
India y Pakistán: Raíces, desarrollo, y estado actual de una rivalidad geopolítica.
Las relaciones indo-paquistaníes en 2025 experimentan una de sus fases mas tensas en muchas décadas, con una subida militar, problemas diplomáticos, y nuevas tensiones en la disputada región de Cachemira. Para entender la profundidad y persistencia de este conflicto, resulta esencial examinar sus orígenes históricos y también como se ha ido formando hoy día.

Orígenes del conflicto: La partición y el trauma inicial
El nacimiento de la rivalidad entre India y Pakistán, se data a la separación del Imperio Británico de la India en 1947, que dio forma a dos naciones autónomas: la Unión India y el Dominio de Pakistán (hoy Pakistán y Bangladés). Esta división, basada en lo religioso —India hindú y Pakistán musulmán—, conllevo a una de las migraciones forzosas más grades en la historia, donde entre 200.000 y 2 millones de personas perdieron sus vidas y mas de 14 millones se quedaron sin hogar. La violencia comunal y el trauma de la separación generaron desconfianza y resquemores mutuos, cosas que siguen afectando las relaciones entre ambos países.
La frontera entre los dos paises, delineada por la Línea Radcliffe, ubicó áreas mayoritariamente musulmanas bajo dominio indio, donde el principado de Jammu y Cachemira es lo más destacado. El marajá de la zona, frente a la invasión de milicias respaldadas por Pakistán, optó por unir su territorio a India, lo que provocó la primer guerra indo-paquistaní (1947-1949) y la subsecuente división de Cachemira en dos partes: una dirigida por Pakistán (Azad Cachemira) y otra por India (Jammu y Cachemira) la ONU dictamino una Línea de Control (LOC) y sugirió un referéndum para determinar el destino de la región, que nunca se materializo.
El curso del conflicto: guerras, diplomacia, y estancamiento.
Desde 1947, India y Pakistán pelearon varias guerras oficiales —en 1947-49, 1965 y 1971—, siempre con Cachemira como núcleo o causante. La segunda guerra, en 1965, se identificó por la infiltración de insurgentes paquistaníes y la reacción militar india, la cual extendió el conflicto hasta la frontera internacional próxima a Lahore. Aunque las dos naciones afirmaron la victoria, el resultado fue un empate estratégico y la continuidad del statu quo territorial.
A lo largo de las décadas, el diálogo y los tratos bilaterales, tales como el Acuerdo de Shimla de 1972, no lograron solucionar el diferendo subyacente. Cachemira sigue siendo un barril de pólvora, con choques armados constantes, señalamientos de violaciones de derechos humanos y civiles atrapados entre dos fuegos.
El factor nuclear y la escala global
Ambos países tienen armas nucleares desde fines del siglo XX, agregando un peligro global a cualquier incremento militar. La doctrina de “destrucción mutua asegurada” funcionó para evitar una guerra total, pero no frenó conflictos de baja intensidad, ataques terroristas y roces fronterizos reincidentes.
Crisis de 2025: escalada militar y quiebre diplomático
La crisis actual comenzó el 22 de abril de 2025, al ser un ataque terrorista en el valle de Baisaran, en la Cachemira india, cobrando la vida de 26 turistas hindúes y un trabajador local. El Frente de Resistencia TRF, conectado con el grupo pakistaní Lashkar-e-Toiba, se adjudicó el ataque. India responsabilizó a Pakistán de sostener el terrorismo transfronterizo, algo que Islamabad rechazó rotundamente.
La reacción india fue rapidísima: expulsaron diplomáticos de Pakistán, cerraron fronteras, cancelaron visas, ¡y para colmo!, retiraron el Tratado de Aguas del Indo, esencial pa’ la agricultura y el agua de Pakistán. Islamabad replicó con trabas comerciales, el espacio aéreo cerrado, el Acuerdo de Shimla suspendido, además avisando, ojo, cualquier movida contra el agua sería un acto de guerra.
La cosa militar, ¡ay!, se ha puesto fea. En semanas, ambos países han usado drones y artillería, atacando zonas civiles y militares, resultando en al menos 82 muertos y montones de heridos. India dice que Pakistán les lanzó entre 300 y 400 drones, mientras que Pakistán jura haber tumbado 77 drones indios como venganza. El fuego cruzado ha pegado a los civiles y la retórica nacionalista se ha encendido en ambos lados.
Cachhemira el corazón sin resolver
El quid del conflicto persiste la disputa por Cachemira, región mayormente musulmana, ahora bajo la bota india pero reclamada por Pakistán, ¡por razones religiosas y la supuesta voluntad popular! India, en cambio, la ve como territorio propio e integral, rechazando cualquier intromisión foránea. Los intentos internacionales de mediación, puf, fracasaron: India niega la ayuda externa y Pakistán, ¡exige un referéndum!
Mirando al Futuro, Riesgos Acechan
La situación actual da mucho miedo, varios son los factores:
Acuerdos pasados, ¡a la basura! Como el Tratado de las Aguas del Indo y el Acuerdo de Shimla, ¡adiós mecanismos de diálogo y control!
Drones a diestra y siniestra, y ¡ojo! amenaza de respuesta militar directa…el riesgo de cálculos erróneos y una escalada nuclear se cierne.
Presión interna, ¡menudo lío! Gobiernos nacionalistas y opinión pública dividida, ¡la desescalada imposible! y ¡viva la retórica belicosa!
A corto plazo, esta crisis podría, a lo mejor, desembocar en una guerra limitada en Cachemira, o tal vez en la frontera, pagándose con un costo humano y económico altísimo. A la larga, sin resolver la cuestión de Cachemira con negociaciones y sin fortalecer la confianza mutua, el conflicto entre India y Pakistán, continuara siendo una amenaza significativa, para la estabilidad del sur de Asia y para la seguridad mundial.
Conclusión
El conflicto Indio-Pakistaní surge como herencia compleja del colonialismo, y se exacerba por identidades, religiones y factores estratégicos. La crisis de 2025 evidencia que si no se afrontan las causas estructurales, la disputa por Cachemira, entre otras, la región vivirá enfrentamientos y crisis cíclicas, desestabilizando el mundo. La diplomacia global y la presión para dialogar son ahora más cruciales que nunca, buscando evitar una catástrofe mayor.
