Un proyecto, único en el país, denominado Hogar de Cristo, está en marcha. Se trata de un centro de habilitación que espera recibir a los primeros “sufrientes sociales”, a fines de febrero del 2025.
El consumo de drogas se ha convertido en una realidad cada vez más extendida en Ciudad del Este, y el rostro más crudo de esta problemática es el creciente número de personas en situación de calle, adictos que vagan por la ciudad pidiendo dinero en varios puntos. Estas personas, atrapadas en el ciclo de la adicción, no solo se encuentran en condiciones de extrema vulnerabilidad, sino que también generan una sensación de inseguridad entre la ciudadanía.
Frente a esta situación, hace años que la Pastoral de Prevención, Espiritualidad y Tratamiento (Papetra), dirigida por el padre Fulgencio Ferreira, viene desarrollando un proyecto que tiene como objetivo brindar una solución integral para rescatar a estas personas y ayudarlas a reconstruir sus vidas. Uno de los pilares de este esfuerzo ha sido la habilitación de una clínica ambulatoria en el barrio San José, que ofrece un espacio de atención para aquellos que buscan salir de la adicción.
Sin embargo, el proyecto más ambicioso de Papetra es la creación del Centro de Tratamiento para Personas con Adicciones Hogar de Cristo, que actualmente se encuentra en un 60% de ejecución en el km 10 Monday.
Este centro, que es financiado por Itaipú Binacional, contará con pabellones equipados con dormitorios, áreas administrativas, comedor y baños, entre otros, para ofrecer un tratamiento integral a los adictos. Se prevé que esté listo para recibir a los primeros pacientes en febrero de 2025.
INTEGRAL. “El Hogar de Cristo es mucho más que una infraestructura; es un proyecto integral. Aquí se va a tratar no solo el cuerpo, sino también el alma de los pacientes”, explicó el padre Ferreira. “Este emprendimiento abarca todo el proceso de recuperación; desde la atención médica y la rehabilitación, hasta la posrehabilitación, con grupos de autoayuda como Narcóticos Anónimos y el apoyo de familiares”, detalló.
El sacerdote destacó que el enfoque del centro será sociosanitario como pastoral, combinando tratamientos clínicos con acompañamiento espiritual. El centro funcionará bajo un modelo de comunidad terapéutica, donde los pacientes vivirán juntos y compartirán sus experiencias en un entorno de apoyo mutuo. “Todo se comparte, ya sea el espacio físico, la parte espiritual y la terapia. Será un lugar donde los pacientes no solo recibirán tratamiento, sino que también aprenderán a reconstruir sus vidas”, explicó.
Cada pabellón albergará a seis pacientes, lo que, según el padre, es el número adecuado para una atención personalizada. “No podemos tener más personas por pabellón debido a la complejidad del daño que genera la droga. La evidencia científica nos muestra que un tratamiento eficaz requiere grupos reducidos y atención especializada”.
“SUFRIENTE SOCIAL”. El padre Ferreira también mencionó que el término que utilizan para referirse a los adictos es “sufriente social”, destacando que la adicción no es solo un problema individual, sino también un síntoma del sufrimiento generado por las condiciones sociales y económicas. “Para recuperar a un adicto, el tratamiento debe ser sistémico. No se trata solo de desintoxicar el cuerpo, sino de sanar el alma y ayudar a la persona a reintegrarse en la sociedad”, indicó.
Además de los aspectos médicos y espirituales, el centro contará con un equipo multidisciplinario que incluirá abogados, sicólogos y trabajadores sociales, quienes se encargarán de atender las distintas problemáticas asociadas al consumo de drogas, desde las enfermedades contagiosas hasta los procesos judiciales en los que muchos adictos se ven involucrados.
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