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La desaparición de Tatiana Hernández, una joven estudiante de medicina en Cartagena, ha encendido las alarmas de las autoridades y conmovido a toda una ciudad que clama por su pronta aparición. Ante la creciente preocupación, la Procuraduría General de la Nación ha solicitado de manera formal un informe exhaustivo sobre las acciones adelantadas por la Alcaldía Distrital y la Policía Metropolitana para esclarecer su paradero.
Tatiana fue vista por última vez el pasado domingo 13 de abril en los espolones frente al Parque de La Marina, en el tradicional sector de Bocagrande. Desde entonces, su ausencia ha dejado un vacío profundo entre sus seres queridos y ha desatado una movilización social que exige respuestas claras y resultados inmediatos.
En el marco de una actuación preventiva, la Procuraduría Provincial de Instrucción de Cartagena requirió al alcalde Dumek Turbay un reporte detallado de las medidas adoptadas desde el momento en que se reportó la desaparición. La entidad busca acompañar de manera permanente las gestiones de búsqueda, velando porque cada paso dado esté guiado por la urgencia, el respeto a los derechos humanos y la efectividad de las acciones institucionales. Además de la información sobre las estrategias de búsqueda, el Ministerio Público pidió un balance sobre las medidas de apoyo psicológico, jurídico y social que se estén brindando a la familia de la joven, quienes enfrentan momentos de profunda angustia y desesperación. Para ellos, cada día sin noticias de Tatiana es una herida abierta que exige ser atendida con sensibilidad y compromiso real.
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La misma comunicación fue dirigida al comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena, coronel Gélver Peña, con el propósito de coordinar una respuesta articulada entre las autoridades civiles y policiales. El Ministerio Público enfatizó en la necesidad de mantener todos los esfuerzos posibles activos, sin descanso, hasta lograr ubicar a Tatiana y brindar tranquilidad a su familia y a la ciudadanía.
La desaparición de Tatiana Hernández no solo representa un drama personal, sino también un desafío para las instituciones locales, llamadas a actuar con celeridad y transparencia. Cartagena entera espera que las acciones emprendidas no se pierdan en la burocracia, sino que den resultados concretos que devuelvan la esperanza a una familia que hoy vive la más amarga de las incertidumbres.
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