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José David Castellanos, una de las figuras más resolutivas y propositivas de la política capitalina, vuelve al centro del escenario público con un mensaje que ha sacudido el debate nacional. Conocido por su temple sereno y su visión estructurada, Castellanos – hasta hace poco jefe de la Unidad de Gestión y Cumplimiento de Bogotá y hombre de confianza del alcalde Carlos Fernando Galán- se pronunció con claridad y firmeza frente a la denuncia que el mandatario interpuso contra el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la organización sindical más poderosa del país.
El origen de la controversia está en las declaraciones del líder sindical, quien reconoció su participación en la convocatoria de bloqueos al sistema TransMilenio durante recientes jornadas de protesta. Ante esta confesión, Galán acudió a los estrados judiciales, generando una ola de reacciones en todos los sectores: desde líderes sociales hasta analistas en derechos ciudadanos. Entre las voces que han aportado al debate con argumentos de fondo, resalta la de Castellanos.
“La administración de Bogotá tiene el deber de proteger los derechos de todos: tanto de quienes protestan como de quienes no lo hacen”, afirmó, con una frase que trasciende lo local y se instala con fuerza en el debate nacional. Con tono respetuoso pero contundente, exigió al Gobierno nacional y al ministro del Trabajo definir con claridad su postura frente a los bloqueos prolongados que, en sus palabras, “afectan el corazón funcional de la capital”.
Y lanzó una advertencia que no pasó desapercibida: “Si el Gobierno está de acuerdo con bloqueos que duran hasta ocho horas, el alcalde Galán está en serias dificultades para garantizar los derechos de la población que no se está manifestando”. Su mensaje apunta a un tema tan sensible como urgente: la protesta es un derecho fundamental en democracia, pero no puede degenerar en el colapso de la movilidad ni en un castigo colectivo.
Más que una crítica, su mensaje es una alerta: la protesta social debe respetarse, pero también debe tener límites razonables para no convertirse en un atropello a los derechos de millones. “No puede ser que para una sola convocatoria en la Plaza de Bolívar se vean afectados hasta diez puntos neurálgicos de la ciudad”, recalcó.
Castellanos habla con la autoridad que le otorga una trayectoria sólida: desde sus inicios en el Consejo Local de Juventud hasta ser reconocido como el mejor concejal de Bogotá en 2018. Fundador del Centro de Pensamiento Pioneros, ha cultivado un liderazgo técnico con enfoque social, respaldado por estudios en alta gerencia y gerencia empresarial, y más de dos décadas de experiencia en el sector público y privado.
Como jefe de la Unidad de Gestión y Cumplimiento, asumió el desafío de convertir los grandes proyectos de ciudad en resultados tangibles. “Será con hechos y realidades que le devolveremos la esperanza a los colombianos”, dijo al asumir ese encargo. Hoy, tras su renuncia, reitera que su salida no es un adiós, sino una transición hacia nuevos escenarios. “Asumo este nuevo reto profesional con la enorme ilusión de seguir sirviéndole al país. En su oportunidad le expresó al alcalde : ¡Gracias, alcalde, por su confianza! Vamos a hacer viable esa ciudad por la que tanto hemos batallado. Ahora es momento de pensar también en Colombia”.
En un país que clama por liderazgos sensatos, técnicos y comprometidos, la figura de José David Castellanos empieza a perfilarse con fuerza en el panorama nacional. Su paso por la administración distrital deja huella, pero también proyecta un futuro político en el que su carácter, experiencia y visión pueden tener un alcance mucho mayor.
En medio de una polarización creciente, donde los extremos parecen cerrarle la puerta al diálogo, Castellanos plantea una postura de equilibrio: defensa firme de los derechos ciudadanos sin desconocer la legitimidad de la protesta. Su voz, sin estridencias, vuelve a recordarle al país que gobernar también es saber conciliar libertades con deberes.
En tiempos donde Colombia necesita líderes que unan y no dividan, José David Castellanos emerge como un referente posible: un político técnico, pero profundamente humano; firme, pero abierto al diálogo; reformista, pero con los pies en la realidad. En Bogotá, su palabra ya resuena más allá del despacho. Y, quizás, más allá de la ciudad.
carloscastaneda@prensamercour.org
