

Alvaro Uribe Velez, Expresidente de Colombia
El juicio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por presunta manipulación de testigos avanza con nuevas revelaciones y declaraciones clave. Este 27 de febrero, el exparamilitar Juan Guillermo Monsalve, testigo central del caso, compareció y reiteró que el Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) tuvo su origen en la finca Guacharacas, propiedad de la familia Uribe Vélez. En su testimonio, aseguró que este grupo armado se estableció en la hacienda en un contexto de violencia que incluyó el asesinato de Alberto Uribe Sierra, padre del expresidente, en un ataque que por años se atribuyó a la guerrilla de las FARC.
Monsalve, quien creció en Guacharacas como hijo del capataz, relató que en 1996, cuando Álvaro Uribe era gobernador de Antioquia, regresó a la finca y encontró a «30 personas de Urabá» conformando un grupo de seguridad. «Llevaban brazaletes, estaban organizados, no eran vigilantes», afirmó durante su declaración. Sin embargo, la defensa del expresidente ha negado sistemáticamente estas acusaciones, buscando deslegitimar a Monsalve como testigo.
El impacto de su testimonio ha tenido repercusiones en su vida y en la de su exesposa, Deyanira Gómez, quienes han denunciado amenazas y persecución tras su decisión de declarar contra Uribe. «Hubo una cacería en mi contra», afirmó Gómez.
El senador Iván Cepeda, una de las figuras más críticas del expresidente y parte del proceso judicial, también alzó su voz esta semana. En su declaración presencial ante la justicia, en contraste con la comparecencia virtual de Uribe, cuestionó la estrategia de la defensa del exmandatario: «Ahora la teoría de la defensa de Uribe por sus copartidarios del Centro Democrático es la siguiente: la hacienda Guacharacas no existió, tampoco el Bloque Metro, los Monsalve nunca trabajaron para los Uribe, estos no conocieron a los Gallón Henao ni a los Villegas Uribe. Esta es la expresión más acabada de negacionismo de crímenes de lesa humanidad. Esto funcionó para la impunidad de su jefe en el pasado. Pero ya hoy es imposible».
En medio del proceso, surgieron versiones sobre presuntos abusos cometidos contra Monsalve dentro de su celda. No obstante, en un documento oficial del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), el testigo aclaró que, aunque se realizó un operativo en su celda el 27 de febrero, no fue víctima de agresión física, desmintiendo así los rumores difundidos por el abogado Miguel Ángel del Río.
Uribe enfrenta cargos por soborno, fraude procesal y soborno en actuación penal. Según el medio La Silla Vacía, la investigación se centra en su papel como «determinador», es decir, si instigó a otros a cometer estos delitos con el objetivo de beneficiarse y engañar a la justicia. Mientras la defensa insiste en dilatar el juicio a través de recursos legales, la amenaza de la prescripción se cierne sobre el proceso: si no hay un fallo antes del 8 de octubre de 2025, el caso quedará archivado.
Con cada nueva declaración y maniobra judicial, el proceso contra Álvaro Uribe se convierte en una prueba de fuego para la justicia colombiana. La estrategia de su defensa, basada en la negación absoluta y tácticas dilatorias, desafía la posibilidad de que la verdad prevalezca antes de que el reloj judicial se detenga.
Con la información de : Pares
