

Durante una conferencia para matrimonios, escuché a un pastor amigo decir una frase que me dejó meditando por varios días: «El matrimonio es la única institución que te da el certificado de graduación antes de haber estudiado». Realmente se siente así. La vida conyugal comienza con una licencia, pero luego entras a un mundo completamente desconocido en el que dos personas tienen mucho por aprender, mucho por conocerse y mucho por enfrentar.
Ante tantas incertidumbres, ¿cómo se puede asegurar el éxito en la vida matrimonial? Hay muchas cosas que se pueden decir al respecto, pero en este artículo quiero hablar a los esposos y animarlos a modelar sus vidas y carácter a la luz del trato de Cristo con Su iglesia (Ef 5:32-33). Considero que reflexionar en las siguientes tres verdades bíblicas sobre el matrimonio ayudará a los maridos a procurar, en dependencia del Señor, un matrimonio exitoso a los ojos de Dios.
1. El esposo es cabeza del hogar
En nuestra cultura hispana hay una tendencia a entender la expresión «cabeza del hogar» como sinónimo de autoritarismo. Sin embargo, esta expresión se basa en la enseñanza de Pablo sobre el matrimonio: «el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia» (Ef 5:23) y se refiere a un rol de liderazgo estrechamente ligado a la actitud sacrificial. Por lo tanto, desde el punto de vista bíblico, ser «cabeza del hogar» expresa una relación de amor más que una relación de mando.
La analogía del matrimonio que Pablo usa en este pasaje es la relación de Cristo y la iglesia. Cristo, como cabeza de la iglesia, no es una figura autoritaria que impone con injusticia ciertas condiciones a Su iglesia. En cambio, aunque es Señor, ejerce Su señorío con humildad y es un Salvador amoroso, quien se sacrificó por Su iglesia.
Desde el punto de vista bíblico, ser «cabeza del hogar» expresa una relación de amor más que una relación de mando
En este pasaje, Pablo también enseña que el rol de Cristo como Cabeza y Salvador incluye objetivos como santificar a la iglesia y presentársela a Sí mismo como una esposa gloriosa y sin manchas (vv. 26-27). Para los esposos, esto significa comprometerse con ejercer su liderazgo para el crecimiento y la santificación propios y de su compañera.
Por lo tanto, animo a los esposos a enfocar su responsabilidad de ser cabeza del hogar en la responsabilidad que tenemos de ser el pastor y el que promueve la madurez espiritual en el hogar, con el propósito de presentar a nuestras familias (esposa e hijos) al Señor.
2. La esposa se somete al esposo como al Señor
Pablo exhorta a las mujeres: «Estén sometidas a sus propios maridos como al Señor» (Ef 5:22). Este es otro aspecto del matrimonio que suele ser malinterpretado desde el punto de vista masculino.
En nuestra cultura se nos enseña que el hombre debe mantener el control sobre la esposa. Sin embargo, el apóstol dirigió esta enseñanza a las esposas y el término original que usó transmite la idea de asignarse o disponerse uno mismo por debajo de alguien. Es decir, es la esposa quien se pone voluntariamente bajo el liderazgo del esposo en el hogar, como una expresión de su sumisión a Cristo.
Esto también significa para los esposos que ninguno tiene el derecho de exigir la sumisión de su esposa en el hogar, especialmente si su carácter en el ámbito familiar no refleja el de Cristo. Sin embargo, sí podemos aprender del carácter de Cristo para animar a nuestras esposas (con nuestro ejemplo) a seguirnos.
Si analizamos nuestra relación con Cristo, reconocemos que Su señorío benévolo y Su entrega amorosa nos anima a vivir para Él (cp. Ro 6:12-14). Aun cuando todavía es una lucha para nuestros corazones débiles, nos esforzamos, en el poder del Espíritu, por someternos por amor y para agradar a Dios de esa manera. Todo cristiano maduro entiende su sometimiento al Señor como una manera de responder a la invitación de encontrar descanso en Él (Mt 11:28).
Del mismo modo, cuando los esposos modelamos el carácter de Cristo en nuestro hogar, invitamos a nuestras esposas a descansar en nuestro liderazgo. Ese es el diseño de Dios.
3. El matrimonio es un testimonio para el mundo
El propósito del matrimonio es mostrar al mundo la relación que existe entre Cristo y Su iglesia en la manera en la que los cónyuges viven su relación matrimonial (Ef 5:31-32). Tal vez esta es la razón por la que en la resurrección no será necesario casarse ni darse en casamiento (Mt 22:30). El matrimonio es un instrumento poderoso para ilustrar y anunciar el evangelio del amor de Jesús.
Cuando los esposos modelamos el carácter de Cristo en nuestro hogar, invitamos a nuestras esposas a descansar en nuestro liderazgo
El problema es que muchas parejas de creyentes deciden unir sus vidas en matrimonio sin tener una idea clara de todo lo que implica esta «teología del matrimonio»: la relación de pacto matrimonial es un modelo de la relación de pacto entre Cristo y Su iglesia.
Esto quiere decir, para los esposos, que nuestro carácter y conducta como cabeza del matrimonio es crucial para mostrar al mundo el amor de Cristo por Su pueblo. También significa que nuestras esposas pueden mostrar al mundo la sumisión cristiana al señorío de Cristo, y por eso es importante que les demos razones a nuestras compañeras para sujetarse voluntariamente a nuestro liderazgo.
En conclusión, un matrimonio que agrada a Dios es aquel que vive de acuerdo con Su Palabra y es testimonio al mundo del amor de Cristo por Su iglesia. Por eso es importante que los esposos seamos cabeza del matrimonio en amor y entrega, para predicar el evangelio a través de nuestras relaciones en un mundo confundido. De eso se trata un matrimonio verdaderamente exitoso.
Samuel García
Fuente de esta noticia: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/esposo-matrimonio-cristo/
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