

El debate sobre el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur sigue generando una amplia gama de opiniones en Navarra. Durante una reciente comparecencia parlamentaria, el consejero de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, José Mari Aierdi, destacó tanto las oportunidades como las incertidumbres que plantea este tratado, que aún debe ser ratificado por diversas instancias europeas y nacionales.
Aierdi subrayó la importancia estratégica del acuerdo, que abriría un mercado de 271 millones de habitantes, casi un 95% concentrados en Brasil y Argentina. En el contexto actual de tensiones arancelarias globales, el consejero destacó que la eliminación de aranceles facilitaría las exportaciones navarras hacia Mercosur, lo que podría beneficiar a sectores clave de la economía foral. «Navarra tiene una balanza comercial claramente positiva con Mercosur, y este acuerdo podría fortalecer nuestra posición en ese mercado», afirmó.
No obstante, Aierdi reconoció que el acuerdo no está exento de riesgos. Mencionó preocupaciones sobre posibles prácticas de dumping ambiental, social y económico, así como la amenaza de etiquetados fraudulentos en productos importados. «Es absolutamente fundamental establecer controles estrictos para garantizar la calidad y la seguridad de los productos que llegan a nuestro mercado», señaló.
El consejero recordó cómo el incremento de importaciones de espárragos desde países como Perú, China y Chile redujo drásticamente las hectáreas cultivadas en Navarra en las últimas décadas, sin necesidad de un acuerdo comercial como el de Mercosur. Este ejemplo ilustra los posibles impactos que acuerdos de esta naturaleza pueden tener en la agricultura local, generando inquietud entre los agricultores navarros.
El acuerdo ha dividido opiniones en el Parlamento foral. Desde UPN, su portavoz Miguel Bujanda calificó el tratado como «una ruina para la agricultura de Navarra» y criticó al Gobierno foral por no alinearse completamente con el sector agrícola. Según Bujanda, el Ejecutivo está más enfocado en apoyar el acuerdo que en defender a los agricultores y ganaderos locales.
Por su parte, Carlos Mena del PSN defendió el tratado como una oportunidad económica y estratégica. «Este acuerdo no solo ofrece ventajas económicas, sino que también incluye compromisos sociales y medioambientales que antes no existían», argumentó. Mena respaldó la postura del Gobierno de analizar tanto las oportunidades como las incertidumbres del tratado.
En contraste, EH Bildu y Contigo-Zurekin expresaron su rechazo total al acuerdo. Adolfo Araiz (EH Bildu) lo calificó como «una reliquia de políticas de liberalización comercial obsoletas» y advirtió sobre su impacto negativo en la agricultura y ganadería navarras. Carlos Guzmán (Contigo-Zurekin) criticó que estos acuerdos prioricen intereses económicos sobre los derechos laborales y medioambientales tanto en Europa como en América Latina.
Desde Geroa Bai, Javi Ollo reconoció las posiciones divergentes dentro del propio Gobierno foral respecto al tratado. Señaló que el papel del consejero Aierdi es equilibrar estas posturas y actuar dentro de las competencias de Navarra para mitigar riesgos y maximizar beneficios.
Otros grupos parlamentarios también expresaron dudas sobre el impacto del acuerdo. Irene Royo (PPN) afirmó que este tratado podría ser perjudicial para el sector agroalimentario navarro, aunque reconoció posibles beneficios para España y la UE en general. Por su parte, Maite Nosti (Vox) cuestionó la capacidad de Mercosur para cumplir con estándares medioambientales y laborales similares a los europeos. «Vamos a tener que competir con productos más baratos que no cumplen con los mismos estándares de calidad», advirtió.
Aierdi recordó que la ratificación del acuerdo será un proceso largo y complejo. Además del Consejo y el Parlamento Europeo, los aspectos relacionados con la cooperación política requieren la aprobación de los 27 parlamentos nacionales. También existe la posibilidad de que un mínimo de cuatro países que representen al menos el 35% de la población europea puedan bloquear el tratado.
Mientras tanto, el Gobierno foral ha anunciado la creación de un grupo de trabajo para evaluar el impacto del acuerdo en los diferentes sectores afectados. Este grupo incluirá a productores, representantes de la industria agroalimentaria, organizaciones agrarias y expertos en comercio exterior.
El debate sobre el acuerdo UE-Mercosur refleja las tensiones entre las oportunidades económicas globales y la necesidad de proteger los intereses locales. Aunque algunos ven en él una puerta abierta hacia nuevos mercados y beneficios estratégicos, otros temen que pueda ser devastador para sectores clave como la agricultura navarra.
Con el proceso de ratificación aún en marcha, queda por ver si las preocupaciones podrán ser mitigadas mediante controles estrictos y políticas adecuadas, o si prevalecerán las críticas al tratado. En cualquier caso, el futuro del acuerdo será decisivo para definir el papel de Navarra en un mercado global cada vez más interconectado.
