

El 21 de abril, cuando se celebraba la Semana Mayor del catolicismo o Semana Santa, donde el mundo católico, se postra en oraciones, realizan caminatas extensas en procesiones, donde los sacerdotes de cada país, ciudad o pueblo evocan a la paz, a la reconciliación con el creador, a tener empatía, a ser solidarios, a ser más humanos ¡Él nos dejó!, nos dijo adiós a todos, y el cielo se vistió de paz y la tierra lloró su partida.
El Papa Francisco, ha muerto y dejó más que un legado, más que una oración, nos enseñó que la opulencia en “El Vaticano”, no es necesaria; que los lujos no son vitales, nos enseñó que estaba para guiarnos, para orar para ayudar al descarriado, al desorientado, al que estaba sin rumbo, y nos regresaba a nuestros caminos con el creador.
Fue a lugares donde nadie más lo hizo, donde estaban aquellos que infundían el miedo y la guerra, y el llevó el estandarte con banderas blancas, con oraciones y actitudes de un gran representante de Dios, y se postraron ante él, en el 2014 su sello su legado, su amor por la humanidad, su visita al medio oriente, donde visitó templos, mezquitas, esos lugares sagrados donde el planeta escuchó sus mensajes:
El Papa dio un alto a su discurso para pedir a cristianos, judíos y musulmanes a “amarnos como hermanos”.
“Que aprendamos a comprender el sufrimiento ajeno”. “Que nadie abuse del nombre de Dios mediante la violencia” acotó.

Y al final de su visita en el “Muro de los Lamentos” el Papa Francisco abrazó a dos amigos cercanos de Argentina: el imán Omar Abboud y el rabino Abraham Skorka.
Dejó un mundo con más fieles, creyendo en un Dios, un ser que nos guía, y nos da fortaleza, nos da lecciones de vida, que hay una deidad omnipotente que nos guía y el seguirá protegiendo al ser humano, ese Dios que ahora estará a su lado, agradeciéndole todo lo bueno que hizo en la tierra.
Su visión y sus mensajes, las llevó a 47 países que visitó en su pontificado y no solo a aquellos donde imperaba el catolicismo, no, visitó países de cualquier doctrina religiosa, esa fe inquebrantable eran sus escudos, sus mensajes fueron dejados en 10 países africanos, 22 asiáticos, 23 europeos, 12 en Latinoamérica.
Otra de sus legados, después de polémicos sucesos, en su visita a Chile, marcó un compromiso con los DDHH, al no permitir impunidad a los sacerdotes en casos de abusos sexuales que originó la renuncia de todos los obispos chilenos.
Su visita a Ecuador, donde expresó a los ecuatorianos a ser solidarios y a construir una sociedad basada en el amor y la justicia, en alusión a denuncias en el actual gobierno. “El pueblo ecuatoriano se ha puesto de pie con dignidad, acotó.
La última bendición, fue el día domingo 20 de abril, cuando apareció en el balcón central de la basílica de San Pedro e impartió la bendición “Urbi et Orbi” una muestra de su fe, aunque estaba delicado de salud, su bendición quedó impregnada en todos los mortales.
Gracias, mil gracias, Jorge Mario Bergolio, papa Francisco, por ser el ejemplo de humildad, la imagen del catolicismo, el embajador de la paz, y esa fortaleza que con fe todo puede suceder.
fotografías tomadas de las redes.
