Un muy exhaustivo y revelador informe sobre los complejos foresto industriales del MERCOSUR plantea un panorama de desafío y oportunidades para la inserción global del sector. El documento, titulado “El sector forestal-maderero de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Estrategias, desafíos y oportunidades para avanzar hacia el desarrollo y la inserción internacional sostenible, en el contexto del reglamento de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación (EUDR)” ha sido clarificador en cuanto al potencial de la región y el momento para que nuestro país aproveche su potencial crecimiento. Desde CONFIAR promovemos una Argentina económicamente pujante, consolidada, entre otros, por un sector que puede motorizar y marcar la diferencia para el desarrollo regional, ya que la industria forestal puede atraer inversiones por más de 6 mil millones de dólares que producen bioproductos de alta demanda local y global y crear así miles de empleos.
La forestoindustria del Mercosur, integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, desempeña un rol crucial en las economías de la región, tanto por su impacto económico directo como por su contribución a los servicios ecosistémicos globales. Con una superficie combinada de 591 millones de hectáreas de bosques, de las cuales 12 millones corresponden a plantaciones forestales, este sector genera el 1,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) regional y emplea formalmente a más de 668.000 personas.
Sin embargo, la participación del Mercosur en los mercados internacionales varía significativamente entre los países miembros, siendo Brasil y Uruguay los líderes en exportaciones forestales, mientras que Argentina y Paraguay enfrentan retos significativos para consolidar su inserción global.
El Consejo Foresto Industrial Argentino (CONFIAR) representa al sector foresto industrial que, en conjunto, involucran 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales; 53 millones de hectáreas de bosques nativos; exportaciones por 550 millones de dólares; 100 mil empleos directos y 6000 Pymes de la cadena madera-muebles. Actualmente la foresto industria en Argentina tiene amplias posibilidades de expandirse promoviendo economías regionales, con un impacto positivo en empleos y en divisas de manera inmediata. En este contexto, ha sido publicado un importante estudio sobre el Complejo Forestal Industrial del Mercosur que describe el panorama del sector forestal-maderero de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, así como sus estrategias, desafíos y oportunidades para avanzar hacia el desarrollo sostenible, en el contexto del reglamento de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación.
El sector forestal no solo es una fuente clave de ingresos y empleo, sino que también es fundamental en la lucha contra el cambio climático, debido a su capacidad para absorber dióxido de carbono, conservar la biodiversidad y proteger los suelos y cuerpos de agua. A pesar de estas ventajas, la forestoindustria enfrenta desafíos asociados a la sostenibilidad y la regulación internacional, particularmente con la implementación del Reglamento Europeo 2023/1115 (EUDR).
El EUDR establece requisitos estrictos para los productos forestales que ingresan al mercado de la Unión Europea, exigiendo que estén libres de deforestación desde diciembre de 2020 y que cumplan con la legislación del país de origen. Entre las principales disposiciones se incluyen:
- Trazabilidad robusta: Los productos deben ser rastreables hasta su punto de origen, utilizando datos geolocalizados precisos, especialmente para parcelas mayores a cuatro hectáreas.
- Evaluación de riesgos: Cada país será clasificado según su nivel de riesgo de deforestación (alto, estándar o bajo), lo que determinará el nivel de control sobre sus exportaciones hacia la UE.
- Costos de cumplimiento: Las empresas deberán implementar sistemas de auditoría y certificación, lo que podría ser especialmente desafiante para las pequeñas y medianas empresas (PyMEs).
Argentina: un gigante forestal en potencia
Argentina posee 53 millones de hectáreas de bosques y 1,3 millones de hectáreas de plantaciones, lo que la posiciona como un actor relevante en términos de recursos forestales. Sin embargo, su participación en el comercio internacional sigue siendo limitada. En 2022, las exportaciones forestales representaron solo el 0,7 % del total nacional, muy por debajo de Brasil y Uruguay.
La estructura del sector forestal argentino está marcada por una orientación histórica hacia el autoabastecimiento, lo que ha restringido su capacidad de desarrollar un complejo exportador competitivo. Aunque el país tiene una única planta de celulosa de mercado, inaugurada en 1982, las políticas públicas no han logrado fomentar el nivel de inversión necesario para expandir significativamente el sector.
El desafío para Argentina radica en aprovechar su alta productividad forestal y la calidad de sus suelos para atraer inversiones, diversificar su oferta y mejorar su posicionamiento en mercados internacionales, especialmente en un contexto de creciente demanda por productos sostenibles.
Brasil y Uruguay: líderes regionales
Brasil y Uruguay destacan como los principales exportadores del Mercosur, con un 99 % del valor de las exportaciones forestales hacia la UE en 2022. Brasil, que concentra el 79 % de las plantaciones forestales del bloque, ha desarrollado una cadena productiva integrada que incluye la producción de celulosa, papel y madera de alta calidad. Su éxito se debe a la inversión en investigación y desarrollo, la integración con la industria metalmecánica local y avances en el cultivo de eucalipto.
Uruguay, aunque más pequeño, ha logrado posicionarse como un líder en la exportación de celulosa, con un 53,9 % de sus envíos dirigidos al mercado europeo. Este éxito se atribuye a un marco institucional sólido, incentivos a la inversión y una infraestructura eficiente para la logística y el comercio.
El impacto del EUDR en la forestoindustria del Mercosur
El Reglamento Europeo 2023/1115 presenta tanto desafíos como oportunidades para los países del Mercosur. Mientras que las exigencias de trazabilidad y cumplimiento legal representan un costo adicional significativo, también pueden actuar como un catalizador para la modernización del sector.
El cumplimiento del EUDR requerirá inversiones en tecnología, certificaciones de sostenibilidad como FSC y PEFC, y el fortalecimiento de los sistemas de información. Esto podría representar una barrera para las PyMEs, que constituyen una parte importante de la cadena forestal en la región, pero también una oportunidad para diferenciarse en mercados internacionales.
Además, el EUDR puede incentivar la colaboración regional, fomentando la armonización de estándares y la creación de cadenas de suministro sostenibles y competitivas.
Según un informe de la consultora AFRY, el valor agregado de la forestoindustria mundial crecerá en más de 210 mil millones de dólares entre 2019 y 2035, impulsado por la bioeconomía y la transición hacia materiales más sostenibles. América del Sur, que actualmente produce el 40 % de la celulosa a nivel mundial, está en una posición privilegiada para capitalizar este crecimiento, especialmente si se realizan inversiones estratégicas en infraestructura y tecnología.
Para aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado global y cumplir con las nuevas normativas internacionales, el Mercosur debe enfocarse en:
- Políticas públicas integradas: Fortalecer el diálogo entre gobiernos y el sector privado para diseñar políticas que incentiven la inversión y promuevan prácticas sostenibles.
- Desarrollo tecnológico: Implementar sistemas de trazabilidad digital y fomentar la investigación en genética forestal, química y biología.
- Incentivos a la inversión: Crear marcos regulatorios estables que atraigan capital extranjero y promuevan la diversificación de productos de mayor valor agregado.
- Capacitación y certificación: Apoyar a las PyMEs en la adopción de estándares internacionales, asegurando su acceso a mercados clave.
En resumen, la forestoindustria del Mercosur tiene el potencial de convertirse en un motor de crecimiento sostenible para la región. Sin embargo, alcanzar este objetivo requerirá un esfuerzo conjunto para superar los desafíos regulatorios y económicos, y aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el mercado internacional.
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