

Imagen Cancillería de Colombia
En un gesto que resuena más allá de los muros del Vaticano y que evoca los momentos clave del diálogo entre la política y la fe, el Papa León XIV recibirá este lunes 19 de mayo, a las 10:30 de la mañana (hora local), al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en una audiencia privada que marcará uno de los primeros encuentros bilaterales del pontífice con un jefe de Estado desde su reciente elección.
La reunión —de alto valor simbólico y diplomático— representa mucho más que un apretón de manos en el corazón del catolicismo mundial. Es la señal de un nuevo capítulo en la relación entre Colombia y la Santa Sede, cimentado sobre temas fundamentales para ambos líderes: la paz, la justicia social, la reconciliación nacional y el rol de la espiritualidad en sociedades fragmentadas por décadas de conflicto.
El presidente Petro llegará al Vaticano con una carta personal de invitación para que Su Santidad visite Colombia. Pero ese gesto protocolario encierra una intención más profunda: acercar al pontífice al proceso histórico que vive el país suramericano en su búsqueda de una paz duradera, en un momento en que el mundo necesita con urgencia ejemplos de superación del odio y la violencia mediante el diálogo y la inclusión. El Papa León XIV, aún en los primeros días de su pontificado, ha despertado expectativas por su enfoque humanista y su discurso renovador, que lo han perfilado como una figura con sensibilidad por las periferias y los pueblos que claman justicia. En ese sentido, Colombia —una nación que ha conocido el dolor de la guerra, pero también la fuerza de la esperanza— aparece como un interlocutor natural para un pontificado que ha dejado entrever que la fe sin compromiso social es insuficiente.

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La gestión que ha hecho posible esta audiencia privada ha sido impulsada por la canciller colombiana Laura Sarabia, quien, con el respaldo del cuerpo diplomático de su país, ha venido construyendo una estrategia exterior en la que Colombia no solo participa de los grandes debates globales, sino que propone soluciones y puentes. Este encuentro, logrado en un contexto de alta sensibilidad en la agenda vaticana, no solo valida la eficacia de esa estrategia: también proyecta a Colombia como un referente de diplomacia transformadora en América Latina.
En los círculos vaticanos se interpreta la presencia de Petro como una señal del interés del nuevo Papa en América Latina, una región que sigue siendo mayoritariamente católica pero que enfrenta profundos desafíos sociales, económicos y éticos. La posibilidad de una futura visita papal a Colombia, planteada por el propio presidente en la carta que entregará a Su Santidad, sería leída como una reafirmación del compromiso de la Iglesia con los pueblos que han luchado por sobrevivir, reconciliarse y avanzar.
Aunque los detalles de la conversación permanecerán bajo el carácter reservado que suele acompañar estos encuentros, es esperable que el intercambio aborde asuntos delicados como la protección del medio ambiente —una causa que Petro ha promovido a nivel internacional—, el papel de la Iglesia en las zonas rurales afectadas por la violencia, y el rol de la fe en la construcción de una cultura del perdón.
Apenas unas semanas después de la elección del Papa León XIV, este encuentro se convierte en una de las primeras señales de cómo podría configurarse su relación con América Latina. Colombia, con su historia de conflicto, su presente en transformación y su proyección como país constructor de paz, ofrece un caso singular y urgente para el interés pastoral y geopolítico del Vaticano.
El abrazo entre Petro y León XIV, en ese contexto, no será solo el saludo entre un líder político y un líder espiritual: será un gesto cargado de historia, de futuro y de una silenciosa promesa de acompañamiento mutuo en la tarea más compleja de todas: sanar.
carloscastaneda@prensamercosur.org
