Cada año, los océanos reciben millones de toneladas de desechos plásticos. Estas cifras son alarmantes ya que sus efectos sobre los ecosistemas marinos son devastadores e incalculables
La contaminación por plásticos se convirtió en una de las amenazas más graves para la salud del planeta. Cada día, toneladas de residuos plásticos, especialmente aquellos de un solo uso, como envoltorios, botellas y bolsas, se generan en todo el mundo. La magnitud de este problema es difícil de comprender, pero el impacto que tiene sobre el medio ambiente es devastador.
Según Newsweek, el informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cada año, aproximadamente 14 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, lo que representa el 80 por ciento de todos los desechos marinos.
Este plástico no solo contamina las aguas, sino que también afecta gravemente a la fauna marina. Douglas McCauley, profesor de ciencias oceánicas en la Universidad de California, señala que el impacto es tal que algunos animales, como las ballenas, consumen millones de partículas de microplásticos cada día al ingerir plancton.
El plástico tiene la capacidad de permanecer en el medio ambiente durante décadas o incluso siglos, lo que agrava aún más el problema. Se desintegra en partículas más pequeñas, creando lo que se conoce como microplásticos y nanoplásticos, los cuales son especialmente peligrosos.
Además de los efectos devastadores sobre los ecosistemas marinos, la producción de plásticos también tiene un impacto significativo en el cambio climático. La fabricación de plástico, que se realiza principalmente a partir de productos petroquímicos, emite grandes cantidades de gases de efecto invernadero.
Un estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley reveló que la producción de plásticos es responsable de aproximadamente el 5 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, más que el sector de la aviación, esto agrava aún más la crisis climática.
El impacto en la salud
El problema de la contaminación plástica no solo afecta a los ecosistemas marinos y terrestres, sino que también tiene implicaciones graves para la salud humana. Estos fragmentos diminutos, con una longitud inferior a 5 milímetros, son ingeridos no solo por los animales marinos, sino también por los seres humanos a través del consumo de mariscos y otros productos contaminados.
El Dr. Leonardo Trasande, profesor de pediatría en la Universidad de Nueva York y experto en salud ambiental, advirtió sobre los peligros de los productos químicos presentes en los plásticos, como los ftalatos y el bisfenol A (BPA).
“Estos compuestos, que se utilizan para dar flexibilidad y resistencia a muchos plásticos, fueron vinculados a una serie de efectos adversos en la salud humana, particularmente en el desarrollo infantil -dice-. Los químicos pueden interferir con el sistema hormonal, lo que puede llevar a trastornos del desarrollo, obesidad, diabetes y problemas reproductivos”.
Más de 18.000 científicos y médicos confirmaron estos hallazgos, alertando sobre los peligros que implica la exposición a los productos químicos contenidos en los plásticos. Según Trasande, los efectos nocivos no se limitan a la exposición directa al plástico en los océanos, sino que también provienen de los productos plásticos que usamos a diario.
Por otro lado, la toxicidad de los plásticos no se limita a los productos químicos que contienen, sino que incluye los contaminantes que absorben a lo largo de su permanencia en el ambiente.
La Fundación Mundial para la Naturaleza (WWF) destaca que el plástico no solo daña la biodiversidad, sino que pone en riesgo el bienestar humano, subrayando que el 72 por ciento de los estadounidenses se sienten frustrados por la cantidad de desechos plásticos en los océanos, mientras que el 81 por ciento de los consumidores están dispuestos a reciclar más.
Cifras alarmantes
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada año se vierten más de 8 millones de toneladas de plásticos en los océanos, lo que pone en peligro la biodiversidad marina, la salud humana y el bienestar de los ecosistemas en general. Ante este panorama, la comunidad internacional comenzó a reconocer la necesidad de un esfuerzo coordinado para abordar esta crisis.
En 2022, la ONU aprobó un tratado global sobre plásticos, cuyo objetivo es reducir la producción y el uso del plástico, promover la economía circular y mejorar el reciclaje, todo dentro de un marco global vinculante.
El Tratado Global sobre Plásticos es un acuerdo internacional negociado por los gobiernos de 175 países durante las reuniones de la ONU, con el objetivo de reducir el impacto ambiental a nivel global. El tratado está diseñado para ser un marco legal que guíe a los países hacia la creación de políticas más eficaces para enfrentar el problema de la contaminación plástica.
El acuerdo busca establecer normas globales vinculantes que obliguen a los países firmantes a tomar medidas específicas en cuanto a la reducción de la producción y consumo de plásticos. El tratado tiene como metas principales: reducir la producción, mejorar la gestión de residuos, fomentar la investigación y el desarrollo, y la responsabilidad compartida con la población.
El Tratado Global sobre Plásticos se caracteriza por los tres pilares fundamentales para abordar la contaminación plástica a nivel mundial:
- Prevención: Los países deben reducir la producción y consumo de un solo uso, promoviendo alternativas sostenibles y regulando el diseño de productos plásticos para hacerlos más reciclables o reutilizables.
- Reciclaje y reutilización: Se busca mejorar las tasas de reciclaje mediante inversiones en infraestructura, educación y la creación de mercados para plásticos reciclados, reduciendo así la demanda.
- Innovación y alternativas: El tratado fomenta la investigación y el desarrollo de alternativas como los bioplásticos, que son renovables y biodegradables, además de mejorar las tecnologías de reciclaje.
Sin embargo, su implementación enfrenta varios retos y controversias. La desigualdad entre países puede dificultar su cumplimiento, especialmente en países en desarrollo. Además, la industria del plástico podría presionar para suavizar las medidas, y la falta de mecanismos de monitoreo y cumplimiento podría limitar la efectividad del tratado.
También existe la falta de consenso universal, con algunos países escépticos, sobre las medidas debido a sus economías dependientes de la producción de plásticos.
La lucha contra la contaminación por plásticos requiere un enfoque colaborativo que combine los esfuerzos del sector privado con la experiencia y la visión de las organizaciones ecologistas y ambientalistas. Las alianzas entre empresas del sector y grupos sin fines de lucro son esenciales para impulsar la innovación en sostenibilidad y alcanzar los objetivos del tratado global.
Este tipo de colaboraciones permite una mejor desarrollo de soluciones que aborden tanto los problemas del diseño de productos plásticos como las complejidades del reciclaje. Las empresas, por ejemplo, pueden aportar con su capacidad de producción y distribución, mientras que los grupos ecologistas contribuyen con su experiencia en la gestión de residuos y la promoción de prácticas sostenibles.
Juntas, estas partes pueden impulsar campañas de sensibilización sobre el reciclaje, compartir mejores prácticas de gestión de residuos y presionar por regulaciones más estrictas para la reducción de plásticos de un solo uso.
Por ejemplo, empresas como Unilever y Nestlé comenzaron a asociarse con organizaciones medioambientales para reducir la cantidad de plástico virgen en sus productos, explorando alternativas reciclables. Asimismo, grupos ecologistas como WWF y Greenpeace colaboraron con marcas globales para desarrollar pautas claras sobre el uso y la eliminación de plásticos innecesarios en el packaging.
La economía circular: rediseñar el ciclo del plástico
Una de las soluciones más ambiciosas que plantea el tratado es la transformación de la economía lineal actual en una economía circular, donde el plástico no se convierta en residuo después de su uso, sino que se recicle, reutilice y regenere de manera constante.
Para ello, la industria debe rediseñar tanto sus productos como sus procesos, de forma que cada parte del ciclo de vida del plástico esté alineada con la sostenibilidad.
Sistema de reciclaje funcional
Un sistema de reciclaje eficiente es clave para lograr este cambio hacia la economía circular. Las soluciones tecnológicas tienen un papel fundamental en la creación de un sistema de reciclaje más funcional y accesible.
La automatización, el uso de inteligencia artificial (IA) para clasificar y separar los plásticos, y el desarrollo de nuevas técnicas de reciclaje químico son algunos de los avances que permiten una mayor eficiencia en este proceso.
Este tipo de tecnología facilita que los plásticos sean reciclados de forma más pura, sin perder sus propiedades, lo que incrementa su valor en la fabricación de nuevos productos.
Desafíos y avances
Aunque el camino hacia la implementación efectiva del Tratado Global sobre plásticos está lleno de retos, existen varias razones para el optimismo, aunque este sea cauteloso. Las soluciones ya en marcha, junto con las ideas en discusión, ofrecen una perspectiva positiva, aunque aún se requiere un enfoque multifacético para enfrentar todos los aspectos de la crisis.
Uno de los avances más notables es el desarrollo de nuevas tecnologías que facilitan tanto el reciclaje como la sustitución de plásticos convencionales por alternativas más sostenibles.
El reciclaje químico, que permite recuperar plásticos de difícil reciclaje, está ganando terreno, y algunos países ya están implementando proyectos piloto que podrían transformar la industria del reciclaje.
El cambio hacia una economía circular, impulsado por el tratado, es otro aspecto que genera razones para el optimismo. A través de la reparación, la reutilización y el rediseño de productos plásticos, se puede reducir la necesidad de producir nuevos materiales y aumentar la vida útil de los existentes.
La creación de mercados para plásticos reciclados y la mejora de la infraestructura de reciclaje son medidas que, aunque requieren tiempo, están comenzando a dar sus frutos en algunos países y regiones.
Sin embargo, el éxito a largo plazo del tratado dependerá en gran medida de la colaboración entre gobiernos, empresas y sociedad civil, así como de la capacidad de adaptarse a nuevas realidades tecnológicas y económicas.
infobae.com
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