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La Agencia Nacional de Tierras (ANT), liderada por el director Felipe Harman, ha marcado un capítulo sin precedentes en la historia de la reforma agraria en Colombia. Bajo el respaldo decidido del Gobierno Nacional, la ANT no solo ha logrado consolidar avances históricos en el acceso a la tierra, sino que también ha dado un giro transformador en la relación del Estado con el campesinado. Este esfuerzo monumental ha permitido saldar deudas históricas con las comunidades rurales, promoviendo justicia social y fortaleciendo la economía del campo.
En 2024, la ANT alcanzó niveles de ejecución y eficiencia nunca antes vistos. Con un presupuesto de 4,1 billones de pesos asignado para el año, la entidad ejecutó el 91% de estos recursos. Este presupuesto representó un crecimiento del 1.256% en comparación con 2022, consolidando así una base financiera robusta para llevar a cabo sus objetivos. La presencia territorial de la ANT también se expandió significativamente, pasando de 8 a 92 oficinas a nivel nacional. Este incremento acompañó una ampliación sin precedentes del equipo técnico, con un crecimiento del 566% en el número de agrónomos, que ahora suman 60, y un aumento del 1.900% en los profesionales catastrales, alcanzando 20 integrantes.
El impacto de estas inversiones se refleja en la gestión de 218.531 hectáreas a través de levantamientos topográficos, lo que corresponde a más de 1.200 predios regularizados. “Hemos recorrido 27 departamentos del país, enfrentando retos administrativos, técnicos y políticos, pero también encontrando la resiliencia del campesino, que persiste a pesar del miedo y los embates de la violencia. En cada rincón del país, desde El Aro hasta las ciénagas de Sucre, reconocemos el poderío de nuestra geografía y la dignidad de nuestras comunidades rurales,” afirmó Harman.
La ANT ha liderado un esfuerzo sostenido para transformar las inequidades estructurales del campo colombiano. En tan solo dos años y medio del gobierno del presidente Gustavo Petro, se han adquirido 448.544 hectáreas de tierra, de las cuales 186.116 hectáreas corresponden a 2024. Este logro representa un avance siete veces mayor que el alcanzado por las administraciones de Santos y Duque juntas. Estas tierras han sido destinadas a comunidades campesinas, negras e indígenas, reduciendo desigualdades históricas y fomentando el desarrollo integral de estas poblaciones.
Además, se han formalizado 1.277.049 hectáreas y expedido 752 titulaciones destinadas a proyectos esenciales como educación, infraestructura vial, protección ambiental, salud y saneamiento básico. El Fondo de Tierras también ha registrado un avance significativo: 144.000 hectáreas fueron incorporadas a través de procesos agrarios. Este resultado supera ampliamente lo logrado en los gobiernos anteriores, con un total de 2.596 procesos agrarios decididos que abarcan 570.897 hectáreas.
La ANT también ha dado un paso crucial en la constitución de 13 nuevas Zonas de Reserva Campesina, que suman un total de 643.381 hectáreas. Estas zonas representan un pilar fundamental para garantizar la sostenibilidad ambiental y el fortalecimiento de la economía rural, marcando un hito al integrarse plenamente en la política agraria del país. Asimismo, se han conformado 13 comités departamentales y 434 comités municipales de reforma agraria, duplicando la meta inicial y reforzando la participación activa de las comunidades.
En lo que respecta a las comunidades indígenas y negras, se han adquirido 95.271 hectáreas y formalizado 965.255 hectáreas, garantizando sus derechos territoriales. Además, se han constituido 82 resguardos indígenas, ampliado 57 y titulado tierras a 63 comunidades negras, beneficiando a 193.845 personas en 136 municipios del país.
El impacto de estos esfuerzos ha sido ampliamente reconocido por las comunidades beneficiadas. En un evento reciente en Sumapaz, Felipe Harman declaró: “Es un honor venir a la tierra de Juan de la Cruz Varela, un lugar que representa la lucha campesina, para reafirmar que estamos cumpliendo con los campesinos de Colombia.”
Para 2025, la ANT se proyecta hacia nuevos desafíos, incluyendo la ampliación de los barridos prediales y el fortalecimiento de los procesos agrarios. La visión de una distribución justa y sostenible de la tierra se ha consolidado como una realidad tangible que traduce la reforma agraria en justicia social para miles de familias campesinas. El camino hacia la equidad rural avanza con pasos firmes, transformando no solo la estructura agraria del país, sino también las vidas de quienes son el corazón del campo colombiano.
carloscastaneda@presamercosur.org
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