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El próximo domingo 8 de junio, el corazón de Bogotá latirá al ritmo de la esperanza. La emblemática Plaza de Bolívar acogerá el Concierto de la Esperanza: Latinoamérica Migrante Resiste, un evento cultural de proporciones históricas que, más allá de ser un espectáculo musical, se erige como una expresión de resistencia y solidaridad frente a una de las crisis más urgentes del continente: el éxodo forzado de millones de personas en busca de un futuro digno.
Organizado por RTVC, el sistema de medios públicos de Colombia, el evento se desarrollará durante más de diez horas continuas con entrada libre, y será transmitido en directo por Señal Colombia, Radio Nacional de Colombia, Radiónica y la plataforma RTVCPlay. A esta cobertura se suma Prensa Internacional Mercosur, que amplificará la señal a través de sus plataformas digitales para llevar el mensaje a todo el continente y sus diásporas.
El cartel del Concierto de la Esperanza es un mosaico de sonidos, lenguas y luchas que representan la diversidad cultural de América Latina. Desde las cuerdas andinas hasta los beats del hip hop, pasando por la potencia del rock y la cadencia caribeña, cada artista subirá al escenario no solo con su talento, sino también con un mensaje profundo de compromiso y conciencia social.
Uno de los invitados centrales será Miguel Tapia, miembro fundador de Los Prisioneros, banda chilena que marcó a generaciones durante los años más oscuros de la dictadura de Pinochet. Tapia, que ha consagrado su carrera a ponerle letra y sonido a las injusticias del continente, llega a Bogotá con un repertorio cargado de historia, emoción y rebeldía. “Vamos a recordar que las canciones no son solo para entretener. Son una forma de resistencia. Y hoy más que nunca, necesitamos cantar con conciencia”, afirma.
En una reciente conversación, Tapia evocó los tiempos en que Los Prisioneros eran vetados de las radios, cuando la censura y el miedo buscaban acallar una juventud que despertaba. Sin embargo, temas como El baile de los que sobran sobrevivieron, se multiplicaron y hoy, décadas después, siguen resonando en miles de gargantas. “Esa canción nació en Chile, pero habla de toda Latinoamérica. En Lima, en Quito, en Bogotá… los jóvenes siguen sobrándole al sistema. Por eso, cantar en esta ciudad es un acto de memoria, pero también un abrazo a todos los que luchan por un lugar en el mundo”.
Tapia también hizo una fuerte denuncia sobre el trato que reciben los migrantes en su tránsito hacia Estados Unidos. “Lo que vivimos es una forma moderna de dictadura. Se nos margina, se nos estigmatiza, y las políticas migratorias son cada vez más crueles. Este concierto es también para ellos: los que están en la ruta, los que se quedaron en el intento, los que siguen resistiendo”.
Junto a Tapia, el escenario de la Plaza de Bolívar recibirá a figuras emblemáticas de la música latinoamericana, como los chilenos Inti Illimani, la fuerza crítica y festiva de Bersuit Vergarabat, el son irresistible de Los Van Van de Cuba, el rock sinfónico de Mägo de Oz, y talentos que representan nuevas formas de decir y resistir: Apache, Alí A.K.A. Mind, Velandia y La Tigra, Motilonas RAP y Joseíto Oviedo, entre otros.
Este concierto no nace del vacío. Responde a un contexto continental en el que más de 43 millones de latinoamericanos han dejado sus países de origen, muchos forzados por la violencia, la pobreza, el cambio climático o la persecución política. En Colombia, que ha acogido a más de 2.8 millones de migrantes venezolanos, la migración ya no es un fenómeno ajeno: es parte del tejido social. La música, entonces, se convierte en lenguaje común, en puente, en refugio.
“El Concierto de la Esperanza busca visibilizar a quienes han sido desplazados, silenciados, criminalizados. La música tiene el poder de unir lo que la política fragmenta. Este no es solo un concierto, es un acto de amor continental”, afirman los organizadores.
Y es precisamente ese amor, esa resistencia alegre y ese anhelo de justicia lo que resonará este 8 de junio en Bogotá. Desde el empedrado de la Plaza de Bolívar hasta los dispositivos móviles de quienes lo seguirán desde cualquier lugar del mundo, Latinoamérica cantará con una sola voz. Una voz que no pide compasión, sino reconocimiento. Una voz que no conoce de fronteras, sino de caminos compartidos. Porque cuando un continente canta junto, la esperanza deja de ser promesa y se convierte en realidad.
carloscastaneda@prensamercosur.org
