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En un giro inesperado, las autoridades venezolanas decidieron reabrir el espacio aéreo entre Venezuela y Colombia, permitiendo que los vuelos entre ambos países retomen operaciones tras una suspensión impuesta por Nicolás Maduro. La medida, que había causado preocupación en sectores económicos y sociales a ambos lados de la frontera, se adoptó inicialmente bajo el argumento de proteger la estabilidad del país ante una presunta amenaza.
El cierre del espacio aéreo fue anunciado el pasado viernes, 10 de enero, a las 5:00 de la mañana, y se esperaba que se extendiera hasta el lunes 13 de enero a la misma hora. Sin embargo, en la tarde del domingo, fuentes de la Aeronáutica Civil confirmaron que las restricciones habían sido levantadas, devolviendo la normalidad a una ruta aérea clave para los intercambios comerciales y familiares en la región fronteriza.
El gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, justificó la decisión inicial de cerrar la frontera con un mensaje cargado de advertencias: “Tenemos la información de una conspiración internacional para perturbar la paz de los venezolanos y, en especial, de esta zona de frontera. En ese sentido, hago un llamado a la comprensión de todos los sectores de la sociedad: ganaderos, empresarios, emprendedores y pueblos que circulan normalmente entre Colombia y Venezuela, a que entiendan por qué vamos a ordenar por instrucción del presidente Nicolás Maduro el cierre de la frontera con Colombia desde las 5:00 a. m.”.
Aunque no se ofrecieron mayores detalles sobre la supuesta conspiración, la medida generó tensiones entre quienes dependen del tránsito transfronterizo. La frontera entre Colombia y Venezuela es una de las más dinámicas de América Latina, y las interrupciones afectan no solo al transporte aéreo, sino también al comercio terrestre, el turismo y las actividades económicas cotidianas.
La reapertura de los cielos representa un alivio para ambas naciones, que en los últimos años han trabajado en la normalización de relaciones tras un periodo de tensiones diplomáticas. Los vuelos comerciales entre Colombia y Venezuela son un símbolo de esos esfuerzos de acercamiento, y cualquier interrupción pone de manifiesto la fragilidad de los avances logrados.
El restablecimiento del tránsito aéreo también envía un mensaje positivo a los sectores productivos y a las comunidades fronterizas, quienes han manifestado reiteradamente la necesidad de fortalecer los lazos bilaterales para impulsar la economía y la integración regional.
La medida, aunque tardía para algunos, se convierte en un recordatorio de los desafíos persistentes en una relación marcada por la incertidumbre y la política. Por ahora, las aeronaves vuelven a cruzar el cielo binacional, llevando consigo no solo pasajeros, sino también la esperanza de estabilidad y cooperación futura.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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