

Queridos amigos, hemos llegado finalmente a la última de las cinco semanas analizando las diez nominadas a Mejor Película. Hoy ha llegado el turno de dos cintas muy interesantes y con un enfoque bastante similar. Ambas están basadas en historias reales, y buscan echar luz sobre sucesos tan salvajes e inhumanos que cuesta creer que sucedieron apenas a mediados del siglo pasado.
El cine brasileño ha dado grandes joyas a lo largo de su historia, pero en lo que va de siglo no ha siquiera figurado en las temporadas de premios. La última participación de Brasil en unos premios Oscar data de 1999, con una película de Walter Salles, Estación Central. En aquella ocasión, la cinta obtuvo dos nominaciones: el Oscar a la Mejor Película Internacional, y el de Mejor Actriz. Esta última fue para la que sin dudas es la mayor actriz que ha dado Brasil, Fernanda Montenegro. Estación Central se fue a casa sin ninguna de las dos estatuillas.
Este 2025, Brasil ha regresado a los Oscar, nuevamente de la mano de Walter Salles, con la asombrosa Aun Estoy Aquí, que cuenta la historia real de una familia cuyo padre es detenido y desaparecido por el gobierno militar, y del que nunca más vuelven a saber. Al igual que en el 99, la película obtuvo la nominación a Mejor Película Internacional y a Mejor Actriz. La nominada en este caso es la maravillosa Fernanda Torres, hija de Fernanda Montenegro, que interpreta a Eunice Paiva, la madre que, tras perder a su esposo, debe enfrentarse a su dura realidad mientras cría a sus cinco hijos. En esta ocasión, a estas dos nominaciones se suma la de Mejor Película, siendo la primera vez que una cinta sudamericana tiene tal honor.
Como vecinos, debemos estar muy orgullosos del pueblo brasileño, pues Aún Estoy Aquí es una gran película, y su historia es la historia de todo un continente. Su primera media hora es encantadora, con el retrato de esta familia idílica que vive frente a la playa en Rio de Janeiro, donde pasan sus días jugando al voleibol, escuchando discos de vinilo y filmando películas caseras. Es una primera parte en la que el espectador es feliz, pues a pesar de que el contexto social es ciertamente áspero, lo que se nos muestra es casi completamente ajeno a él. Pero de repente, el horror llega a la familia y la película da un giro de ciento ochenta grados, con una nueva media hora que, opuesta por donde se la mire a la anterior, nos deja con una angustia y un vacío que se quedará con nosotros hasta el final de la historia.
Si tengo que criticar algo de la cinta, es que lo que pasa después de esta maravillosa primera parte no termina de estar a la altura. Hay recursos excelentes de dirección y de fotografía para hacer que la casa, la playa, y los lugares donde antes éramos felices ahora solo nos provoquen tristeza, pero creo que la trama se pierde un poco hacia la mitad de la cinta. Eso sí, aun cuando los sucesos se vuelven algo inconexos y el ritmo de la película ya no tiene el dinamismo de la primera hora, la espectacular actuación de Fernanda Torres aparece como un recordatorio de que lo que sucede, justamente, ya no tiene importancia. Para su familia el tiempo ya no existe, pues ahí reside la gran tragedia de los desaparecidos. Fernanda no tiene a su marido a su lado para apoyarla, pero tampoco tiene una tumba para ir junto a sus hijos a llorarlo. Ese limbo, ese punto muerto, es lo que se retrata en Aun Estoy Aquí, una película que, sin ser perfecta, acaba ganándose el corazón de un continente entero que sangra por la misma herida. Fue estrenada en nuestros cines el pasado jueves 20 de febrero, y el próximo sábado a las 21:00 será proyectada en el Cine Helvético. Más allá de lo que suceda con ella en los Oscar, es una gran oportunidad para apoyar al cine latinoamericano y de, sencillamente, ver una muy buena película.
La última película de la que hablaremos en este ciclo previo a los Oscar es la única de las diez nominadas que no tuvo estreno en ningún cine fuera de Estados Unidos: Nickel Boys, basada en Los chicos de la Nickel, la novela de 2019 de Colson Whitehead que le dio al autor su segundo premio Pulitzer. Tanto el libro como la película cuentan la historia del reformatorio Nickel, un sitio al que envían a los adolescentes que han cometido algún tipo de delito, y en el que los internos de color pasan por todo tipo de castigos y padecimientos. La trama transcurre en los Estados Unidos de principios de los sesenta, y está inspirada en un reformatorio que existió realmente, la escuela Dozier para varones, que funcionó desde su apertura en el 1900 hasta su clausura definitiva en 2011, luego de la cual se iniciaron excavaciones que confirmaron la existencia de cincuenta y cinco cadáveres enterrados en el predio.
En la película, que varía entre la década de 1960 y la del 2010, seguimos la historia de Elwood Curtis, un joven afrodescendiente con un gran desempeño escolar y un futuro muy prometedor, que se ve involucrado de forma fortuita en un hecho delictivo que lo lleva sin escalas a la Nickel.
La cinta representa el debut en ficción de su director, RaMell Ross, quien muestra tener un sentido de la estética muy claro, y un estilo muy marcado que logra poner al servicio de lo que busca contar. Para esta película tomó una decisión muy arriesgada, la de grabar en primera persona, es decir, la de utilizar la cámara de modo que el espectador siempre vea lo mismo que está viendo el protagonista. Y aunque esta particularidad podría haberle costado caro a la película, logra darle una fuerza muy especial al relato. La única contra que acaba teniendo es que, como espectadores, solo presenciamos los horrores de los que el propio protagonista es testigo, habiendo todo otro mundo de sucesos que solo podemos suponer.
La cinta dura unas dos horas veinte que sobre el final se vuelven un tanto pesadas. Pero justo cuando el interés del espectador comienza a decaer, un giro de guion le da a la historia un significado completamente diferente, que hace que la película crezca al pensarla en retrospectiva. Probablemente se vaya a casa sin ninguna estatuilla, pero finalmente Nickel Boys acaba resultando una presencia valiosa dentro de las diez nominadas de este año.
Hemos llegado al final de este repaso por las diez nominadas. Fuimos desde los desiertos de Dune, hasta los clubes nocturnos de Anora. Desde el Vaticano en Cónclave, hasta Rio de Janeiro en Aun Estoy Aquí. Y hoy, en vísperas de la entrega del premio mayor, resulta muy complicado saber quien va a hacerse con la estatuilla. Sin embargo, eso no es lo que interesa, pues la temporada de premios es solo una muy buena excusa para ver cine y alimentar nuestro espíritu crítico, y es en ese aspecto en el que espero haber puesto mi granito de arena.
Por Santiago Perera – santiago.perera165@gmail.com
pablo
Fuente de esta noticia: https://helvecia.com.uy/2025/03/01/oscars-2025-aun-estoy-aqui-y-nickel-boys-por-santiago-perera/
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