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En medio de la creciente tensión política que sacude a Colombia, el presidente Gustavo Petro lanzó un llamado urgente a la comunidad internacional para esclarecer el atentado perpetrado el pasado 7 de junio contra el senador Miguel Uribe Turbay en Bogotá. Desde Cali, en el marco de la multitudinaria Concentración por la Paz y la Democracia, el mandatario solicitó la colaboración directa de las embajadas que integran la Comisión de Seguimiento al Acuerdo de Paz, así como del sistema de Naciones Unidas, para que sus cuerpos de inteligencia contribuyan activamente en la investigación.
“Pedí a todas las embajadas que hacen parte de la Comisión de Garantías del proceso de paz con las FARC que ayuden con sus cuerpos de inteligencia a esclarecer quién intentó asesinar al senador Miguel Uribe Turbay”, expresó Petro desde la Plaza de San Francisco, ante una marea de ciudadanos que lo escuchaban con atención.
La solicitud, de una inusitada contundencia, refleja no solo la gravedad del ataque, sino también el temor creciente de que hechos como este se instrumentalicen políticamente para frenar las reformas sociales que impulsa el Gobierno. En su intervención, el presidente no escatimó críticas contra sectores políticos y mediáticos que -según él- han buscado convertir el atentado en una herramienta de ataque contra su gestión y contra las aspiraciones de una Colombia más justa y participativa.
“No es cierto que la justicia social y la consulta popular sean enemigas de la paz. No es cierto que quienes queremos cambiar este país seamos cómplices de la violencia. Quienes están esparciendo ese discurso están incendiando al país”, denunció con firmeza. Y agregó, dirigiéndose a sus opositores: “Ustedes no están buscando la verdad; están buscando mantener los privilegios que la violencia ha protegido por décadas.”
Con tono sereno pero decidido, Petro defendió la esencia de su mandato como una apuesta irrenunciable por la paz, la equidad y la participación popular. Reiteró que no se puede hablar de reconciliación verdadera mientras la tercera sociedad más desigual del mundo no garantice los derechos fundamentales a todos sus ciudadanos. Y subrayó que la justicia social no es una concesión política, sino una condición indispensable para el fin duradero de la guerra.
El jefe de Estado hizo alusión al decreto de la Consulta Popular -actualmente en revisión por la Corte Constitucional- como un ejercicio legítimo de soberanía ciudadana y no como una amenaza al orden democrático, como algunos han intentado retratarla. En ese contexto, su llamado internacional no solo busca justicia en el caso de Miguel Uribe, sino también blindar el proceso de paz de manipulaciones e intereses que, según él, buscan sabotearlo desde adentro.
“Este Presidente fue elegido para hacer la paz. Y la hará. Con verdad, con justicia y con la gente”, concluyó entre aplausos.
La intervención del mandatario, lejos de ser una reacción aislada, se inscribe en una estrategia más amplia que busca evitar que los hechos de violencia se conviertan en coartada para debilitar el Estado de derecho y bloquear el proceso de transformaciones profundas que Colombia viene reclamando desde las urnas.
A casi dos meses del atentado, y a menos de dos del aniversario de su elección, Petro vuelve a marcar el tono de su Gobierno: uno que insiste en que no puede haber paz sin justicia social, y que no permitirá que el miedo se convierta en el lenguaje dominante de la democracia.
carloscastaneda@prensamercosur.org
