La homofobia

Los seres humanos tenemos la predisposición de clasificar a las personas en sexo, raza, condición social, es decir, decimos que es hombre o mujer, rico o pobre, indio, negro o blanco para establecer posiciones, categorizaciones y clasificaciones claras tradicionales e históricas sobre la sociedad. Sin embargo, esa casta social siempre tuvo aristas, no podemos ver la vida bajo la lupa de dos colores, el negro o el blanco. Un ejemplo claro es la homofobia una discriminación, miedo y hasta ignorancia basada en prejuicios sociales sobre lo que algunos consideran que es correcto y lo que no lo es.

En este siglo, hay personas que penalizan y castigan a sus semejantes por sentir y pensar de una forma diferente. Es el odio y la falta de aceptación a personas que no se ajustan a roles de género tradicionales y que se creen superiores al resto de la especie humana. 

Hay países que criminalizan orientaciones sexuales o identidades de género diferentes: Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Nigeria, Uganda y Yemen contemplan la pena de muerte como castigo para este tipo de relaciones. 

En África, países como Camerún, Kenia, Senegal, Tanzania y Uganda, las personas LGBTI sufren abusos y todo tipo de discriminaciones considerando su conducta como inmoral.

En Asia, naciones como Indonesia o Malasia se suman a todo tipo de hostigamientos y violencia de género por preferencias sexuales no tradicionales.

En América, Brasil sigue siendo el país más mortífero para las personas trans. Argentina mantiene a través de su jefe de Estado una política en contra de la diversidad sexual. 

EEUU ha vulnerado derechos, retirando a los transgéneros del ejército y de las escuelas, del mismo modo, estableciendo antiguas categorizaciones sobre el sexo biológico en los pasaportes, sin contar que muchas empresas han aplicado ciertas medidas “correctivas” debido a la presión de los grupos conservadores y el regreso de Trump como presidente. 

En fin, un retroceso para las conquistas y derechos sociales, eliminando políticas públicas que reconocían identidades de géneros diversos y programas de inclusión que estaban en marcha por años. En estos países las discriminaciones, agresiones físicas y las legislaciones prejuiciadas se convierten en estereotipos y discursos de odio, que se perpetúan a través de los años y de las generaciones. 

No podemos criminalizar la diversidad sexual, tampoco considerar que son enfermedades mentales, o que nuestro comportamiento y acciones hetero son mejores que las de una persona bise o trans. Tampoco es ético discriminar a una persona por sentir o pensar diferente.

Este 17 de mayo se celebra el Día Nacional de la Lucha Contra la Homofobia. Lo que nos lleva a entender que los derechos humanos son universales. Son ciudadanos con plenos derechos. Si bien es cierto que es un tema que genera controversia y debate, también debemos aprender y educarnos socialmente, respetar preferencias y orientaciones y dejar a un lado los prejuicios. No podemos ser portadores de violencia. 

Aprender que no podemos restaurar los valores tradiciones, es por ello, que dejemos de lado estos constructos sociales y terminemos de aceptar esa diversidad que existe, que decidió ser diferente. Dejemos de juzgar

Somos sociedades cada vez más modernas y debemos mantener la conexión humana.

Aceptemos la metamorfosis…

Por Madeleine Martins Da Silva