

En los últimos años, la aparición de estas serpientes venenosas se ha vuelto cada vez más frecuente en las zonas urbanas de Uruguay: ¿A qué se debe este incremento?
En los últimos años, se han reportado avistamientos de víboras cruceras (Bothrops alternatus) en áreas urbanas de Montevideo, como Malvín y Playa Ramirez, generando preocupación entre los residentes.
Los expertos intentan dilucidar las posibles razones detrás de este fenómeno, qué sabemos y qué debemos saber de la especie, y ayudar a la ciudadanía con información sobre las acciones recomendadas ante un encuentro o una mordedura.
Aunque no hay datos oficiales que confirmen un aumento significativo en la población de víboras cruceras en Montevideo, los incidentes recientes sugieren una mayor presencia en áreas urbanas.
Alejandro Crampet, veterinario especialista en reptiles, explican que estas serpientes pueden llegar a las playas montevideanas a través de camalotes, masas flotantes de vegetación arrastradas por las aguas del Río Uruguay hasta el Río de la Plata: incluso podrían venir desde Argentina flotando por el cauce.
Esto ocurre especialmente en épocas de calor, como durante el “veranillo” en otoño, cuando la actividad de los reptiles aumenta debido a las temperaturas elevadas. Estos factores, combinados con la capacidad de la crucera para adaptarse a entornos semiurbanos, podrían explicar los avistamientos en áreas donde no tienen población estable, como ramblas y playas.
Por ejemplo, se ha observado que estas serpientes se refugian en huecos dejados por ratas y ratones en los muros de las ramblas, donde también encuentran alimento.
La víbora crucera: conozcamos la especie y sus riesgos
La víbora crucera, o Bothrops alternatus, es una serpiente venenosa nativa de América del Sur, incluyendo Uruguay, y es una de las especies más comunes en el país.
Puede medir entre 25 y 150 cm, con un dorso pardo grisáceo y manchas oscuras en forma de “C” o “tubos de teléfono” a lo largo de los flancos.
Habita principalmente en zonas húmedas como bañados, márgenes de ríos y áreas pedregosas, pero también se adapta a entornos modificados por humanos, como plantaciones y áreas semiurbanas.
Es responsable de la mayoría de los casos de mordeduras de serpientes venenosas en Uruguay, con un promedio de 60 casos notificados anualmente, y de los 143 casos reportados entre 2020 y 2022.
La ONG Alternatus Uruguay se encarga de rescatar y liberar en la naturaleza, y recibe donaciones porque los costos de cada operativo de rescate son altos. Puedes donar ingresando a este enlace (click aquí).
Qué hacer ante un encuentro y mordeduras
Ante un encuentro con una víbora crucera, lo más importante es mantener la calma y no intentar capturarla o matarla, ya que esto aumenta el riesgo de mordedura. Se recomienda mantener una distancia segura y, si es posible, contactar a las autoridades locales o servicios de rescate de animales para que manejen la situación.
Expertos como Crampet advierten que estas serpientes no suelen atacar a menos que se sientan amenazadas, y su presencia es beneficiosa para controlar poblaciones de roedores, ayudando a prevenir enfermedades como el hantavirus.
Se sugiere particular cuidado en áreas con pastizales altos, especialmente de noche, y usar herramientas al manipular madera o desbrozar, para evitar contacto directo. En caso de ser mordido por una víbora crucera, es vital buscar atención médica de inmediato, ya que el tiempo es crítico para evitar complicaciones graves.
En Uruguay, el suero antiofídico está disponible en 34 servicios de salud distribuidos en 18 departamentos, incluyendo el Hospital de Clínicas en Montevideo, aunque no en Canelones.
Es importante no aplicar torniquetes, hielo, queroseno, barro u otros tratamientos caseros, ya que pueden empeorar la situación. Los síntomas comunes incluyen dolor intenso, hinchazón, y en casos graves, fallas renales o cardíacas.
La clave está en llegar a un centro médico dentro de las primeras horas, y en Uruguay, la accesibilidad a estos servicios reduce significativamente el riesgo de muerte.
