“Estuve a punto de morir”: Carlos de Gran Hermano cuenta por qué tuvo que abandonar el fútbol y cuál fue la lesión que lo dejó en silla de ruedas

A sus 64 años, Carlos Tocco no se imaginó que iba a estar viviendo la experiencia más alocada de su vida: entró a Gran Hermano, un reality de máxima exposición en el que convivir con desconocidos es el mayor desafío. Es el participante más grande de esta edición, pero eso no fue un limitante para adaptarse a una casa muy cambiante, revolucionada por momentos y con personalidades desafiantes.

Impulsado por sus hijos, el exfutbolista se animó a la aventura y así superó casi dos meses de estadía en la casa más famosa del país. En charla con GENTE confiesa que se siente un poco abrumado, apenas a unos días de haber vuelto a su vida, pero se entusiasma al contar cómo lo ha recibido la gente.

“Estoy muy contento, un poco abrumado porque no estoy acostumbrado a todo esto de las cámaras y los medios. La exposición es tremenda. Salir a la vereda y que me pidan una foto, es algo que todavía no puedo creer”, admite.

– ¿Cómo ha sido para vos toda esta experiencia?

-Tremendo… Hoy me vino a buscar un muchacho del auto y me dijo Carlos, y yo pensé que capaz le habían dado mi nombre, y él me dijo: te conocí por Gran Hermano, una locura, pero hermoso.

-Entiendo que vos no eras fanático del formato, pero tus hijos sí…

-Mis hijos me empujaron a hacer el video para el casting. Recuerdo que llegamos a casa un domingo y me dicen: ‘Papá, tenés que entrar a Gran Hermano… vos tenés perfil, tenemos gente’, pero yo no estaba muy convencido aún. Hicimos el video y tardamos un poco, ellos me retaban y volvíamos a grabar (risas). Lo mandaron y cuando me llamaron no lo podíamos creer, así que fui avanzando en el casting hasta que finalmente me confirmaron mi ingreso.

-¿Te asustó al principio la idea de estar en un reality aislado con cámaras filmandote las 24 horas y conviviendo con desconocidos?

-En realidad lo único que yo no quería era estar en placa. No quería caer en placa bajo ningún punto de viste, porque eso representaba un gran peligro de salir del juego. Caí en la primera placa y después no estuve más en votación por mis compañeros hasta que me fui. Estuve un mes y medio sin caer en placa y eso para mí fue un gran logro.

-También te mantuviste mucho al margen de las peleas, excepto a cuando explotaste con Luz…

-Soy un tipo que realmente pelea si la situación lo amerita, no me gusta descalificar o pelear por pelear, y mucho menos inventar una pelea, la verdad que no me va. Soy un tipo que tiene mucha personalidad: si se meten conmigo o si me buscan, me van a encontrar, pero tuve mucho respeto por todos los chicos. Conmigo se portaron muy bien todos, así que no encontré motivos para tener que cruzar esa línea. Igual quiero ir al repechaje y entrará un Carlos completamente distinto.

-¿Distinto en qué sentido?

-Estando afuera de la casa me di cuenta de la gente que me miente, que me dice una cosa por delante y por detrás otra cosa. Por ejemplo, Sandra. Voy por ella y por sus cigarrillos. No va a fumar más, me voy a asegurar de eso y la voy a sacar por la puerta giratoria. Ella me decía que estaba todo bien y en realidad me había matado con los demás… Yo le creía, porque me gusta decir las cosas en la cara. La bancaba y pensé que jugábamos del mismo lado.

-Con varios chicos tuviste conexión, pero hubo una charla en especial con Luciana que mostró un lado más sensible de vos…

-Sí, me conmovió su historia porque mi hijo está abrazado bajo su misma bandera. Y yo quería que ella lo represente a él y a muchos que necesitan sentir ese apoyo, que alguien alce la voz y vayan de frente… Pero siento que Luciana tiene un perfil mucho más bajo, y creo que está dentro de la casa por su historia. Está bárbara hoy, pero va a tener que activar porque sino puede llegar el momento en que pierda la fuerza para el afuera y puede llegar a padecerlo.

El vínculo de Carlos de “Gran Hermano” con sus hijos

-Te conmovió su historia, pero hablando de tu hijo ¿recordás ese momento en el que tu hijo te dijo: ‘papá soy gay’?

-Recuerdo perfectamente ese momento. Cuando me contó me puse muy mal… Por mi mentalidad de aquel momento, por ser grande. Pero luego fui cambiando mi posición al respecto y hubo mucha gente que me ayudó para eso. Sandra, mi mujer, me hablaba mucho en relación a este tema y me hizo entrar en razón. El amor que siento por mi hijo puede más que todo y lo terminé de aceptar tal cual es, y siempre estaré para apoyarlo.

–Tus hijos te bancaron mucho en el afuera, ¿cómo es tu vínculo con ellos en la diaria?

-Tenemos una muy buena relación… compartimos muchas cosas, somos muy compinches y nos divertimos mucho cuando estamos juntos. Cada vez que podemos salimos o nos vamos de vacaciones, pero siempre está ese espacio de compartir en familia. Quizás comparto más con mi hija porque ella vive conmigo y tenemos un negocio juntos en la calle Avellaneda, entonces estamos todos los días juntos. Pero con Ivo también hablamos de todo, él vive con su madre pero nos vemos dos o tres veces por semana, que también es mucho.

–¿Ya los pudiste ver? ¿Qué te dijeron?

-Si, cenaron conmigo ayer y hoy vi a mí hija al mediodía un rato. Están contentos, me están haciendo el aguante. Aunque también me retaron por las cosas que hacía dentro de la casa (risas).

-Mucha gente en redes sociales juzgo el hecho de que tuvieras una doble vida durante años ¿cómo lo viviste vos?

-Fue una decisión mía que lamentablemente no pude manejarla bien, y no mucho más que eso. Me gustaría dejar un poco de lado este tema, porque me está trayendo algunos problemas. Entiendo y respeto la opinión de las personas, pero no tengo mucho más para decir al respecto.

El día que terminó en silla de ruedas y cómo volvió a caminar

–En la casa se te vio bárbaro y la edad no fue para nada una limitación, pero mucho antes de entrar pasaste momentos difíciles por tu salud ¿cierto?

-Así es… Tuve 12 operaciones de columna y estuve internado en un estado muy grave, al punto que quedé en silla de ruedas. Estuve a punto de morirme. La pasé muy, muy mal.

–¿En qué año fue eso?

– Esto fue en 2018-2019. Y a la par, perdí mi trabajo, mi familia, y mi salud, todo junto.

-¿Cómo alcanzaste lograste superar esa situación?

-Gracias a Dios me pude reinventar. Tuve psicólogo, aunque sentía que nadie me decía algo distinto a lo que yo pensaba… así que me llené de valor y poco a poco fui recuperando mi vida. Decidí no rendirme y pelearla.

–¿Hoy te sentís recuperado al 100%?

-Bueno, antes de entrar a la casa de Gran Hermano volví a jugar al fútbol y fue muy emocionante. Hace 6 años al menos que no lo hacía y salió en las redes sociales porque mi hija hizo un posteo. Me llamaron desde periodistas hasta jugadores. Fue hermoso.

–¿Esa lesión que te dejó en silla de ruedas viene a raíz del fútbol?

-Puede ser una secuela, pero en su momento no era una lesión muy grave. Lo que pasó es que tuve una mala praxis en dos ocasiones y me contrajeron una bacteria. Lamentablemente me pincharon el saco dural, perdí el líquido cefalorraquídeo y me pusieron tornillos arriba de los huesos con osteoporosis… me pusieron tornillos arriba en los huesos infectados y eso me terminó de liquidar y me dejó en silla de ruedas.

-¿En algún momento sentiste miedo de no levantarte de esa silla?

-Más que sentir miedo, tenía ganas de recuperar mi vida. Gracias a Dios me pudo operar un doctor que lo quiero mucho y volví a caminar… Nadie pensó que iba a hacer esto que estoy haciendo. Que iba a poder correr, jugar al fútbol, jugar a las escondidas con los chicos, hacer juegos en Gran Hermano, ir al gimnasio. Quizás no tengo la soltura que quisiera, pero puedo hacerlo.

–¿Quiénes eran tu contención ante el desalentador pronóstico que te daban?

-Mis hijos… ellos me llevaban a pasear en la silla de ruedas, y dar vuelta por el hospital, pero no los podía tener todo el día después de estar cerca de un año internado. Entonces, ¿qué hice? Empecé a caminar yo, me agarré de la silla de ruedas, salí a caminar a la calle con la silla de ruedas adelante, entonces daba 10 pasitos, paraba y me sentaba… Eso, yo solo, al menos 5 minutos y me comencé a sentir mucho mejor. Un día hice 20 metros, otro día hice 100, otro día hice 200, otro día hice una vuelta manzana y después salía sin silla, y bueno, acá estoy.

– ¿¿Qué pensás al mirar atrás y ver todo lo que superaste?

-La verdad admiro la fuerza de voluntad que tuve. Y también dentro de la casa quise dejar un mensaje de que la gente mayor también pueden cumplir sus sueños, también pueden hacer lo que tengan ganas… que si tienen ganas de bailar que bailen, si tienen ganas de salir a cenar o de estudiar teatro o lo que quieran hacer ¡Sí! Todavía están a tiempo. Yo siempre digo que tengo 64 años y mi vida llegó a la tardecita. Para mí ahora son las 6 y cuarto de la tarde y aún falta mucho para que llegue a las 12 de la noche. Entonces hay mucho por vivir todavía y ese es el mensaje para la gente adulta.

Carlos, un apasionado por el fútbol

-Gran parte de tu vida giró alrededor del fútbol, contanos de eso…

-Arranqué desde muy chico… hice inferiores en Chacarita y ahí tuve la suerte de debutar a los 18 años. Pero comencé una carrera muy frustrada.

-¿Frustrada por qué?

-Sufrí muchas lesiones en el camino. Cuando ascendimos con Chacarita yo hice el gol triunfador, y luego un empresario que me vio jugar me llevó a Racing, el club del que todavía soy hincha, pero después de firmar con ellos me agarró una pubalgia, que es una lesión en el pubis.

-¿Eso te impedía jugar?

-Así es… No pude jugar ningún partido con ellos, rescindieron el contrato a fin de año y tuve que volver a Chacarita, pero seguía con la lesión. Me dejaron libre y comencé a jugar en un equipo de ascenso y al poco tiempo viajé a Venezuela. Estuve en unos cuantos equipos más, allá y también aquí en varias provincias, en total fueron 12 años de carrera…

-¿Y qué pasó con ese sueño de seguir en las canchas?

– Dejé de jugar porque la carrera fue muy cortada por las lesiones. Así que después seguí pero como técnico. Empecé dirigiendo fútbol infantil hasta llegar a la primera división. Me ofrecieron irme a Rosario Central, pero justo mi mamá se enfermó de cáncer y decidí quedarme a su lado hasta que falleció a los siete meses. Y después que pasó el tiempo seguí con mi negocio.

-Tenés un boliche y un local de lencería con tu hija también…

-Correcto. Apunté al tema de los boliches bailables, pero en la pandemia no fue fácil la situación. Con la necesidad pensé con mi hija ya arrancamos con un negocio de lencería: primero en un garaje de casa y después logramos poner nuestra tienda en Avellaneda.

-¿Qué te gustaría hacer a partir de ahora con esta visibilidad que te dio Gran Hermano?

-Me está gustando mucho el streaming y también me llama la atención ser comentarista deportivo, de fútbol, ya que es un rubro en el que tengo bastante experiencia y domino muy bien.

Fotos: Chris Beliera.