

El yoyó es mucho más que un simple juguete que gira y regresa a la mano. Detrás de su sencillez aparente se oculta una historia de siglos, llena de misterios, curiosidades y una increíble capacidad de adaptación cultural y tecnológica. Desde la antigua Grecia pasando por Filipinas y su popularización global hasta el auge actual de las competencias y la innovación técnica, los diferentes tipos de yoyó ha fascinado a niños y adultos generación tras generación.
En este artículo descubrirás en profundidad todo sobre los tipos de yoyó y cómo han evolucionado a lo largo de la historia, con un repaso exhaustivo a sus orígenes, materiales, mecanismos, estilos de juego, curiosidades culturales y, por supuesto, cómo el paso del tiempo y la tecnología han convertido al yoyó en un icono lúdico, deportivo y artístico. Si alguna vez te has preguntado cómo un objeto tan simple puede encerrar tanta historia y matices, sigue leyendo porque esto te va a sorprender.
Los orígenes milenarios del yoyó: entre la leyenda y la realidad
El nacimiento del yoyó es tan antiguo como misterioso. No existe un único lugar o fecha que marque su invención, ya que diversas culturas reclaman haber sido pioneras en su uso, sea como juguete, instrumento de caza o incluso amuleto.
En China, algunas teorías sitúan los primeros yoyós alrededor del año 1000 a.C., relacionándolos con el diábolo, otro juguete rotatorio de cuerda ampliamente extendido en Asia. Sin embargo, no se han encontrado pruebas concluyentes que confirmen que se trataba exactamente del mismo objeto o que tuviera un uso idéntico al moderno.
Por otro lado, Grecia aporta evidencias más sólidas: se conservan vasijas y piezas de cerámica, datadas entre el 500 y 440 a.C., en las que aparecen jóvenes manipulando objetos circulares con cuerda, muy similares a los yoyós actuales. Curiosamente, algunos de estos discos estaban hechos de barro cocido y, en ocasiones, se ofrecían como tributo a los dioses cuando los niños alcanzaban la mayoría de edad, combinando así diversión y simbolismo ritual.
En Filipinas, la historia del yoyó da un giro aún más peculiar. Allí, hace unos 500 años, existía un juguete llamado bandalore o yo-yo, confeccionado en madera, cuya cuerda permitía tanto jugar como usarlo para cazar pequeños animales, enredando sus patas o lanzándolo desde árboles. El término “yo-yo” procede precisamente de la lengua ilocana y significa “vuelve” o “regresa”.
A lo largo de los siglos, el yoyó también se fue haciendo popular en Francia, especialmente en tiempos de la Revolución. Se le conocía como l’emigrette, un pasatiempo recurrente entre los hijos de los nobles exiliados, y hasta Napoleón y sus soldados lo utilizaban como objeto antiestrés en las campañas militares. En la pintura de 1789 realizada por Madame Lebrun, se aprecia al joven Luis XVII sosteniendo un yoyó con solo cuatro años.
El salto a Estados Unidos se produce de manera documentada en 1866, cuando aparece la primera patente sobre un “juguete conocido como bandelore”. Pero sería en la década de 1920, gracias a Pedro Flores, inmigrante filipino afincado en California, cuando el yoyó experimenta su auténtico boom: Flores introduce el concepto clave de la cuerda con lazo móvil en el eje (en lugar de atada de forma fija), facilitando así la aparición de una enorme gama de trucos y estilos.

El empresario estadounidense Donald Duncan compra la patente y la fábrica de Pedro Flores en 1930, y durante décadas “Duncan Yo-Yo” se convierte en sinónimo mundial del juguete, dando pie a competencias, giras promocionales y una auténtica fiebre global.
Etapas clave en la evolución del yoyó: de lo artesanal a la innovación
A lo largo de los siglos, el yoyó ha pasado de un objeto rudimentario a una maravilla de la ingeniería del ocio, adaptándose no solo a los materiales y técnicas de fabricación de cada época, sino también a las tendencias sociales y tecnológicas. Sus transformaciones principales se pueden agrupar en varias etapas:
La era antigua y el simbolismo
En Grecia y Asia, los primeros yoyós eran de madera, metal o terracota, y no existía aún un estándar de uso lúdico: a veces servían como ofrenda religiosa o, en el caso filipino, incluso como curiosos artilugios de caza.
La popularización europea y el juego aristocrático
Durante el siglo XVIII y principios del XIX, el yoyó se convierte en un pasatiempo elegante en Francia e Inglaterra, extendiéndose rápidamente por la aristocracia y luego democratizándose entre la población general. Se le atribuían propiedades terapéuticas, como aliviar el estrés y la ansiedad, y se convirtió en un espectáculo de habilidad y destreza en reuniones sociales.
El salto industrial y la era Duncan
Con la industrialización y el auge manufacturero estadounidense, la producción masiva permite que el yoyó llegue por fin a todos los públicos. La innovación de Pedro Flores y la expansión de Duncan Toys Company disparan su fama en las décadas de 1930 a 1960, con competiciones, giras mundiales y campañas publicitarias icónicas. En América Latina, gigantes como Coca-Cola impulsan el yoyó como herramienta de marketing, multiplicando su popularidad.
Renacimiento, tecnificación y el boom de los rodamientos
La caída de ventas tras la Segunda Guerra Mundial se revierte en los años 60 gracias a la campaña televisiva de Duncan y al lanzamiento de diseños como la mariposa. Pero es entre los 70 y 80 cuando el yoyó experimenta su mayor revolución técnica: la incorporación de rodamientos y nuevos sistemas de eje. Tom Kuhn, en 1979, patenta el primer yoyó desmontable y el “No Jive 3-in-1”, mientras marcas suecas y estadounidenses introducen modelos con rodamientos de bolas, multiplicando los tiempos de giro y facilitando trucos impensables hasta entonces.
La era moderna: innovación, deportes y redes sociales
El desarrollo de materiales sintéticos, la llegada de sistemas desmontables y los modelos “unresponsive” o sin respuesta han elevado el yoyó al rango de deporte de destreza y expresión artística. Las competencias internacionales como el World Yo-Yo Contest marcan tendencia y las redes sociales permiten a los jugadores compartir trucos, tutoriales y auténticas performances con millones de seguidores en todo el planeta.
Clasificación de los tipos de yoyó: formas, respuesta y mecanismos
Hoy en día, el mundo del yoyó es tremendamente variado gracias a la innovación técnica y la pasión de sus jugadores. La clasificación de los yoyós puede hacerse atendiendo a varios criterios: la forma, el tipo de respuesta, el sistema de eje y el material de fabricación. Cada una de estas categorías define no solo el estilo de juego, sino el nivel de dificultad y las posibilidades de cada usuario.

Tipología según la forma
La forma es uno de los factores más determinantes a la hora de elegir el yoyó adecuado, ya que influye directamente en el tipo de trucos que se pueden realizar y en la comodidad del usuario.
- Imperial: La silueta más clásica y reconocible, con un perfil redondeado y bisel central. Es ideal para principiantes y para trucos de looping, aunque presenta ciertas limitaciones para trucos de cuerda más complejos porque el tiempo de giro suele ser más corto.
- Modified: Variante evolucionada del imperial, con los bordes internos ligeramente curvados y mejoras para la reducción de fricción. Fue la base de grandes éxitos comerciales como el ProYo y sigue siendo la preferida en modalidades 2A o de looping avanzado.
- Butterfly (Mariposa): Se caracteriza por una apertura pronunciada en V o en forma de mariposa, lo que facilita el aterrizaje de la cuerda en trucos más elaborados. Es la favorita en las competiciones y la más habitual para trucos de cuerda y estilos 1A, 3A, 4A y 5A.
- Formas híbridas y experimentales: El desarrollo contemporáneo ha propiciado la aparición de perfiles mixtos y adaptaciones para estilos extremos, desde yoyós extraanchos hasta variantes para uso sin cuerda o estilos off-string.
Clasificación por tipo de respuesta
Otro aspecto esencial es el modo en que el yoyó regresa a la mano, lo que determina la dificultad, la curva de aprendizaje y el abanico de trucos posibles.
- Yoyós con respuesta (responsive): Se identifican por regresar con un leve tirón de muñeca. Son perfectos para quienes empiezan o para quienes buscan trucos clásicos y juegos rápidos. Ejemplos: Duncan Pro Yo, Yoyo ONE.
- Yoyós sin respuesta (unresponsive): Requieren la ejecución del truco denominado “bind” para volver a la mano, lo que permite mantener giros mucho más prolongados y ejecutar rutinas avanzadas, propias de los jugadores experimentados. Ejemplo: Yoyo Arrow, YoyoFactory Shutter.
- Yoyós looping: Diseñados específicamente para permitir movimientos continuos de giro circular alrededor de la mano (looping) y trucos visualmente impresionantes. Son de formas modificadas y responsive.
- Yoyós de cuerda externa (off-string): No llevan la cuerda atada directamente al eje, sino que ésta debe engancharse mediante lanzamientos y recepciones. Permiten rutinas que recuerdan a los malabares tipo diábolo.
- Estilos de contrapeso (freehand): La cuerda termina en un contrapeso que no está atado a la mano, permitiendo lanzamientos, recepciones y trucos de una creatividad asombrosa.
Clasificación según el sistema de eje
El eje es el corazón mecánico del yoyó y define sus capacidades técnicas, la suavidad del giro y el tipo de mantenimiento necesario.
- Eje fijo: El sistema más clásico y sencillo, con la cuerda enrollada directamente sobre un eje de madera o metal. Aporta sensación nostálgica y es perfecto para aprender los fundamentos y algunos trucos tradicionales.
- Transaxle: Un paso intermedio entre eje fijo y rodamiento, incorpora una funda de plástico o metal sobre el eje que permite girar más tiempo al reducir la fricción. Clave en los 80 y 90.
- Rodamiento de bolas (ball bearing): Incorporado a partir de los años 80, permite movimientos de giro mucho más largos y trucos más ambiciosos. Es el estándar en la mayoría de yoyós de competición hoy en día.
- Eje de embrague (clutch axle): Utiliza la fuerza centrífuga para que el yoyó “despierte” solo y vuelva a la mano cuando pierde velocidad. Ideal para principiantes, aunque con limitaciones en rutinas avanzadas.
- Rodamientos no responsivos (unresponsive ball bearing): La última frontera de la innovación: no regresa salvo mediante la técnica bind, permitiendo trucos extremos y rutinas de creatividad ilimitada.
En la actualidad, casi todos los yoyós modernos tienen diseños desmontables, lo que facilita limpiar, arreglar nudos o personalizar piezas clave del mecanismo.
Clasificación por materiales
El material define no solo el precio y la estética, sino el peso, el tipo de sensación al jugar y la durabilidad del yoyó.
- Madera: El material primigenio por excelencia, aporta tacto cálido y sensación tradicional, aunque presenta menos posibilidades para diseños complejos.
- Plástico: Líder actual del mercado por su versatilidad, bajo coste, variedad de colores y formas. Permite un equilibrio excelente entre durabilidad y prestaciones.
- Metal: Principalmente aluminio, aunque existen modelos de titanio, acero o aleaciones. Aportan máxima suavidad, precisión y resistencia, ideales para competición y jugadores avanzados.
- Materiales mixtos y experimentales: La combinación de plásticos y metales permite modelos con pesos distribuidos de forma óptima para lograr giros más largos y estables, así como estéticas ultramodernas.
Los principales estilos de juego: mucho más que subir y bajar

El yoyó ha evolucionado hasta convertirse en todo un deporte y disciplina artística, con estilos de juego codificados y competencias mundiales que premian la creatividad, la técnica y la expresión personal. Los estilos principales reconocidos internacionalmente son:
- 1A (String Trick): Se basa en trucos de cuerda con un solo yoyó sin respuesta. Es el más extendido y creativo, con montajes de cuerda, figuras y movimientos complejos.
- 2A (Looping): Destreza con dos yoyós (uno en cada mano) realizando movimientos circulares y loopings continuos.
- 3A (Double String Trick): Involucra dos yoyós de rodamiento y cuerda, realizando trucos simultáneos de dificultad altísima.
- 4A (Off-string): El yoyó no va atado a la cuerda, permitiendo lanzamientos, atrapadas y malabares a gran velocidad.
- 5A (Freehand): La cuerda termina en un contrapeso y no va atada a la mano, lo que abre la puerta a lanzamientos, rebotes y trucos de auténtico virtuosismo.
Trucos y maniobras esenciales en el juego del yoyó
La riqueza del juego del yoyó reside en su enorme catálogo de trucos, que van desde los más básicos hasta rutinas de increíble dificultad. A continuación te presentamos algunos de los más populares y su descripción, perfectos tanto para principiantes como para quienes buscan perfeccionar su destreza.
- Sleeper (el dormilón): Lanzar el yoyó hacia abajo y lograr que gire durante varios segundos en el extremo de la cuerda antes de hacerlo regresar. Es el fundamento de decenas de trucos de mayor complejidad.
- Walk the Dog (pasear al perro): Cuando el yoyó, mientras gira, rueda sobre el suelo sostenido por la cuerda, simulando que se pasea un perro.
- Rock the Baby (mecer al bebé): Se crea una especie de cuna con la cuerda y el yoyó se balancea en ella, evocando el balanceo de un bebé.
- Around the World (alrededor del mundo): El yoyó se lanza en círculo completo alrededor del cuerpo antes de recuperarlo en la mano.
- Trapeze (trapecio): Consiste en lanzar el yoyó, engancharlo en la cuerda y mantenerlo suspendido como un trapecista.
- Split the Atom (dividir el átomo): El yoyó se lanza hacia abajo, abriendo la cuerda con el dedo y atrapándolo dentro de una formación de dos cuerdas.
- Double or Nothing (doble o nada): Similar al anterior, pero logrando que el yoyó se enrolle dos veces en la cuerda formando dos lazos.
- Eli Hops: El yoyó rebota varias veces sobre la cuerda, saltando de un lado a otro antes de regresar.
La comunidad mundial del yoyó y el impacto cultural
El yoyó es, además, un fenómeno social y cultural. Desde el siglo XX, su popularidad creció hasta convertirlo en protagonista de campañas publicitarias, series de televisión, videojuegos y hasta en la carrera espacial: en 1985, viajó al espacio dentro del transbordador Discovery y más tarde en el Atlantis, demostrando hasta qué punto forma parte de nuestro imaginario colectivo.
Personajes tan dispares como John F. Kennedy, Richard Nixon o la mismísima Ladybug de la serie “Miraculous” han sido representados jugando con yoyó, consolidándolo como símbolo de habilidad, paciencia y creatividad.
Desde 1996, el 6 de junio se celebra el Día Mundial del Yoyó, con competencias globales, exhibiciones y retos en los que tanto expertos como recién llegados pueden mostrar sus habilidades, inventar nuevos trucos y compartir su pasión con una comunidad enormemente activa y receptiva.
Actualmente, el yoyó se practica tanto de forma urbana, como deporte ocasional, como en campeonatos de alto nivel, con asociaciones nacionales e internacionales en países como México, Argentina, Filipinas, Estados Unidos y Japón.
Modelos icónicos de yoyó a lo largo de la historia
Aunque existen miles de variantes, algunos modelos de yoyó han marcado época y se han convertido en objeto de culto para coleccionistas y jugadores de todo el mundo:
- Duncan Butterfly: Referente clásico de eje fijo y forma mariposa, imprescindible para aprender y ejecutar trucos de cuerda.
- Tom Kuhn No Jive 3-in-1: El primer yoyó desmontable, con posibilidad de cambiar la forma entre imperial, mariposa o dos piezas.
- Yomega Fireball: Popularizó el sistema transaxle, permitiendo giros más largos gracias a su funda interna de plástico.
- YoyoJam Dark Magic II: Uno de los modelos más míticos de la era moderna, ideal para trucos avanzados y rutinas de competición.
- Duncan Raptor y YoyoFactory Shutter: Modelos actuales de alto rendimiento, diseñados específicamente para el juego sin respuesta y la máxima exigencia técnica.
Mantenimiento y cuidado del yoyó: prolonga la vida de tu juguete
Aunque el yoyó parece indestructible, requiere ciertos cuidados para mantenerlo en perfectas condiciones y evitar problemas durante el juego. A continuación, algunos consejos imprescindibles:
- Limpieza: Utiliza agua tibia y un cepillo suave para retirar el polvo y la suciedad, especialmente en la zona del eje. No uses productos químicos agresivos.
- Lubricación: Aplica una gota de aceite específico en el eje o rodamiento cada pocas semanas para evitar el desgaste y asegurar la suavidad del giro.
- Revisión periódica: Inspecciona el yoyó buscando grietas, desperfectos en la cuerda o piezas sueltas. Cambia la cuerda con regularidad, ya que el desgaste puede afectar la seguridad y la facilidad de uso.
- Almacenamiento: Guarda tu yoyó en un lugar seco y alejado de fuentes de calor o humedad. Si no lo vas a usar durante un tiempo, retira la cuerda para evitar tensiones innecesarias en el eje.
Cómo elegir el yoyó perfecto según tu nivel y estilo
La elección del yoyó adecuado es crucial para disfrutar al máximo y progresar según tu habilidad. Aquí tienes algunas recomendaciones para acertar con tu compra:
- Si eres principiante, escoge un modelo responsive y de plástico con eje fijo o transaxle, de forma imperial o mariposa, que sea fácil de controlar y soporte los errores iniciales.
- Para jugadores intermedios que buscan nuevos retos, opta por un modelo híbrido o de rodamiento básico que permita practicar tanto trucos clásicos como rutinas más sofisticadas.
- Si eres avanzado, lo tuyo son los yoyós unresponsive de aluminio o materiales mixtos, con eje de rodamiento y perfiles optimizados para el estilo concreto que más te guste (1A, 2A, freehand, etc.).
- No te olvides de valorar el peso, el diámetro del cuerpo y el tipo de respuesta, factores clave para personalizar la experiencia a tu gusto.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/diversion-clasica-descubre-los-diferentes-tipos-de-yoyo-y-su-evolucion-en-el-juego/
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