

Imagen Vicepresidencia de Colombia
En su visita oficial a Ciudad de México, la vicepresidenta de Colombia, Francia Elena Márquez Mina, se convirtió en el centro de una jornada histórica que exaltó el poder de la voz afrodescendiente en América Latina. Con su habitual firmeza y emotividad, Márquez recordó que su liderazgo no es individual, sino un eco profundo de los pueblos silenciados, de las ancestras invisibilizadas, y de las generaciones por venir.
«Cuando una mujer negra levanta la voz en política, no habla solo por ella. Habla por su pueblo, por sus ancestras, por las que fueron silenciadas, por las que aún no han nacido», expresó ante un auditorio colmado en el Senado Mexicano durante el Panel Internacional de Mujeres Afropolíticas de América Latina y el Caribe. Su intervención se produjo en el marco del Segundo Decenio Internacional para los Afrodescendientes y a 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing.
La cita reunió a destacadas lideresas afrodescendientes del continente para debatir sobre los retos de la representación política desde una perspectiva afrocentrada, feminista, antirracista e interseccional. Márquez, invitada de honor, fue homenajeada por su incansable lucha en favor de la justicia racial, la defensa del territorio y los derechos de las comunidades afro. Recibió, además, un reconocimiento simbólico pero profundamente significativo: las Llaves de la Ciudad de México y el título de Huésped Distinguida, entregados por la Jefa de Gobierno, Clara Marina Brugada Molina.

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En su discurso, la vicepresidenta no evitó las verdades incómodas: «No podemos permitir que el miedo nos paralice, que el poder nos silencie, que la comodidad nos haga cómplices de la barbarie. Nuestro rol debe poner la vida en el centro». Sus palabras no fueron solo una declaración de principios, sino una invitación a la acción colectiva. Llamó a las mujeres afrodescendientes a mantener la coherencia ética como forma de resistencia política y a no olvidar el propósito que las llevó a ocupar espacios de representación.
La jornada también incluyó su intervención en una sesión solemne del Senado, donde lanzó un llamado urgente a la unidad continental frente a los desafíos globales: «Ha llegado el momento de que América Latina, el Caribe y África caminen juntas frente a las guerras comerciales, las crisis migratorias, el colapso climático y un orden internacional que perpetúa desigualdades coloniales. Debemos reconectar nuestras diásporas desde la memoria, pero también desde la diplomacia, la cooperación, la cultura y el comercio».
Al caer la tarde, Márquez se reunió con el jefe de la Oficina de la Vicepresidencia de México, Lázaro Cárdenas, y sostuvo un diálogo con representantes de organizaciones afromexicanas. A cada paso, su presencia dejó una estela de reflexión y dignidad.
Cerró su visita con una exhortación que resonó con fuerza en el recinto legislativo: «Mientras millones de personas, incluyendo a las y los afrodescendientes, no tengan condiciones de vida dignas, debemos seguir haciendo todos los esfuerzos por construir sociedades más justas, equitativas, antirracistas y antipatriarcales. Seguiremos trabajando con el corazón bien puesto, hasta que la dignidad se haga costumbre».
carloscastaneda@prensamercosur.org
