

Imagen Vicepresidencia de Colombia
La Vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, llegó este martes al corazón del barrio Los Lagos, en el oriente de Cali, apenas 48 horas después de que un ataque con explosivos sacudiera a esta comunidad, dejando nueve heridos, entre ellos tres niños. Su presencia, en una zona históricamente golpeada por la pobreza y la violencia, fue un gesto contundente: el Estado no dará la espalda a las víctimas ni cederá un solo centímetro al terror.
“Estoy aquí para decirles a las familias de Los Lagos que no están solas”, declaró Márquez, visiblemente conmovida tras recorrer las calles del distrito de Aguablanca, donde el atentado dejó viviendas destruidas y un dolor que aún flota en el aire. “Rechazo con toda firmeza estos actos terroristas que atentan contra la vida y la dignidad. Esto no puede seguir siendo parte del paisaje cotidiano de nuestros barrios”.
La alta funcionaria anunció una ofensiva institucional para brindar atención inmediata a las víctimas y restaurar la confianza de la comunidad. Ordenó a la Unidad para las Víctimas, al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y a Prosperidad Social articular con la Alcaldía de Cali y la Personería Distrital una ruta de atención integral, que combine asistencia humanitaria urgente con inversión social focalizada.
Pero su mensaje fue más allá de la emergencia. Márquez reiteró la necesidad de transformar estructuralmente a las regiones más vulnerables del país, y en especial al suroccidente colombiano. En ese sentido, reveló que el gobierno fortalecerá el programa “Laboratorio de Paz” en la zona, con una apuesta ambiciosa por abrir las puertas de la educación superior a los jóvenes de Los Lagos y otros barrios del oriente de Cali.

“El oriente de Cali no puede ser territorio de nadie. Esta comunidad merece más que sobreviviendo entre el miedo y la exclusión. Merece vivir con dignidad”, afirmó.
Por su parte, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, se sumó al llamado, anunciando un refuerzo en las acciones de inteligencia y prevención para garantizar la seguridad de la región. La estrategia busca frenar la expansión de grupos armados ilegales y estructuras criminales que, desde hace años, siembran terror en los márgenes urbanos del país.
El ataque del domingo no solo encendió las alarmas en Cali, sino que también dejó al descubierto una verdad incómoda: que la paz aún no ha llegado a muchos rincones de Colombia donde la desesperanza sigue siendo el caldo de cultivo para la violencia. Con su visita, Márquez no solo condenó lo ocurrido, sino que también intentó abrir una grieta de esperanza.
“Estamos aquí para sanar, pero también para construir. Cali no será rehén del miedo”, concluyó.
carloscastaneda@prensamercosur.org
