

Seguramente muchas veces se haya sentido o creído que el movimiento feminista odia al varón. Que decir “muerte al macho” es tomado como una literalidad. Pero nada más lejano, el movimiento feminista no odia a los varones, no piensa que todos los varones son malos (sino a decir de Malena Pichot en su especial en Netflix: ”Estupidez Compleja” Andaríamos esquivando piñas por las calles y esto no sucede en absoluto.
Esta metáfora tan cruda como suena al oído, viene a significar que debe haber una muerte, que pedimos una muerte: la muerte a un tipo de masculinidad, la masculinidad hegemónica. ¿Pero qué es la masculinidad? ¿Qué es la hegemonía? Por masculinidad entendemos un conjunto de atributos, características, valores, modos de hacer, sentir, pensar, actuar de los varones de una sociedad, en un momento histórico y cultural. Hegemonía refiere al dominio de un “estado” sobre otro, por ejemplo, siguiendo el hilo de lo que venimos hablando sería: el dominio de una forma de encarnar la masculinidad sobre otra forma, donde existe (en un supuesto) una masculinidad “fuerte” y otra “débil”.
Volvamos a nuestra pregunta inicial, el movimiento feminista lo que intenta mostrarle a los varones (y no solo a los varones, sino que a las propias mujeres también) es que hay formas de encarnar lo masculino de una manera mucho más amable, saludable, consigo mismo y con los demás. Porque recordemos que quienes más sufren y padecen con estos mandatos patriarcales, son en primer lugar los varones mismos y en consecuencia todo su entorno. El adoctrinamiento desde pequeños es muy cruel con los mismos: “no llores que pareces una marica”; “si no haces tal o cual cosa es porque sos gay”; “pareces una nenita…”
Me parece pertinente contar aquí algo que una vez me expresó un varón, al cual en primer lugar valoro mucho por regalarme este testimonio en primera persona. Este varón en cuestión pudo contarme que el mantenía relaciones sexuales con su niñera y que “la pasaba bien”. Ante mi asombro e indignación con la mujer, (10 años mayor que él) me dice: “pero yo la pasaba bien, no era abuso”. Aquí me di cuenta, con mezcla de dolor y asombro cuán fuerte es el mandato de masculinidad, que aun, habiendo sufrido una aberración por parte de alguien que estaba en una asimetría de poder muy grande respecto de él, de todos modos seguía sosteniendo “que le gusto”, “que eso lo enseño”, no pudiendo reconocerse como una víctima y que su derecho como niño era a ser protegido y cuidado.
Para cerrar, el feminismo NO odia a los varones. Si debemos considerar que dentro del feminismo existen grupos más extremos que capaz son un poco más agresivo pero que eso se debe a las propias historias de violencia vividas por las mujeres que los integran, en estos casos habría que escucharlas a ellas o leerlas.
El feminismo que nuestra Colectiva milita y al cual adhiere, muy por el contrario busca promover relaciones equitativas y un cambio en las relaciones que sea beneficioso tanto para mujeres como para varones.
Escrito por integrante de la Colectiva Feminista- Espacio de la Colectiva Feminista NH.
pablo
Fuente de esta noticia: https://helvecia.com.uy
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