

La historia de la batalla de Karbala, ocurrida el 10 de Muharam del año 680, marca un antes y un después en el Islam y en la configuración del Medio Oriente actual. En ese enfrentamiento, un pequeño grupo de seguidores liderados por Husáin ibn Ali, nieto del profeta Mahoma, fue derrotado por el ejército del califa Yazid I. Este evento no solo consolidó la división entre chiítas y sunitas, sino que también sentó las bases para las tensiones religiosas y políticas que todavía persisten en la región.
Desde entonces, se gestó un conflicto religioso que trasciende las creencias y se convierte en una lucha de poder por el liderazgo del mundo islámico. Los chiítas, que protestaron por la ejecución de Husáin, formaron su propio sector confesional defendiendo una interpretación estricta del Corán, en contraste con los sunitas, que siguen las tradiciones del profeta Mahoma según la Sunna. Esta división ha sido fuente de tensiones y conflictos, muchas veces evidenciados en el control de territorios y recursos.

En la actualidad, el panorama se complica aún más con la presencia de países que, aunque comparten una fe común, se enfrentan por la predominancia religiosa y política. Irán, como líder del sector shiíta, busca expandir su influencia, apoyando grupos como Hezbollah y Hamas, y extendiendo su poder en conflictos en diferentes frentes. Mientras tanto, las naciones sunitas, con Arabia Saudita a la cabeza, intentan afianzar su papel en el liderazgo regional, en un escenario en constante cambio marcado por alianzas, guerras y negociaciones diplomáticas.
Medio Oriente: tensiones religiosas entre shiítas y sunitas
El 10 de Muharam (mes de octubre en el Islam) del año 680 se libró un breve combate, entre un ejército enviado por Yazid I, califa de los Omeyas, y un pequeño grupo de familiares y seguidores que acompañaban a Husáin ibn Ali, nieto del profeta Mahoma e hijo de Alí, marido de Fátima (hija del profeta) en la ciudad de Karbala en Irak.
Con la derrota de Husáin y de la mayoría de los varones de su grupo, los seguidores formaron en su homenaje el Shiat Alí (partido de Alí). Surgen los shiítas, sector confesional islámico regido por el Corán en forma estricta, en contraposición al sultán Yasid I que comenzó a regir el Islam del momento, con el sector confesional islámico de los sunnitas, seguidores de la Sunna.
La Sunna también se rige por el Corán, pero interpreta las tradiciones del profeta Mahoma respecto de su libro sagrado. Surge la matloumiya, como la culpa entre sunitas y shiítas por la división de la fe religiosa islámica por la forma de diseminación de su fe, discusión que se mantiene hasta la actualidad.
La confesión sunita es mayoría, contando actualmente con un 80-85% de seguidores. A raíz de esa mayoría, la Liga de países Árabes y el Consejo de Cooperación de los Países del Golfo está regido por las principales petromonarquías de confesión sunita. No obstante ello, aún perdura la intención del sector shiíta de poder conducir los destinos religiosos del Islam. Tanto así que uno de los principales opositores a Arabia Saudita (sunita), como es Irán (shiíta), busca el predominio religioso sobre los países del Islam. Esa puja se deriva, tanto en acciones políticas como armadas que podrían evolucionar en una espiral de difícil retorno por los actores involucrados.

Respecto de acciones armadas, Irán utiliza a organizaciones terroristas tales como Hezbollah, Hamás y los Houtíes yemeníes para tal cometido, a fin de demostrar el poderío e influencia shiíta en el mundo islámico para lograr su conducción. Respecto de las acciones políticas, también países como Qatar (shiíta) y hasta hace poco Siria (cuando gobernaba Bashar Al-Assad -alawita-) buscaban que los shiítas se hicieran con la conducción religiosa islámica.
Acuerdos de Abraham y sus consecuencias en la región
El 15 de septiembre de 2020, en la Casa Blanca, se firma un acuerdo de paz entre los Emiratos Árabes Unidos (EAU) e Israel, denominado Acuerdos de Abraham, que había sido acordado el 13 de agosto de 2020. Tras firmar el acuerdo, los EAU son el tercer país árabe, después de Egipto en 1979 y Jordania en 1994, en firmar un acuerdo de paz con Israel, así como el primer país del Golfo Pérsico en hacerlo. El tratado normaliza las relaciones entre los dos países. Al mismo tiempo, Israel acordó suspender los planes para la anexión del Valle del Jordán.
Desde ese momento, Israel comienza a establecer relaciones con otros países islámicos y firmar los reconocimientos de los mismos hacia Tel Aviv (Bahréin, Sudán y Marruecos). Además, en los últimos meses del 2023, Arabia Saudí también había entablado negociaciones con el Gobierno israelí para seguir ese camino.
Al acelerarse las conversaciones a tal efecto, Hamás produce su ataque del 7 de octubre del 2023 y captura de rehenes en territorio israelí como forma de interrumpir esa nueva vinculación de Israel en el mundo islámico, desatando una espiral de violencia que ha involucrado no solo a terrorista palestinos, de la franja de Gaza, sino también a Hezbollah, en norte de Israel, en la Cisjordania y a los Houtíes, en el sur de la península Arábiga.
A partir de ese momento Medio Oriente vuelve a convulsionarse, dividiendo los apoyos y opiniones entre el proceder de ambos actores.
Estados Unidos y un nuevo Medio Oriente
En la semana que culminó el 16 de mayo de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, culminó en los EAU una gira por los países del Golfo Pérsico, que también lo llevó a Qatar y Arabia Saudita. El viaje de cuatro días terminó con varios acuerdos comerciales, incluido un plan de inversiones emiratíes por 400.000 millones de dólares en el sector energético estadounidense. Trump, en contra de lo supuesto por los israelíes, no pisó el territorio de su aliado en la región, Israel, y menos abordó las hostilidades en Gaza.

Esta nueva postura geopolítica norteamericana buscó apuntalar una nueva relación con las petromonarquías árabes, provocando que disminuya la influencia de Irán, volviéndose a considerar, solamente, a través de regular su potencial nuclear, para evitar su ingreso al club nuclear.
Por otra parte, marca un alejamiento del premier Netanyahu de Israel, en cuanto a su tozudez en la forma de finalizar el conflicto con Hamás, a fin de obtener de alguna forma la devolución, con o sin vida, de los rehenes capturados el 7 de octubre y la disminución del estado de guerra de la zona. La operación israelí, llamada “Carros de Gedeón” iniciada luego de la tregua con Hamás, sigue sin poder obtener el desarme total de la organización terrorista ni recuperar al resto de los rehenes capturados.
Como dato religioso adicional, se logra que el ancestral enfrentamiento confesional islámico entre sunitas y shiítas se convino ante la firma de acuerdos con un interés común. Tal el caso de los acuerdos firmados por estados islámicos de diferente confesión (Arabia saudita y EAU -sunita- y Qatar -shiíta-) para gerenciar junto con Egipto, en una relación vinculante, poder concluir con el desgaste producido por el conflicto en la franja de Gaza. La batalla de Karbala quedaba superada.
Más aún, la postura de Israel, hace suponer a EE. UU. y a sus nuevos compañeros de ruta que el problema para el fin de las hostilidades en Gaza no está en Hamás, sino en el propio premier Netanyahu. Un ejemplo de ello es que Estados Unidos tuvo que negociar directamente con Hamás para la liberación (12 de mayo pasado) de un soldado israelí-norteamericano, Edan Alexander, sin que tuviera el beneplácito del premier. Además, su postura al respecto le ha hecho dimitir a su anterior ministro de Defensa y a su jefe de Estado Mayor Conjunto, por no coincidir con la forma de rescatar a los rehenes restantes a través de finalizar las acciones armadas y retirar a las Fuerzas de defensa de Israel de la Franja de Gaza.

También esta nueva relación de EE. UU. con las petromonarquías hizo que Washington aceptará levantar sus sanciones sobre Siria, al tener un nuevo gobierno de mayoría sunita, no obstante estar dirigido por Ahmed Huseín al-Charaa (antiguo líder del frente Al Nusra durante la guerra civil en Siria, iniciada en 2011). Con su nombre de guerra, Abu Mohamed al-Golani, dirigió como emir al grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) de 2017 a 2025, que encabezó la revolución para derrocar al antiguo gobierno sirio de Al-Assad.
Siria deja de ser un condominio ruso-irani para evolucionar hacia una nueva relación turco-saudí.
Por su parte, Turquía también acusa los cambios al suspender sus ataques al Partido de los Trabajadores Kurdos -PKK-, los cuales, luego de la declaración de autodisolución, desistieron de seguir su lucha armada y tratar de integrarse políticamente. A partir de allí, Erdogan busca posesionarse de su Kurdistán, en el límite con Siria, para comenzar a explotar las reservas petrolíferas del lugar.
Como consecuencia de ello, EE. UU. retira sus tropas de la zona que protegían a los kurdos, por el acercamiento de Erdogan con Trump.
La geopolítica de Medio Oriente está provocando cambios impensados pocos años atrás. Las palabras del presidente Trump dan fe de ello al expresar que: “Las lecciones de EE. UU. a los países de Medio Oriente terminaron”, y que “las décadas de intervención norteamericana hicieron más daño que bien”.
Omar Locatelli
Fuente de esta noticia: https://defonline.com.ar/internacionales/la-batalla-de-karbala-y-el-nuevo-medio-oriente-un-conflicto-milenario-que-redefine-alianzas/
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