

En un mundo donde la diplomacia ha sido históricamente dominada por hombres, la búsqueda de igualdad de género en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay se ha convertido en una prioridad bajo el liderazgo de Valeria Csukasi, actual vicecanciller. En una entrevista reciente, Csukasi compartió sus reflexiones sobre los desafíos que enfrentan las mujeres en la carrera diplomática, las políticas que se están implementando para promover la paridad y su visión sobre el futuro de la Cancillería.
El ingreso de mujeres a la diplomacia uruguaya no es un fenómeno reciente. En 2002, en medio de una grave crisis económica, nueve mujeres lograron superar un riguroso proceso de selección para ingresar al servicio exterior. Sin embargo, este logro inicial fue recibido con escepticismo dentro del ámbito diplomático. Según relata Csukasi, las críticas iban desde cuestionar su capacidad para mantenerse en la carrera hasta estereotipos de género que asumían que las mujeres priorizarían las necesidades familiares sobre sus responsabilidades profesionales.
Dos décadas después, los datos confirman que las desigualdades persisten. Aunque el número de mujeres y hombres que ingresan al servicio exterior es similar y ambos avanzan a un ritmo comparable en los concursos de ascenso, las mujeres enfrentan barreras significativas al momento de ser designadas para cargos de alta responsabilidad. «Cuando desaparece el concurso y las designaciones son a dedo, las mujeres simplemente desaparecen», señaló Csukasi. Este fenómeno refleja una estructura de poder donde predominan los hombres en roles decisorios.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Cancillería anunció una serie de compromisos para avanzar hacia la igualdad de género. Aunque la paridad total aún no se ha alcanzado en el gabinete ministerial, se han dado pasos importantes. Actualmente, tres de las ocho direcciones generales están lideradas por mujeres, y varias direcciones cuentan con adjuntas femeninas.
Para institucionalizar estos avances, Csukasi propone una norma que garantice la representación equitativa de mujeres y hombres en los tribunales de ingreso, ascenso y calificación dentro del Ministerio. «La perspectiva de género es fundamental para entender las realidades que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral», explicó. Estas medidas buscan no solo visibilizar a las mujeres como líderes y tomadoras de decisiones, sino también crear un entorno más equitativo en todos los niveles.
La implementación de políticas de género requiere más que regulaciones; también implica un cambio cultural dentro del Ministerio. En colaboración con instituciones como Inmujeres y la Oficina Nacional de Servicio Civil, Cancillería está desarrollando programas de formación para sensibilizar a los funcionarios sobre temas como violencia simbólica, acoso laboral y acoso sexual. «Es crucial que quienes trabajan en un entorno tan particular como el diplomático comprendan estas dinámicas y sepan cómo abordarlas», afirmó Csukasi.
Estos esfuerzos también buscan abordar casos paradigmáticos que han evidenciado la necesidad de un cambio. Un ejemplo destacado fue el intento de obligar a una funcionaria consular a atender emergencias durante su licencia por maternidad, bajo el argumento de que «seguro estaría despierta amamantando». Este tipo de situaciones subraya la importancia de garantizar que las normativas laborales sean respetadas, independientemente del contexto.
A pesar de los desafíos, Csukasi ha demostrado que es posible transformar obstáculos en oportunidades. Su designación como embajadora en Malasia fue inicialmente percibida por algunos como un «castigo», pero ella lo convirtió en una experiencia enriquecedora tanto a nivel profesional como personal. «Es terrible que ser designada embajadora sea visto como un castigo; eso refleja una percepción errónea sobre nuestra función», expresó.
Este tipo de percepciones también se ven reflejadas en la falta de mujeres en embajadas consideradas estratégicas o políticamente importantes. «Los nombres que llegan para esos destinos siguen siendo mayoritariamente masculinos», lamentó. Para cambiar esta realidad, Csukasi insta a las mujeres a aceptar estos desafíos y normalizar su presencia en todos los niveles de la diplomacia.
Más allá del ámbito interno, Csukasi también ha desempeñado un rol clave en temas internacionales, como las negociaciones del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Según explicó, este tratado representa una oportunidad histórica para Uruguay tanto en términos comerciales como estratégicos. Aunque aún persisten obstáculos, especialmente en países como Francia, la vicecanciller se muestra optimista sobre la posibilidad de avanzar este año hacia su firma y posterior discusión parlamentaria.
En cuanto a las tensiones dentro del Mercosur, Uruguay ha mantenido su posición histórica a favor de flexibilizar las negociaciones comerciales. La reciente propuesta presentada por Argentina para avanzar en acuerdos marco podría abrir nuevas posibilidades, aunque dependerá del consenso entre los miembros del bloque.
La gestión de Valeria Csukasi refleja un compromiso firme con la igualdad de género y el fortalecimiento institucional. Su enfoque combina medidas concretas con una visión estratégica para transformar la cultura organizacional dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores. A medida que Uruguay enfrenta desafíos tanto internos como externos, su liderazgo es un recordatorio de que la inclusión y la equidad no son solo valores éticos, sino también pilares fundamentales para construir una diplomacia más efectiva y representativa.
En un ámbito donde las decisiones influyen directamente en las relaciones internacionales del país, garantizar que las voces femeninas sean escuchadas no es solo una cuestión de justicia; es una necesidad estratégica para enfrentar los retos del siglo XXI.
