,4 mil millones) y dispositivos eléctricos (3,0 mil millones).
A pesar del avance significativo en las negociaciones entre ambos bloques, el acuerdo comercial aún enfrenta desafíos importantes antes de su ratificación. Uno de los principales puntos de fricción proviene del sector agrícola europeo, especialmente en Francia. Los agricultores temen que el acuerdo pueda generar una competencia desleal debido a las diferencias en las normativas sanitarias y ambientales entre ambas regiones. Por ejemplo, la producción de carne bovina en países como Brasil y Argentina se realiza bajo estándares menos estrictos y con menores costos laborales, lo que reduce significativamente los precios en comparación con los productos europeos.
Para abordar estas preocupaciones, se ha planteado la implementación de cláusulas espejo que aseguren que los bienes provenientes del Mercosur cumplan con las mismas regulaciones que los productos europeos. Este enfoque busca equilibrar las condiciones de competencia y garantizar estándares equitativos en términos sanitarios, ambientales y laborales.
Tras alcanzar un acuerdo político inicial en 2019 y concluir las negociaciones en diciembre de 2024, ahora queda pendiente la ratificación formal del tratado por parte de los 27 Estados miembros de la UE y del Consejo Europeo. Además, el Parlamento Europeo deberá otorgar su aprobación final antes de que el acuerdo pueda entrar en vigor.
El pacto promete fortalecer los lazos económicos entre Europa y América del Sur, abriendo nuevas oportunidades comerciales para ambas regiones. Sin embargo, su implementación dependerá de cómo se aborden las preocupaciones existentes y se logre un equilibrio entre los intereses económicos y las demandas sociales y ambientales.
El futuro del comercio entre la UE y el Mercosur está lleno de potencial, pero también requiere un enfoque cuidadoso para garantizar que los beneficios sean compartidos equitativamente por ambas partes.
