

Luis de la Hoz Ex Cónsul de Colombia en Uruguay , con el presidente de Colombia Gustavo Petro- Imagen Cortesía
En tiempos de diplomacia impersonal, donde la gestión consular suele limitarse a lo administrativo, un nombre ha irrumpido con fuerza para recordar que el servicio exterior también puede ser profundamente humano, transformador y trascendente. Se trata de Luis de La Hoz, quien hasta el pasado 30 de abril ejerció como Cónsul General de Colombia en Uruguay y cuyo legado ha sido calificado por múltiples voces como ejemplar dentro del cuerpo diplomático latinoamericano.
Desde su llegada a Montevideo el 10 de abril de 2023, De La Hoz asumió su misión con una claridad inusual: no solo representar al Estado colombiano, sino reconectar a una diáspora olvidada, tender puentes, amplificar voces y dignificar las historias de quienes un día dejaron su tierra en busca de un nuevo comienzo. Su estilo, cercano pero firme, visionario pero pragmático, lo convirtió rápidamente en una figura admirada tanto por su comunidad como por sus pares diplomáticos.
«No vine a administrar un edificio. Vine a estar con la gente, a caminar con ellos, a escucharlos donde viven, donde sueñan, donde duelen», expresó De La Hoz en diálogo con este medio, al hacer un balance de su gestión. Y lo cumplió: en poco más de un año, su labor transformó la percepción del consulado colombiano en Uruguay, convirtiéndolo en un centro de acogida, desarrollo, cultura y defensa de derechos humanos.
La comunidad colombiana en Uruguay es diversa y creciente. Hoy se calcula que supera los 3.000 miembros, entre registrados y no registrados oficialmente. De La Hoz entendió desde el primer momento que muchos vivían en los márgenes de la institucionalidad. Por eso, rompió los esquemas tradicionales y llevó el consulado a los barrios, a las universidades, a los centros de detención, a las ferias populares, y, sobre todo, al corazón de la gente.
Organizó los Sábados Consulares, que acercaron trámites esenciales a cientos de personas cada mes. Fundó espacios de impulso empresarial como el Primer Encuentro de Emprendimiento Colombiano y el Café de Negocios, donde la comunidad no solo aprendía a emprender, sino también a confiar en su propio potencial. Abrazó la causa de las víctimas del conflicto armado con el programa Bitácoras de Narrativas, que ofreció contención emocional, resiliencia y reconstrucción personal. Y siempre estuvo presente, incluso en los momentos más sensibles: desde los estadios de fútbol hasta los centros penitenciarios, su presencia era sinónimo de respaldo.

Ex Cónsul Luis de la Hoz, con el hoy presidente de Uruguay Yamandú Orsi
En el plano cultural, su huella también fue profunda. Hizo ondear la bandera colombiana con orgullo en festivales internacionales, impulsó la moda sostenible con sello nacional, y llevó el teatro, la música y la alegría colombiana a escenarios uruguayos, proyectando una Colombia vibrante, plural y llena de talento. En cada acto, reafirmaba una convicción: que la diplomacia también se ejerce con identidad, con empatía y con sentido de pertenencia.
Uno de los aspectos más elogiados de su gestión fue el enfoque integral de derechos humanos. Implementó una agenda seria de atención a connacionales en situación de vulnerabilidad, desde orientación legal y apoyo psicosocial hasta asistencia humanitaria directa. Visitó regularmente a los colombianos detenidos en Uruguay para garantizarles condiciones dignas y el acompañamiento que el Estado debe ofrecerles. No los olvidó, como tampoco olvidó a las familias sin recursos, a los jóvenes migrantes o a los nuevos emprendedores.
Su visión de “consulado en movimiento” quedó plasmada en cada jornada mensual, donde los servicios llegaban a donde más se necesitaban. No esperó a que la comunidad viniera: él fue hacia ella. Con ello, construyó una nueva narrativa de la diplomacia colombiana, centrada en el ser humano, en la escucha activa y en la corresponsabilidad social.
Tras culminar su gestión, De La Hoz regresó a Colombia y se encuentra a disposición del presidente Gustavo Petro. Su futuro es incierto, pero la expectativa es grande: no solo por el prestigio ganado, sino porque ha demostrado que otra forma de representar a un país es posible, necesaria y urgente.
Queda pendiente la realización de la Feria de Servicios Colombia Nos Une, proyecto ya aprobado que busca brindar orientación institucional, educativa y laboral a los colombianos en Uruguay. Pero incluso eso, como él mismo reconoce, será parte del legado que otros continuarán. “Este ha sido un trabajo colectivo, tejido con afecto, compromiso y voluntad de servicio. Me voy con el corazón lleno, pero sigo con la vocación intacta”.
Hoy, Luis de La Hoz no solo es recordado como un cónsul eficaz. Es visto como un constructor de comunidad, un embajador del alma colombiana y un modelo de lo que debería ser el servicio exterior en el siglo XXI. Su paso por Uruguay no fue el de un diplomático más. Fue el de un líder que humanizó la representación, dignificó la migración y dejó encendida una luz que muchos ya consideran histórica.
carlos castaneda@prensamercosur.org
