

Sube la tensión entre el Gobierno y el sector soyero. El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Yamil Flores, lanzó duras críticas contra la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) por sus recientes declaraciones sobre la cosecha de soya. El titular del área acusó a los dirigentes agroindustriales de alarmar a la población y de enviar mensajes contradictorios al exigir exportaciones mientras aseguran que la producción será mínima.
“No vamos a entrar al juego de la CAO. Han exagerado diciendo que no se llegará ni al 30% de cosecha, pero al mismo tiempo exigen exportar. ¿Cómo se explica eso?”, cuestionó Flores.
A pesar de las lluvias y otros factores climáticos que han impactado al sector, Flores aseguró que la campaña de soya avanza a buen ritmo y ya alcanzó un 45% de recolección a nivel nacional.
“Ha habido afectaciones, sí, pero no comprometen la seguridad alimentaria. Estamos evaluando semana a semana y, si todo sigue como hasta ahora, la cosecha será positiva”, afirmó.
El ministro pidió a los actores del sector privado mayor seriedad y responsabilidad en sus declaraciones públicas. “Hay que dejar de alarmar a la población. Más bien, debemos trabajar juntos para estabilizar el mercado y garantizar la producción”, dijo.
Precio de la soya: más alto en Bolivia que afuera
Otro de los argumentos del Gobierno para mantener el veto a las exportaciones de granos es el comportamiento del precio interno. Flores señaló que actualmente la tonelada de soya se paga mejor en Bolivia que en países vecinos, lo cual —según él— no justifica una liberación inmediata de exportaciones.
“No estamos afectando al productor. Más bien, la tonelada de soya aquí está más elevada que afuera. Eso demuestra que la prioridad al mercado interno no está perjudicando al sector”, sostuvo.
Flores reiteró que el Gobierno no tiene una postura anti-exportadora, pero que cualquier apertura dependerá de evaluaciones técnicas y del cumplimiento de compromisos previos. Aseguró que se están abriendo nuevos mercados internacionales y que Bolivia apuesta a potenciar sus exportaciones, “pero no a costa del bolsillo de la gente”.
Reporte de la CAO
La anterior semana, el presidente la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Klaus Frerking, informó que las intensas lluvias provocaron graves inundaciones en Bolivia y afectaron a más de 500.000 hectáreas de cultivos y causaron millonarias pérdidas a la agroindustria.
Santa Cruz, la principal región productiva del país, es una de las zonas más golpeadas. Según Frerking, 50.000 hectáreas de soya quedaron completamente anegadas, mientras que otras 500.000 hectáreas de diversos cultivos están en riesgo por el exceso de agua, lo que comprometerá su rendimiento.
“En Santa Cruz se siembran 1,2 millones de hectáreas de soya y, si sumamos otros cultivos, alcanzamos 1,6 millones. Estas lluvias están golpeando directamente la producción”, afirmó.
La relación entre el Gobierno y los grandes productores atraviesa un momento tenso. Mientras la CAO alerta sobre una posible crisis productiva, el Ejecutivo minimiza el impacto del clima en el sector productivo.
En el departamento de Beni, el panorama no es menos alarmante. De las 80.000 hectáreas de arroz sembradas, 25.000 ya se han perdido, lo que equivale al 30% de la producción de este grano esencial. A esta crisis se suma la persistente escasez de diésel, que dificulta las labores agrícolas y agrava la situación de los productores.
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