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Lun. Dic 2nd, 2024
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La Comisión Europea y Gobiernos como el de España, de un lado, y el de Brasil, del otro, apoyan la firma del tratado cuanto antes

¿Es un pacto imposible o llegamos al final de una historia de dos décadas? El acuerdo de libre comercio entre Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Unión Europea fue anunciado en 1999 como uno de los más ambiciosos en la historia, el impulso que necesitaban ambos grupos de países para reforzarse en el comercio internacional frente a China y Estados Unidos. Sin embargo, 25 años después de iniciar conversaciones, el tratado continúa diluyéndose en los detalles técnicos.

Hasta ahora, solo se habían sucedido conversaciones interrumpidas: quedaron varadas en 2006 y 2012, se reactivaron en 2016, y en 2019 por sin se dio el pacto por cantado tras firmar un “principio de acuerdo”. Pero faltó el broche final, que ahora parece más cerca que nunca a pesar de que Francia abriese nuevas disputas en la pasada cumbre del G20 en Brasil. Bruselas tiene prisa, y en este último mes ha acelerado la última ronda de contactos antes de que en diciembre los líderes de Mercosur se reúnan en Uruguay.

El acuerdo contempla crear una ‘megazona’ que supondría el espacio comercial más grande del planeta. La Comisión Europea estima que, gracias a la eliminación de aranceles, las exportaciones europeas se beneficiarán de un ahorro arancelario de 4.000 millones de euros anuales, lo que representa cuatro veces el que ofrece el tratado con Japón.

En lo que respecta a España, el Ministerio de Asuntos Exteriores encabezado por José Manuel Albares cifra en un 37% el aumento de las exportaciones a estos países. Al mismo tiempo, el sector agrario y ganadero latinoamericano se vería también muy beneficiado por la subida de sus ventas al exterior.

España y Alemania abrazan el acuerdo y Francia eleva la presión

La mayoría de las trabas proceden del lado europeo, y tienen que ver con las regulaciones medioambientales y la amenaza de que las exportaciones del Mercosur hagan peligrar a los productores agrícolas comunitarios. Francia, la segunda economía más grande de la UE, es el ejemplo de esta posición, junto a países como Polonia, Austria y Países Bajos, que se han mostrado tajantemente en desacuerdo con el pacto “tal y como está”. Por otro lado, potencias europeas como España y Alemania se han mostrado muy a favor de acelerar las negociaciones.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a su llegada al encuentro empresarial Brasil-España. (Sebastiao Moreira/EFE)El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a su llegada al encuentro empresarial Brasil-España. (Sebastiao Moreira/EFE)

Carlos Malamud, investigador principal en el Real Instituto Elcano, explica que el gran problema al que se ha enfrentado el Tratado con Mercosur, tanto en la Unión Europea como desde el propio Mercosur, es el proteccionismo. En el caso de los países latinoamericanos, es el proteccionismo industrial, mientras que en el europeo es el agrícola y ganadero. “Todo acuerdo de libre comercio tiene ganadores y perdedores. Lo que pasa es que hay que ponerlo en su contexto global, en las ganancias netas del acuerdo en su conjunto”, explica Malamud. El experto subraya que estas ganancias existen para los dos lados.

En este sentido, Europa se convertiría en el principal jugador en América Latina. “Tendría medido, en términos de PIB, un mayor alcance de sus tratados de libre comercio que Estados Unidos o China. Si se cierra, sumados a los que ya mantiene con otros países de la región, la Unión Europea tendría tratados de este tipo con prácticamente toda América Latina”, apunta. Es decir, tendrá pactos con un 94% del PIB de América Latina, comparado con un 44% de EEUU y un 14% del gigante asiático. Sería un impulso más que necesario para una industria europea en declive.

Pero las presiones internas siguen siendo muy fuertes en el bloque comunitario. El último choque con Bruselas tuvo lugar en la Asamblea Nacional Francesa, donde se llevó a cabo una votación este mes en la que prácticamente todos los partidos, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, se pronunciaron en contra del tratado. París ha dejado claro que sería inaceptable un acuerdo con Mercosur sin unanimidad y la ministra francesa de Comercio Exterior, Sophie Primas, indicó que no se llegaría a la firma sin pleno consenso.

Sobre las reticencias de Francia, la secretaria de Estado de Comercio de España, Amparo López Senovilla, afirmó que se está “trabajando intensamente con distintos países de la Unión Europea y esperamos que llegue a un buen puerto, porque es un acuerdo que realmente es importante para todo el mercado de la Unión Europea”.

“El tratado con el Mercosur es un tratado mixto, lo que quiere decir que hay partes que pueden ser aprobadas directamente por la propia Unión Europea, que son las que tienen que ver con el comercio e inversiones; mientras que hay otras, que tienen que ver con cuestiones de diálogo político y de cooperación, que tienen que ser aprobadas por los parlamentos nacionales”, expone el investigador del Real Instituto Elcano. A pesar de las presiones de Francia, en las próximas semanas el Parlamento Europeo aprobará previsiblemente el acuerdo comercial.

El momento es ahora

Según los analistas, el acuerdo está a punto de firmarse gracias también a la apertura política de Mercosur, a quien, al igual que a Bruselas, le cuesta mucho hacer concesiones. La Brasil de Lula o la Argentina de Milei son un claro ejemplo de ello.

La economía brasileña, por ejemplo, es muy cerrada, y sigue así. “Brasil y Argentina son posiblemente las economías más proteccionistas del planeta”, apunta Malamud. “Lo que pasa es que Lula ha entendido que el acuerdo de Mercosur con la Unión Europea es una excelente oportunidad”, afirma, al tiempo que añade que el presidente brasileño tiene aún sus reclamaciones en cuanto a las exigencias medioambientales de la Unión Europea, “que es el último obstáculo que ha aparecido en la negociación desde los dos lados”. A su vez, el presidente brasileño las ha tenido con Francia después de que el grupo de supermercados francés Carrefour adelantase que dejaría de vender carne de los países del Mercosur “por solidaridad con el mundo agrícola francés”.

“En Argentina, con Milei, debería ser o debería estar mucho más abierto a la negociación y al acuerdo que con Alberto Fernández, que era claramente opuesto al tratado”. “Es una oportunidad trascendental para que ambas regiones ahonden en su cooperación y compromiso. La ocasión es propicia y el momento es ahora”, concluye Malamud.

infobae.com


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