Playa de las Teresitas: los secretos de una playa que puedes visitar todo el año

A lo largo y ancho de la costa española, hay playas y playas. Algunas son simples arenales sin nada a destacar y otras son conocidas por diferentes razones. Sus aguas turquesas, sus puestas de sol, sus formaciones rocosas. La playa de las Teresitas, en la isla de Tenerife, resulta atractiva por varias razones. Pero una de las cuestiones por las que es tan famosa es porque es muy diferente a las de su alrededor: dejó de ser volcánica en la década de los 70.

Es probable que alguna vez hayas visto alguna imagen de esta enorme playa que, dado el buen clima de las islas Canarias, se puede visitar durante todo el año. De ser así, te habrás dado cuenta de que está formada por un enorme arenal de arena anaranjada que difiere bastante de las oscuras playas volcánicas de la isla. Y puede que, si nunca has escuchado lo contrario, pienses que esto siempre ha sido así. Pero lo cierto es que la turística playa de las Teresitas sufrió una transformación hace cerca de 50 años.

Antiguamente, como cabe esperar de una isla volcánica, la playa de las Teresitas tenía arena negra procedente de la lava de los volcanes de Tenerife. En realidad, su nombre por aquel entonces era también diferente, y se la conocía como Tras la Arena o Las Teresas. Pero en los años 70 se llevaron hasta la isla toneladas de arena procedente del desierto del Sáhara. Con ella ampliaron la extensión de la playa y aprovecharon la ocasión para construir también un dique rompeolas para convertir este rincón en todo un paraíso.

No importa cuándo visites la playa de las Teresitas: noviembre o incluso diciembre son grandes meses para hacerlo. Y vayas cuando vayas, podrás apreciar la tranquilidad del agua, libre de oleaje. El rompeolas, construido con rocas enormes, mide cerca de un kilómetro y está a unos 150 metros de la orilla aproximadamente. Aunque otro dato que debes saber sobre la playa de las Teresitas es que cuando la marea sube o baja, este dato varía bastante. Así pues, con marea baja el rompeolas puede estar a solo 110 metros de la orilla y, con la marea alta, incluso a 200.

Pero pese a que suba o baje la marea, ahora se trata de una playa muy tranquila. Algo que no sucedía antiguamente. Años atrás, antes de su remodelación, la playa de las Teresitas era peligrosa. Su orientación hacía que el viento levantase olas que llegaban con fuerza a las piedras y rocas de la orilla. De hecho, esto era de lo más habitual y algunos valientes incluso iban allí a coger olas con sus tablas.

Las inclemencias del clima deterioraron la playa y esa fue la razón por la que el Ayuntamiento se planteó su reconstrucción: los ingenieros Popeyo Alonso y Miguel Pintor fueron quienes se encargaron de diseñar su nuevo aspecto.