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En un gesto que sacude el panorama político colombiano y resuena más allá de sus fronteras, la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, presentó su renuncia irrevocable al cargo que ostentaba desde julio de 2024. La dimisión, efectiva a partir del próximo 1 de junio, fue comunicada a través de una carta dirigida al presidente Gustavo Petro, en la que la jurista denunció intentos recientes de injerencia en las decisiones del ministerio.
Sin apuntar responsables ni dar nombres, Buitrago fue contundente: terceras personas, movidas por intereses ajenos a la justicia, estarían intentando alterar el rumbo de una cartera históricamente asediada por tensiones políticas. “No sé quiénes y con qué intereses están haciendo y/o tomando estas decisiones”, escribió la ministra, al tiempo que reafirmó su compromiso con una gestión independiente, guiada por principios de equidad, transparencia y rectitud.
El anuncio se produjo este jueves 15 de mayo y ha generado una ola de reacciones en distintos sectores del país. No se trata solo de una salida más en el gabinete: es la renuncia de una figura con sólida autoridad moral y un historial de lucha por los derechos humanos. Buitrago formó parte del equipo que investigó algunos de los casos más graves de violaciones a los derechos fundamentales en Colombia, y su paso por el Ministerio fue leído desde el principio como una apuesta por la justicia con enfoque humano.

Carta de renuncia de la ministra de Justicia Foto: Suministrada
“Hoy he decidido dar un paso al costado, a pesar de ser feliz en este cargo”, confesó Buitrago en su carta, escrita con tono mesurado pero firme. En el texto también lamentó las restricciones presupuestales que limitaron el alcance de proyectos orientados a la dignidad carcelaria, la justicia comunitaria y la defensa de los derechos humanos. “Me enorgullece el trabajo realizado”, expresó, haciendo un reconocimiento al equipo que, bajo su liderazgo, impulsó iniciativas a pesar de las adversidades.
Consciente de la responsabilidad que implica su salida, Buitrago ofreció su plena disposición para garantizar una transición institucional ordenada. Su despedida no fue solo administrativa: dejó un llamado ético y un deseo urgente de paz para el país. “Muchas personas han muerto por ello y más lo harán si no se concreta”, advirtió con crudeza.
Hasta el cierre de esta edición, la Casa de Nariño no ha emitido un pronunciamiento oficial ni ha confirmado quién asumirá el liderazgo del Ministerio de Justicia. La renuncia de Buitrago, a menos de un año de haber sido nombrada, abre un nuevo capítulo en la ya compleja narrativa del gobierno Petro y pone sobre la mesa una advertencia que no debería pasar desapercibida: cuando la independencia de la justicia es puesta en entredicho, incluso los más comprometidos deben alzar la voz. O dar un paso al costado.
carloscastaneda@prensamercosur.org
