

China, el principal comprador global de carne vacuna, ha decidido suspender temporalmente las importaciones provenientes de siete plantas frigoríficas ubicadas en países del Mercosur y Mongolia. Entre las empresas afectadas se encuentran dos grandes firmas argentinas: el Frigorífico Regional General Las Heras SA y Frio Dock SA, además de tres plantas brasileñas, una uruguaya y una mongola. La medida, anunciada por la Administración General de Aduanas de China (GACC), se interpreta como un intento del gigante asiático por controlar su mercado interno ante un exceso de oferta que afecta a sus productores locales.
En Argentina, las empresas Frigorífico Regional General Las Heras SA y Frio Dock SA han sido directamente perjudicadas por esta decisión. El Frigorífico Regional General Las Heras SA, ubicado en la provincia de Buenos Aires, enfrenta serios problemas financieros. Según su propietario, Mariano Martínez, la empresa no logró cumplir con un embarque de 70 contenedores destinados a China en noviembre pasado, lo que generó tensiones con los compradores asiáticos. Martínez atribuye estos incumplimientos a una combinación de factores: un tipo de cambio desfavorable, capacidad ociosa y la necesidad de priorizar el pago de deudas acumuladas.
Por otro lado, Frio Dock SA, una planta ubicada en Tortuguitas que se especializa en servicios de almacenamiento refrigerado, también ha sido suspendida. Aunque no es un frigorífico propiamente dicho, su rol como intermediario en la cadena logística implica que la suspensión afecta a múltiples actores del sector exportador.
Este golpe llega en un momento crítico para la industria cárnica argentina, que ya enfrenta desafíos adicionales tras el Decreto 133/2025 firmado por el presidente Javier Milei. Esta normativa elimina la prohibición vigente desde 1973 de exportar ganado vacuno en pie destinado a faena para consumo. La medida ha generado preocupación entre los frigoríficos locales, que temen una mayor competencia en el mercado internacional y el impacto negativo en la cadena de valor.
En Brasil, las plantas afectadas incluyen una unidad de JBS en Mozarlândia (Goiás), una planta de Frisa en Nanuque (Minas Gerais) y otra de Bon-Mart en Presidente Prudente (São Paulo). Según el Ministerio de Agricultura brasileño, el bloqueo se produjo tras videoauditorías realizadas por las autoridades chinas, que identificaron «no conformidades» con los requisitos establecidos para el registro de establecimientos extranjeros. Aunque no se especificaron cuáles fueron estas irregularidades, las empresas ya están trabajando para corregirlas.
Carlos Fávaro, ministro de Agricultura brasileño, minimizó el impacto de la suspensión al señalar que Brasil cuenta con 126 plantas frigoríficas habilitadas para exportar a China. «No es coherente que tres plantas suspendidas afecten nuestras relaciones comerciales», afirmó. La Asociación Brasileña de las Industrias Exportadoras de Carnes (Abiec) también destacó que los demás establecimientos continúan operando normalmente y aseguró estar en diálogo con las autoridades chinas para resolver la situación.
En Uruguay, la planta afectada es el Frigorífico Sirsil S.A., mientras que Paraguay observa con cautela los efectos colaterales de esta decisión. Pedro Galli, ex presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), advirtió que la suspensión podría generar una sobreoferta regional de carne vacuna, especialmente de Argentina y Brasil, los mayores productores del Mercosur. Esto podría presionar aún más los precios internacionales, afectando negativamente a otros países exportadores como Paraguay.
El gobierno uruguayo, a través del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), el Instituto Nacional de Carnes (INAC) y el Ministerio de Relaciones Exteriores, está elaborando un informe técnico para demostrar que las colocaciones uruguayas no son responsables del exceso de oferta en el mercado chino. Según datos recientes, las importaciones chinas de carne aumentaron un 106% en el primer semestre de 2024 respecto al mismo período de 2019, lo que ha generado una caída en los precios y tensiones en la industria local.
La decisión de China refleja las complejidades del mercado cárnico global. Por un lado, los países exportadores enfrentan desafíos internos como problemas logísticos, fluctuaciones cambiarias y capacidad ociosa. Por otro lado, China busca proteger a sus productores locales frente a una sobreoferta que ha deprimido los precios internos.
Para los países del Mercosur, este episodio subraya la necesidad de diversificar mercados y fortalecer estándares sanitarios y logísticos para evitar futuras suspensiones. Mientras tanto, las negociaciones entre los gobiernos afectados y las autoridades chinas serán clave para resolver esta situación y garantizar la continuidad del comercio bilateral.
En un contexto global donde las relaciones comerciales están cada vez más influenciadas por factores geopolíticos y económicos, las industrias cárnicas del Mercosur deberán adaptarse rápidamente para mantener su competitividad en el exigente mercado chino.
