

En un claro gesto hacia la integración regional y el fortalecimiento de relaciones con sus principales socios comerciales y políticos, el gobierno de Yamandú Orsi ha designado a dos figuras de alto perfil como embajadores en Argentina y Brasil. Rodolfo Nin Novoa, exvicepresidente de la República, representará a Uruguay en Brasil, mientras que Diego Cánepa, exprosecretario de Presidencia, hará lo propio en Argentina. Estas designaciones reflejan una estrategia que busca consolidar la posición de Uruguay en el Mercosur y fomentar la cooperación con sus vecinos más relevantes.
El canciller Mario Lubetkin destacó la importancia de estos nombramientos, señalando que ambos diplomáticos cuentan con una experiencia significativa que los posiciona como figuras clave en las relaciones bilaterales. Según Lubetkin, enviar a un exvicepresidente como embajador no es un gesto menor, ya que transmite un mensaje claro sobre la relevancia que Uruguay otorga a sus vínculos con Brasil. De igual forma, la elección de Cánepa refuerza la intención de mantener un diálogo fluido y constructivo con Argentina, especialmente en un contexto político marcado por la llegada al poder de Javier Milei.
En este marco, el gobierno uruguayo ha reafirmado su compromiso con el Mercosur como plataforma esencial para la integración regional. A pesar de las recientes declaraciones del presidente argentino Javier Milei sobre una posible ruptura del bloque para priorizar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, Lubetkin descartó categóricamente esta posibilidad. El canciller comparó la idea con el «Brexit» británico y subrayó que una salida unilateral de Argentina sería perjudicial para todos los miembros del bloque.
«En un escenario así, pierden los cuatro países», afirmó Lubetkin, haciendo referencia a Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay. En su opinión, el Mercosur debe enfocarse en generar «la mayor comodidad interior» para que cada nación pueda avanzar en sus estrategias particulares sin comprometer la unidad del bloque. Esta postura refleja el interés de Uruguay en preservar los beneficios económicos y políticos que ofrece el Mercosur, al tiempo que busca ampliar su proyección internacional.
Otro tema central en la agenda del gobierno uruguayo es el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que podría entrar en vigor el próximo año. Este tratado es considerado por Lubetkin como una «carretera extraordinaria» para el desarrollo económico del país y una oportunidad para fortalecer los lazos comerciales con Europa.
A pesar de las tensiones internas dentro del Mercosur y las diferencias en las estrategias económicas de sus miembros, el canciller uruguayo aseguró que no hay indicios de que este acuerdo esté en riesgo. Por el contrario, lo calificó como una señal positiva para que otras naciones o bloques regionales consideren a Sudamérica como un socio estratégico.
Las designaciones diplomáticas y las declaraciones de Lubetkin se producen en un contexto político regional marcado por cambios significativos. Mientras que las relaciones con Brasil parecen estar en su mejor momento gracias a la sintonía entre Yamandú Orsi y Luiz Inácio Lula da Silva, la situación con Argentina presenta desafíos. La llegada al poder de Javier Milei ha generado incertidumbre sobre el futuro de las relaciones bilaterales y el rol de Argentina dentro del Mercosur.
En este sentido, la elección de Diego Cánepa como embajador en Buenos Aires adquiere una relevancia especial. Su experiencia política y su conocimiento del funcionamiento interno del gobierno uruguayo lo posicionan como una figura capaz de gestionar posibles tensiones y promover un diálogo constructivo con la administración de Milei.
Las recientes decisiones del gobierno uruguayo reflejan una estrategia clara y bien definida: fortalecer los lazos con sus vecinos más cercanos y consolidar su posición dentro del Mercosur. Las designaciones de Rodolfo Nin Novoa y Diego Cánepa no solo son un gesto diplomático, sino también una apuesta por la estabilidad y el desarrollo regional.
En un contexto global cada vez más complejo, Uruguay parece decidido a jugar un rol activo en la construcción de un Mercosur sólido y en la promoción de acuerdos internacionales como el tratado con la Unión Europea. Estas acciones no solo benefician al país, sino que también envían un mensaje positivo sobre la capacidad de América Latina para trabajar en conjunto hacia objetivos comunes.
