Las hoy chocantes afirmaciones morales de Carter en el «Playboy», en plena campaña presidencial

El pasado 29 de diciembre falleció James Carter, presidente de Estados Unidos entre 1977 y 1981. Han pasado tantas cosas desde 1976, año en el que ganó las elecciones, que unas declaraciones suyas a Playboy recientemente rescatadas por Daniel Gallagher en The Catholic Thing sorprenden por su franqueza y por el impacto que un político en campaña podía esperar de ellas.

Signos de cambio social

Una prueba de la evolución política en el medio siglo transcurrido es palpable en la propia victoria electoral de Carter. Ganó por 2,1 puntos (50,1% a 48,0%) a un Gerald Ford lastrado por la dimisión de Richard Nixon por el escándalo Watergate dos años antes. Pero mientras Ford ganó, por ejemplo, en California (hoy feudo demócrata), Carter arrasó en el sureño Bible Belt (el Cinturón de la Biblia) que hoy es indiscutiblemente republicano.

Otro ejemplo: mientras Kamala Harris hizo la reciente campaña llevando un abortorio móvil a la convención demócrata que la eligió para ofrecer abortos gratis como en una barraca de feria, Carter mantenía la típica posición del abortismo “moderado”, presumiendo de una posición personal contraria y de intentar paliar los efectos de la sentencia Roe vs Wade que en 1973 liberalizó el aborto en todo el país.

“Cuando fui presidente, anuncié y sigo pensando que puedo vivir con Roe vs Wade. Al amparo de dicha sentencia, que no creo que deba ser cambiada, hice posiblemente todo lo que podía como presidente para minimizar la necesidad de abortos. Creo que todo aborto es el resultado de una horrible serie de errores por parte de las personas implicadas”, dijo en una ocasión. O en otra: “Creo que debemos hacer todo lo que podamos por minimizar los abortos, y no favorecerlos“.

Puritanismo de izquierdas

Tras una presidencia valorada como desastrosa por sus adversarios políticos e incluso mediocre por los tradicionales apoyos demócratas, Carter apoyó como ex presidente todas las causas progresistas en el mundo, desde la connivencia con el régimen comunista de Fidel Castro a la negociación con la banda terrorista ETA.

Proclamó siempre, sin embargo, su profunda fe cristiana baptista y una moral privada que no le importaba defender. Se convirtió así en paradigma de un cierto ‘puritanismo de izquierdas’ muy característico del mundo anglosajón y menos habitual en el ámbito europeo o hispanoamericano.

Las declaraciones a Playboy

De hecho, las declaraciones a Playboy, a pesar de estar hechas en un medio que mezclaba la pornografía con la política, son de una franqueza que no se permitirían hoy ni los candidatos más conservadores.

Carter alude a su entrevista en ‘Playboy’ durante uno de sus debates con Ford. El hecho de que reconociese infidelidades ‘en su corazón’ generó gran revuelo.

Carter tenía que pelear con Ford por el voto de esa ‘mayoría silenciosa‘ que, harta del cóctel sesentayochista y pro-comunista que se había adueñado en los años 60 del discurso mediático y educativo (a niveles similares a los que han hartado de nuevo en 2024 al electorado estadounidense), había dado en 1972 a Nixon una de las victorias presidenciales más arrolladoras que se recuerdan.

Pero en el caso de Carter no había solo cálculo electoral -lo que, en todo caso, mostraría la profundidad de los cambios vividos en las últimas décadas-, sino también convicción personal.

“El adulterio, según la Biblia -en la que creo- es un pecado“, dijo en una entrevista a Robert Scheer para la revista de Hugh Hefner (en cuya célebre mansión llegó a montar eventos para la recaudación de fondos por la legalización del aborto).

“Para nosotros”, seguía el candidato a la Casa Blanca, entonces en plena campaña, “odiar al prójimo, mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, participar en actividades homosexuales, robar, mentir… son pecados. Pero Jesús nos enseña a no juzgar a los demás. No asumimos el papel de juzgar y decirle a otro ser humano: ‘Estás condenado porque pecas’. Todos los cristianos, todos nosotros, reconocemos que somos pecadores y el juicio corresponde a Dios, no a otro ser humano”.

Una entrevista a James y Rosalynn Carter ante su 75º aniversario de bodas.

Carter hizo asimismo una confesión personal: “Intento no cometer un pecado deliberado. Reconozco que de alguna manera lo haré, porque soy humano y sufro la tentación. Y Cristo nos puso un listón casi imposible. Cristo dijo: ‘Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón’ (Mt 5, 28). He mirado a muchas mujeres con lujuria. He cometido adulterio en mi corazón muchas veces. Es algo que Dios reconoce que haré -y lo he hecho- y Dios me perdona por ello. Pero eso no significa que yo condene a quien no solo mira a una mujer con lujuria, sino que abandona a su esposa y se va a vivir con alguien sin estar casados“.

Un matrimonio longevo y sólido

Jimmy Carter se casó con Rosalynn Smith en 1946 y vivieron un matrimonio sin fisuras, firmemente unido, durante 77 años. Ella falleció en noviembre de 2023, a los 96 años de edad, y él poco más de un año después, cuando acababa de cumplir los 100. Tuvieron cuatro hijos, once nietos y catorce bisnietos. Rosalyn afirmó en alguna ocasión que el secreto de esa solidez y esa felicidad residía en haberse casado “con la persona adecuada”, y que en esa adecuación era fundamental la fe compartida.

“Mi abuela no necesita un elogio fúnebre”, dijo su nieto Jason cuando murió: “Toda su vida fue un sermón, un potente testimonio sobre el poder de la fe y el poder de un amor profundo y decidido“.

Leían juntos la Biblia a diario y, si estaban separados -lo que sucedía con frecuencia por las exigencias de la vida política- se aseguraban de leer ambos ese día el mismo pasaje: “Eso nos hace pensar en la misma inspiración de Dios antes de irnos a dormir“,  dijo el presidente en una entrevista.