La actriz tenía apenas 14 años cuando se presentó en el casting donde dijo que ya había leído la novela. Las duras condiciones durante 11 meses de rodaje, en el que sufrió un accidente y la maldición que persiguió al elenco desde el inicio del rodaje
Poco importan los pobres efectos especiales de la época si se los compara con las imágenes realistas de la actualidad. Desde su primera proyección, en diciembre de 1973, El Exorcista comenzó a cimentar su fama como la mejor película de terror de todos los tiempos. La historia que tiene por protagonista a una niña de 12 años que es poseída por el diablo y más tarde sometida a un exorcismo, estaba basada en una exitosa novela publicada dos años antes por William Peter Blatty y llevada al cine por William Friedkin.
La película que logró envejecer muy bien y se convirtió en un clásico de clásicos, no cabe dudas de que en su estreno en los años setentas hizo temblar a los espectadores que osaban ingresar a la sala. Según relatos de la época, la sugestión comenzaba en la fila, al ver salir a los de la función anterior, con mal semblante, casi descompuestos. En The Exorcist Legacy: 50 Years of Fear, su autor Nat Segaloff relata cómo fueron esas primeras funciones que eran un espectáculo en sí mismas: había huidas masivas, gente corriendo por los pasillos, algunos vomitando antes de llegar a la calle. The Washington Times recordó historias, como el momento en que un hombre se lanzó contra la pantalla en Berkeley en un intento de “sacar al ser infernal”. Con un presupuesto limitado de 12 millones de dólares, la película rompió taquilla superando una recaudación de 400 millones de dólares.
Blatty explicó que para el argumento se había inspirado en un hecho verídico sobre el que empezó a trabajar cuando aún era estudiante universitario. Un supuesto exorcismo ocurrido en 1949, del que informó The Washington Post. El caso involucraba a un chico de catorce años que sufría de alteraciones en su personalidad, por lo que le practicaron varios exorcismos en un lapso de tres meses. Tiempo después se revelaría que se trataba de Ronald Edwin Hunkeler, un joven de gran talento que posteriormente fue ingeniero en la NASA quien realizó aportes esenciales para el éxito de la misión Apolo 11 que aterrizó en la Luna: a él se deben los paneles anticalentamiento que recubrían la nave para evitar su desintegración durante el proceso de reintroducción en la atmósfera.
Difícilmente quien haya visto El Exorcista alguna vez en su vida haya podido olvidar el personaje de Regan McNeil, interpretado por Linda Blair, con el colchón sacudiéndose, sus ojos virados a blanco, su cuello girando en 180 grados y con su voz grave y gutural blasfemando.
El rol de la preadolescente fue uno de los más controvertidos de la historia del cine, debido al tenor de la película y el despiadado rodaje que tuvo que afrontar a su corta edad. Linda fue elegida en un largo y minucioso casting del que participaron 600 actrices de su edad, incluidas Melanie Griffith y Laura Dern. Jamie Lee Curtis también había sido tomada en cuenta para el personaje de Regan, sin embargo, su madre la actriz Janet Leigh lo descartó por su edad.
William Friedkin compartió algunos diálogos que tuvo con Linda en esa etapa de la película, que lo dejaron sorprendido. Le había preguntado si había leído la novela. Y ella le respondió que sí: “Es sobre una chica que es poseída y hace un montón de cosas malas”. “¿Cosas malas como qué?”, ahondó Friedkin. “Empuja a un hombre por la ventana de su cuarto, le pega a su madre y se masturba con un crucifijo”, respondió ella “¿Sabés lo que es eso? ¿Lo hiciste alguna vez?” La chica se rió: “Obvio, ¿vos no?”.
El personaje de Regan era central. Debía poder encarnar el bien y el mal y a su vez tener recursos psicológicos para enfrentar el set día a día. Friedkin y Blatty se habían propuesto hacer grandes esfuerzos para proteger a la pequeña actriz durante el rodaje, que duró 11 meses, pero la realidad fue otra. No fue mucho lo que pudieron hacer e incluso le provocaron lesiones físicas por descuidos.
Por empezar, Linda tuvo que convivir a diario con una muñeca macabra con su cara y de igual tamaño. También debió someterse a maquillajes y transformaciones espeluznantes. También fue víctima de un accidente. Para lograr efectos de levitación, el director la colgó una y otra vez de un arnés que la lanzaba en caída libre sobre la cama. Linda gritó mucho en la escena, pero nadie advirtió que se debía al dolor provocado. En la serie Cursed Movies Blair ella contó que sufrió una fractura de vértebra por la que tuvo que ser operada más tarde. “En ese momento no recibí asistencia médica, no llamaron a un doctor. Creyeron que estaba actuando”.
Para lograr el efecto de aliento helado, el director ordenó instalar en el dormitorio de Regan cuatro aires acondicionados que convirtieron el lugar en un freezer. Blair estaba solo con un camisón a una temperatura a 40 grados bajo cero. Probablemente haya recibido protección del más allá, porque le podría haber dado una pulmonía.
La maldición de la película
Se cuenta que el director de la película usó como estrategia de marketing alimentar la idea de que una maldición los perseguía durante el rodaje, que comenzó el 14 de agosto de 1972. Lo primero que sucedió fue el incendio del decorado de la casa de la niña poseída. Se prendió fuego todo, excepto la habitación que usaba para representar el exorcismo. Murieron tres operarios. El informe de los peritos aseguraba que había sido provocado por cortocircuito causado por una paloma. La sugestión comenzó a hacer su trabajo y muchos se preguntaron si era obra del maligno. Por las dudas, gran parte del equipo comenzó a persignarse y rezar.
Los estragos provocados por el fuego demoraron el regreso al set unas seis semanas. Cuando retomaron la filmación, Max Von Sydow, que debía interpretar al padre Lankaster pidió permiso para ausentarse debido a la muerte de su hermano. Poco después, Linda Blair también pidió unos días porque su abuelo había fallecido. Los actores Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros, que habían muerto en la ficción, perdieron la vida durante la post producción. También, un técnico fue asesinado y el vigilante nocturno del estudio fue encontrado sin vida. Jason Miller, que hizo el papel del padre Damien Karras, casi pierde a su hijo en un grave accidente con una moto. Frente a tantas muertes, el elenco comenzó a creer en que la película estaba maldita de verdad, por lo que los curas verdaderos comenzaron a mezclarse con los de la película, mientras rociaban el lugar con agua bendita. Ellen Burstyn, la actriz que se puso en la piel de la madre de la poseída, estaba convencida de que el diablo había metido la cola, de manera que le regaló a Blair una pulsera con una herradura que la protegería del demonio. También, Burstyn, quien veía sombras y escuchaba ruidos en la locación, se negó a seguir filmando si no sacaban las líneas que decían “creo en el diablo” porque creía que eso tendría consecuencias. Por si acaso, las eliminaron.
Tras el estreno en diciembre de 1973, el público tenía sentimientos contradictorios con la película. Así como esta obra maestra del terror recibió las mejores críticas – 10 nominaciones a los Premios Oscar, incluyendo Mejor Película, de los que ganó finalmente dos. Linda Blair y Miller recibieron premios por sus interpretaciones en los Globos de Oro- también fue el blanco de quejas de que provocaba trastornos mentales en la audiencia.
Blair, nacida en San Luis, en Misuri, Estados Unidos, el 22 de enero de 1959, había comenzado su carrera como modelo publicitaria de grandes almacenes a los cinco años. A los 14 años con este gran protagónico nunca imaginó que su cara sería asociada al mismo demonio sin vuelta atrás.
Amenazas de muerte
Pasada la novedad de la película, la familia de Linda se vio obligada a mudarse de estado porque recibieron varias amenazas de muerte. Las acusaciones llegaban del bien y del mal. Por un lado los defensores de Lucifer creían que se habían burlado de él y otros la culpaban por la profanación a Cristo. A pesar de vivir en otro lugar, ante la insistencia de las amenazas la productora debió contratar un guardaespaldas para ella y su familia a lo largo de 6 meses. Al cumplir 15 años, inició una relación sentimental con un hombre 10 años mayor, el cantante australiano Rick Springfield, que evidentemente no le importó la historia de la maldición ni la cara “diabólica” de la joven actriz. Y menos que era menor de edad.
A los 18 años, encontraron a Linda con cocaína y anfetaminas. No solo fue acusada de posesión sino también de distribución, por lo que fue arrestada. Recibió una condena con libertad condicional por tres años y la obligación de aparecer en videos en contra de las drogas y promover un tratamiento de rehabilitación por nueve meses. Esa fue la última vez que Linda se encontró en problemas con este tipo de sustancias, pero el público no se olvidaría de eso. Tiempo después, estuvo internada en un hospital psiquiátrico por problemas de salud mental. El traumático rodaje de la película le pasaría factura, sumado a un presente carente de buenas propuestas como actriz. También a corta edad, Linda Blair vivía un declive en lo profesional.
A pesar de los malos recuerdos de la película, la actriz aceptó a filmar una secuela llamada El exorcista 2: el hereje, estrenada en 1977 sin pena ni gloria. Fue todo un fracaso.
En 1978 otros asesinatos volvieron a recordar al elenco de la primera película que había motivos por los que preocuparse. El actor Paul Bateson, que tenía una pequeña intervención fue condenado por asesinar a un crítico de cine y fue sospechado de otros seis crímenes. En 1987 el hijo de Mercedes McCambridge, la mujer que le puso voz al demonio que poseía a Regan, mató a su esposa, a sus hijos y se suicidó.
En 1990 la actriz trabajó en una parodia de la célebre película, junto a Leslie Nielsen, llamada Reposeída. Después de todo el estrés que vivió con el film original, ella agradeció haber tenido la oportunidad de reírse de él. Nielsen obviamente interpretó al exorcista.
Con los años Linda intentó involucrarse en causas como el veganismo y escribió el libro Going Vegan. En una charla realizada en Málaga expresó su motivación para involucrarse en estas causas: “Tenía que hacer algo que importara al mundo”. Luego lanzó su propia tienda de ropa y también se animó a posar desnuda para revistas como Playboy. Además continuó filmando, pero sin ningún trabajo trascendental No obstante, no le faltan motivos para sentirse orgullosa de por vida de la ser la cara que todos recuerdan de la película más emblemática del género de terror. Y eso es mucho.
infobae.com
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