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En las calles polvorientas de San Cayetano, al norte del país, donde el calor suele ser más fuerte que la señal de Internet, la visita de un ministro puede parecer algo insólito. Pero esta vez, no fue un acto protocolario ni una foto para el archivo: fue una conversación real con familias que, gracias a un cable de fibra óptica, empiezan a conectarse con el mundo.
El ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Julián Molina, llegó al Área Metropolitana de Cúcuta con un propósito claro: verificar que el proyecto ‘Hogares Conectados’ esté cumpliendo su promesa de llevar conectividad a las zonas que históricamente han vivido al margen de la transformación digital. Y lo hizo sin intermediarios. Tocó puertas, se sentó en salas humildes y escuchó de primera mano cómo ha cambiado la vida de cientos de familias desde que llegó el Internet a sus hogares.
“Venir aquí no es solo un deber institucional, es un compromiso con la dignidad de la gente. Ver cómo el acceso a Internet se convierte en una herramienta de trabajo, de educación, de esperanza, es algo que emociona profundamente”, expresó el ministro, tras visitar casas en Cúcuta, Los Patios, El Zulia y San Cayetano.
El convenio, firmado entre el Ministerio TIC y la Gobernación de Norte de Santander, busca beneficiar a 12.265 hogares de estratos 1 y 2 en cinco municipios. Hasta la fecha, ya se han conectado 6.536 familias, lo que representa un avance del 53 % del proyecto. La inversión total asciende a $23.000 millones, de los cuales $20.000 millones han sido aportados por el Gobierno nacional.
Durante la visita, Molina destacó que el objetivo no es solo instalar equipos, sino garantizar que el servicio tenga calidad, estabilidad y verdadera utilidad para las comunidades. Por eso, anunció visitas técnicas para medir la señal en campo y verificar que los operadores estén cumpliendo su contrato. “El Estado no puede ser un espectador. Estamos aquí para entregar soluciones, pero también para vigilar y exigir. La conectividad no puede ser simbólica, tiene que funcionar y transformar”.
Una de las paradas más significativas fue en casa de Johana Vega, en San Cayetano. Ella es costurera, madre y emprendedora. Su taller, que antes funcionaba a punta de papel y lápiz, hoy está digitalizado. “Antes no podía ver ni un tutorial completo. Ahora no solo aprendo nuevas técnicas, también puedo subir mis productos a redes y hacer contactos. Ha sido un antes y un después”, contó con una sonrisa que vale más que cualquier cifra. Sus hijos también se han beneficiado: ahora pueden reforzar lo aprendido en clase con contenidos digitales, investigar y disfrutar de herramientas educativas que antes les eran ajenas.

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El impacto del proyecto no se limita al entorno doméstico. A nivel institucional, la conectividad ha permitido una transformación radical en el acceso a la educación. En Villa del Rosario, por ejemplo, las 27 instituciones educativas ya están conectadas, lo que representa un 100 % de cobertura escolar. En El Zulia, hoy se conectan ocho veces más escuelas que hace tres años, mientras que en San Cayetano la cobertura pasó del 2 % al 47 %. En Los Patios, el 83 % de los hogares ya navega por la red.
Además de los hogares, el plan contempla la instalación de 120 kilómetros de fibra óptica, un esfuerzo logístico y técnico que conectará municipios entre sí y mejorará sustancialmente la velocidad y estabilidad del servicio. El tramo más ambicioso conectará a Villa del Rosario con Los Patios, y a Cúcuta con San Cayetano, consolidando una red regional que será clave para el futuro económico y social de la zona.
Este impulso hace parte del plan del Gobierno del Cambio, que en Norte de Santander ya ha invertido más de $11.100 millones en conectividad, triplicando la cobertura en escuelas de Cúcuta y promoviendo una transformación estructural en la forma en que las comunidades acceden a la información, se educan y se relacionan con el resto del país.
El mensaje del ministro fue claro: el acceso a Internet es un derecho, no un privilegio. “Lo que tiene un joven en Bogotá, lo debe tener un niño en San Cayetano. No hay ciudadanos de segunda categoría. Conectividad es equidad, es justicia social, es desarrollo”, afirmó.
La visita terminó con un aplauso espontáneo de los vecinos que salieron a saludar al ministro. Algunos aún no tienen conexión, pero vieron en la presencia del alto funcionario una señal de esperanza. La esperanza de que, esta vez, los proyectos no se queden en el papel. De que esta vez, sí los están mirando. Y conectando.
carloscastaneda@prensamercosur.org
