
China llevó a cabo a principios de abril los ejercicios militares más intensos de los últimos años alrededor de Taiwán. Denominados Trueno del Estrecho 2025-A, incluyeron prácticas con fuego real de largo alcance, el despliegue de un portaaviones y el ensayo de un bloqueo marítimo. El portavoz del Mando del Teatro Oriental del Ejército chino afirmó que las maniobras eran “una advertencia severa y una contención forzosa contra la independencia de Taiwán”. Para Huang Chung-tin, investigador del Instituto para la Defensa Nacional y la Investigación en Seguridad en Taipéi, es en cambio “una operación pre-invasión”.
A la creciente asertividad de Pekín se suma el desarrollo de nuevas tecnologías podrían facilitar una operación de este tipo, como vehículos para desembarcar tropas y equipos a gran escala o una máquina para cortar cables submarinos. Todo ello, sumado a la volátil situación global, ha llevado a algunos analistas de inteligencia estadounidenses a concluir que China podría invadir Taiwán en apenas seis meses.
Taiwán apenas tiene opciones de prevalecer militarmente ante el Ejército chino, considerado el tercero más poderoso del mundo, Por eso, los esfuerzos de Taipéi pasan por tejer redes con países amigos y confiar en que esos aliados acudirán en caso de ataque. Para que eso suceda, Taiwán debe resistir los primeros combates y así ganar tiempo hasta que pueda llegar la ayuda. De ahí nace la ‘estrategia del puercoespín’.
Un rival pequeño pero imposible de tragar
La estrategia del puercoespín es la idea de convertir Taiwán, como este pequeño animal, en una presa imposible de tragar para un depredador mucho mayor. Uno de sus promotores fue el Almirante Lee Hsi-min, jefe del Estado Mayor taiwanés entre 2017 y 2019, quien introdujo algunos cambios en el concepto de defensa de la isla, pero no consiguió erradicar algunas de las viejas concepciones arraigadas entre muchos altos mandos militares.