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Desde su cargo como ministro de Minas y Energía, Edwin Palma lanza una denuncia que resuena con fuerza en todo el Caribe colombiano: millones de ciudadanos siguen pagando cada mes una deuda que no les pertenece, una carga heredada del gobierno de Iván Duque y legitimada en su momento con el silencio de muchos, entre ellos, el senador Efraín Cepeda y su hijo, vinculado al sector empresarial energético en la región.
La advertencia de Palma no es menor. En su mensaje, recuerda que la llamada opción tarifaria, creada durante la pandemia, no fue un alivio para las familias humildes del Caribe. Fue una decisión política que trasladó la responsabilidad financiera del Estado a los bolsillos de los usuarios. Mientras se destinaban billones de pesos al rescate de grandes empresas, los ciudadanos quedaron condenados a pagar, en cuotas mensuales disfrazadas en su factura de energía, una deuda que nunca pidieron.
«Alguna vez escuché al exministro Amylkar Acosta decir -con razón- que Duque había aplicado un doble rasero en pandemia: billones para los grandes empresarios, facturas impagables para los usuarios», recuerda Palma, retomando una denuncia que sigue vigente.
Lo más alarmante, señala el ministro, es la inacción política ante esta situación. Empresas como Aire Energía, que opera en manos privadas, incluso prestaron dinero al sector público y privado sin que ese dinero haya sido devuelto. Frente a eso, pregunta Palma con fuerza: «¿Ha dicho algo la bancada legislativa del Caribe? ¿Ha dicho algo el senador Cepeda o su hijo? No. Porque ellos fueron parte de esa historia».
El ministro no se queda en la crítica. Desde su equipo, se presentó un proyecto de ley para reducir la carga de la opción tarifaria, haciendo pública la deuda y proponiendo un esquema en el que los sectores de mayores ingresos —como él mismo— subsidien a los más pobres. La iniciativa fue hundida, y con un dejo de indignación, Palma señala que fue el propio senador Cepeda quien se enorgulleció públicamente de su hundimiento.

Aún así, anuncia: “Lo volveremos a presentar el 20 de julio. Porque creemos en una transición energética justa, pero también en una justicia tarifaria inmediata”.
El llamado del ministro va más allá del plano técnico. Es un llamado ético y político. «¿Qué han propuesto los congresistas del Caribe sobre este tema? Nada. ¿Qué ha dicho el sector empresarial que dirige el hijo del senador Cepeda? Nada. Son felices viendo a su propio pueblo sufrir», sentencia.
En el Caribe, donde la factura de energía se ha convertido en símbolo de exclusión, las palabras de Palma han sido recibidas con un eco profundo. En redes sociales, líderes comunitarios y ciudadanos comunes hablan de levantar un mural en Barranquilla con los nombres y rostros de quienes, por acción u omisión, permitieron que esta deuda injusta se perpetuara.
En una región históricamente marginada, la opción tarifaria no es solo un tema económico. Es un símbolo de desigualdad estructural. Y el silencio de sus líderes, una herida abierta.
Con esta intervención, Edwin Palma no solo asume su rol como ministro. Asume una postura de memoria, de reclamo y de acción. Una postura que contrasta con la indiferencia de quienes deberían estar, por mandato, del lado del pueblo. El próximo debate no será solo legislativo. Será moral. Y el Caribe está mirando.
carloscastaneda@prensamercosur.org
