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Una tormenta política y social se desató este fin de semana en Colombia tras la aprobación de una ponencia mayoritaria en la Comisión Cuarta del Senado que, en lugar de avanzar hacia la protección de los derechos laborales, desmonta el núcleo de la reforma impulsada por el Gobierno nacional. Las principales centrales obreras del país —la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Confederación General del Trabajo (CGT)— junto al presidente Gustavo Petro, alzaron la voz con fuerza para denunciar lo que consideran una traición al pueblo trabajador y una rendición vergonzosa del Congreso ante los intereses del gran empresariado.
El texto aprobado en tercer debate introduce una serie de modificaciones que desfiguran completamente el proyecto original. Lejos de ampliar derechos y dignificar las condiciones laborales, la ponencia favorece abiertamente al poder económico, excluyendo de beneficios esenciales a millones de trabajadores. El recargo nocturno, por ejemplo, solo será obligatorio para empresas grandes, dejando por fuera a las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes), donde se concentra cerca del 80% del empleo nacional. “Una discriminación legalizada”, han sentenciado los sindicatos.
Pero el daño no se detiene ahí. La ponencia impone una peligrosa regresión al suprimir la obligación de pagar el 100% del recargo por trabajo en domingo y reducirlo al 75% en días festivos. Además, elimina figuras clave como la protección al trabajo familiar y comunitario, los derechos de los transportadores, la licencia de paternidad, y hasta las licencias por incapacidades menstruales y citas médicas programadas. El contrato de aprendizaje pierde su carácter laboral y, como si fuera poco, se abre la puerta a contratos a término fijo de hasta cinco años, en un golpe directo a la estabilidad en el empleo.
Frente a este escenario, tanto la CUT como la CGT han declarado su ruptura con el proceso legislativo en curso. En un pronunciamiento conjunto, anunciaron el retiro total de su apoyo a la reforma en las condiciones actuales y acusaron a la mayoría de senadores de actuar como voceros del capital y no del pueblo. “Están legislando para los intereses de la oligarquía económica y en contra del pueblo trabajador. Esta ponencia no es una reforma, es una traición”, afirmó un vocero sindical.
El presidente Gustavo Petro también fue categórico. En una declaración pública, denunció lo que denominó “una demolición de derechos laborales”. “Así están acabando la reforma laboral. En la Comisión IV del Senado, bajo la dirección de Angélica Lozano, excluyen al 80% de los trabajadores del recargo nocturno, eliminan el pago por trabajo en festivos, niegan el contrato laboral indefinido a los jóvenes y borran derechos conquistados por las mujeres. Es toda una contrarreforma”, expresó el mandatario, visiblemente indignado.

Dos lideres: Presidente de la CUT Fabio Arias y de la CGT Percy Oyola
Los sindicatos han dejado claro que el camino de los trabajadores no termina en el Congreso. “Si el poder legislativo cede al chantaje empresarial, el pueblo tiene derecho a decidir en las urnas. La consulta popular es el único camino legítimo para blindar los derechos de millones que hoy son ignorados”, afirmaron desde la CUT. La propuesta de una consulta nacional empieza a tomar fuerza entre organizaciones sociales, colectivos de trabajadores informales y plataformas ciudadanas, que advierten que no permitirán que se legisle a espaldas del país real.
La reforma laboral, concebida para reparar décadas de inequidad, para formalizar a millones de trabajadores y equilibrar la relación entre capital y trabajo, ha sido gravemente desnaturalizada. Lo que debía ser una herramienta de justicia social se ha convertido, según sus críticos, en una pieza legislativa al servicio de las élites económicas. Y mientras en el Senado algunos celebran, en las calles empieza a gestarse una nueva movilización nacional.
Colombia asiste a un momento decisivo. No solo está en juego una reforma. Está en juego el modelo de país que se quiere construir: uno que proteja a su gente o uno que sacrifique a sus trabajadores en el altar del lucro empresarial.
carloscastaneda@prensaamercosur.org
