La presencia del plástico en nuestra vida cotidiana es innegable. Desde envases hasta textiles, este material sintético ha permeado prácticamente todos los rincones de nuestro entorno.
Sin embargo, una de las consecuencias más preocupantes de esta omnipresencia es la creciente contaminación por microplásticos, diminutas partículas que se desprenden de productos más grandes y que se encuentran ahora en los rincones más remotos del planeta, incluyendo nuestros propios cuerpos.
Estudios recientes han revelado la alarmante presencia de microplásticos en diversos órganos vitales del cuerpo humano, desde los pulmones hasta el corazón, pasando por el cerebro y la placenta. Estos diminutos fragmentos plásticos pueden penetrar en nuestros tejidos a través de la inhalación, la ingestión y el contacto con la piel, planteando interrogantes sobre los potenciales efectos a largo plazo para nuestra salud.
Si bien los científicos han iniciado una carrera contra reloj para comprender los impactos de los microplásticos en la salud humana, aún queda mucho por investigar. Los estudios en animales y en cultivos celulares han proporcionado valiosa información, pero existen limitaciones importantes. Por ejemplo, las concentraciones de microplásticos utilizadas en estos experimentos a menudo superan con creces los niveles a los que estamos expuestos en la vida real, lo que dificulta extrapolar los resultados directamente a los humanos.
Además, los estudios en humanos son escasos y complejos. Un estudio reciente publicado en The New England Journal of Medicine, detectó la presencia de microplásticos en tejido adiposo extraído de pacientes sometidos a cirugía cardiovascular. Este hallazgo sugiere que los microplásticos pueden acumularse en el cuerpo humano y persistir durante largos períodos. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para determinar si esta exposición está relacionada con problemas de salud específicos.
Interrogantes
La presencia de microplásticos en el tejido humano, incluyendo las placas arteriales, plantea interrogantes sobre su potencial papel en el desarrollo y progresión de enfermedades cardiovasculares. El estudio evalúa si la eliminación de estas placas, ricas en microplásticos, mediante endarterectomía carotídea, puede modificar el riesgo de futuros eventos cardiovasculares. Los hallazgos de esta investigación podrían tener importantes implicaciones clínicas y guiar futuras estrategias de prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares en un contexto de contaminación por microplásticos.
A lo largo de 34 meses, se estudiaron las placas arteriales de 257 pacientes, encontrando que 60% contenía polietileno y 12% cloruro de polivinilo. Estos hallazgos no solo revelan la amplia distribución de los microplásticos en el cuerpo humano, sino que también sugieren una posible relación causal entre la contaminación por plásticos y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Estos resultados tienen importantes implicaciones para la prevención y el tratamiento de estas enfermedades.
El PVC y el polietileno, dos de los plásticos más comunes, se encuentran en una amplia gama de productos que utilizamos a diario. La presencia de microplásticos derivados de estos materiales en la sangre humana ha generado alarma. Estudios preclínicos indican que los microplásticos pueden desencadenar una cascada de eventos dañinos en el corazón, incluyendo inflamación, estrés oxidativo y alteraciones en la frecuencia cardíaca.
Además, se han observado efectos adversos como la formación de cicatrices en el corazón de modelos animales. Los resultados de estudios observacionales en humanos corroboran estos hallazgos, sugiriendo un vínculo entre la exposición ocupacional al PVC y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Riesgos
Los resultados del estudio fueron contundentes: los pacientes con microplásticos en sus placas arteriales presentaron un riesgo 4,5 veces mayor de sufrir eventos cardiovasculares graves, como derrames cerebrales, infartos de miocardio o muerte, durante los 34 meses de seguimiento.
La presencia de micro y nanoplásticos se confirmó mediante un riguroso análisis químico que incluyó pirólisis-cromatografía de gases-espectrometría de masas y análisis de isótopos estables. Este último permitió distinguir el carbono proveniente de los plásticos de aquel originario de los tejidos humanos, corroborando así la presencia de partículas de origen sintético en las placas arteriales.
Al examinar las placas arteriales con microscopía de alta potencia, los investigadores observaron de manera clara fragmentos de plástico con bordes irregulares. Estos microplásticos se encontraban incrustados tanto en macrófagos, células del sistema inmunitario encargadas de “limpiar” los tejidos, como en las propias acumulaciones de grasa.
Además, los análisis de tejido revelaron niveles significativamente más altos de marcadores inflamatorios en los pacientes con presencia de microplásticos, lo que sugiere una respuesta inflamatoria exacerbada en respuesta a estos contaminantes.
Reducir la contaminación
Si bien este estudio observacional ha revelado una asociación intrigante entre la presencia de microplásticos en las placas arteriales y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, es fundamental reconocer las limitaciones inherentes a este tipo de diseño de investigación.
La naturaleza observacional del estudio no permite establecer una relación causal definitiva, ya que no se controlaron otros factores de riesgo cardiovascular conocidos, como el tabaquismo, el sedentarismo y la exposición a otros contaminantes. A pesar de estas limitaciones, el hallazgo de microplásticos en las placas arteriales representa un avance significativo en la investigación y plantea interrogantes cruciales sobre los mecanismos biológicos subyacentes y las estrategias para reducir la exposición humana a estos contaminantes.
La relación entre los microplásticos y las enfermedades cardiovasculares es un tema complejo que requiere más investigación. Sin embargo, los resultados de este estudio son preocupantes y nos obligan a reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestro consumo de plástico. Cada uno de nosotros puede contribuir a reducir la contaminación por plásticos en nuestro entorno diario. Al elegir productos con menos empaque, reciclar correctamente y apoyar iniciativas de economía circular, podemos ayudar a proteger nuestra salud y el planeta.
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Paulino Betancourt Figueroa | @p_betanco
Fuente de esta noticia: https://efectococuyo.com/opinion/huellas-de-plastico-en-el-corazon/
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