Amor clásico vs amor moderno

Hablar de amor en estos tiempos para muchos resulta algo cursi y aburrido, para otros está ligado a temas de independencia, sexo y “libertad”, mientras que para los más conservadores es un sentimiento puro y recíproco que implica comunicación, paciencia y entendimiento a lo largo de los años. Pero más allá de estas explicaciones vamos a mostrar la visión de su evolución con el paso del tiempo y dependiendo de la persona.

Explicar cómo ha “evolucionado” las formas de expresar esos sentimientos nos lleva a entender las brechas generacionales, la liberación femenina, los cambios culturales y tecnológicos que han contribuido a darle otro significado “más moderno” a la palabra amor.

Amor del pasado o clásico

Concebir el afecto “de antes”, era un proceso de compromiso y espera. La entrega antes del matrimonio era pecado y las relaciones amorosas se caracterizaban por la monogamia, con normas y ciertos protocolos familiares. Una dama no podía ser vista con muestras públicas de besos.

El lenguaje del amor hablaba de besos robados, palpitaciones, sudoración de manos y hasta de mariposas en el estómago y se expresaba mediante cartas o conversaciones largas en ventanas.

Muchos eran William Shakespeare o Bécquer sin querer serlo. Eran poetas sin graduación.  Le expresaban a sus amadas, “como se reconfortaba su corazón al verlas” o “Tus susurros son para mí un juramento de placer” para muchos el toque romántico, lleno de sensibilidad y cierta delicadeza hacia la dama. En pocas palabras, un vocabulario más cuidadoso y una sabiduría para referirse a esa persona amada.

El papel de la mujer era obedecer a su esposo bajo una relación de dominación, mediante un papel firmado que implicaba el “para toda la vida”, es decir, el término divorcio estaba prohibido, y era mal visto por la sociedad.

Amor actual o moderno

Veamos la otra cara de la moneda: El amor actual. Una pasión más libre, sin tabú, sin ataduras, más directa y sin tantos protocolos sociales. Las muestras de cariño son públicas y hasta virales. Es un amor menos clasista o estereotipado. El lenguaje es poco delicado, gracioso en algunas veces, tosco, y con doble sentido.

La entrega es antes del matrimonio; en la mayoría de los casos,  porque para algunos “hay que probar para ver”, se desarrollan algunas relaciones poliamorosas, no hay exclusividad sexual. El poema queda relegado a expresiones banales como “dame tu cosita” “me encanta cuando te veo venir y no precisamente caminando”

La mujer es más independiente, no sumerge la relación en términos de obediencia y no debe estar atada por ningún tipo de documento legal- hay sus excepciones-. El divorcio es bien visto en esta sociedad y parte de un proceso de enseñanza o lección de vida que muchos deberían entender.

Hay ciertos procesos y protocolos que sí considero deben mantenerse en una relación. Del mismo modo, el galanteo, ciertos detalles que si suman en una pareja y que deben seguir aplicándose. Aplaudo la independencia de la mujer y entender que su amor propio está por encima de un “para toda la vida” lleno de vejaciones y maltratos.

Celebro el amor sincero y leal, el permitir que el otro sea feliz, sentir respeto, admiración y deseo por esa persona.

En este mes de San Valentín vamos a darle al amor: palabras, música y letras que enriquezcan nuestro vocabulario, que le den valor a esta sociedad que a veces se torna vacía, y que la tinta que debamos plasmar tenga sentido y significado para esa persona que está en nuestras vidas.

Por: Madeleine Martins