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Jue. Nov 21st, 2024
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En sentido contrario al planteo oficial que apunta a la apertura comercial, como estrategia económica para ampliar la oferta de productos del exterior y presionar los precios hacia abajo, los industriales textiles aseguran que las importaciones se desplomaron, tanto como las ventas y la producción en 2024.

Aunque reconocen que en Argentina la ropa es cara, apuntan a factores externos que generan una diferencia de hasta 75% entre el valor del producto en la puerta de la fábrica y el que llega a los consumidores. “¿Por qué un pantalón de gabardina importada que tiene un costo de producción de $ 16.000 se comercializa a $ 80.000 o más?”, cuestionó el empresario textil Marco Meloni, en un encuentro con periodistas.

A partir de ahí, un informe técnico buscó derribar “mitos” y “falacias” que el sector detecta cuando se trata del precio de la ropa en la Argentina y marcó que, desde 2017 a agosto 2024, aumentó por debajo del nivel general de precios.

Pese al salto brusco que dio el sector textil en la pospandemia, según ProTejer, el IPC prendas y calzado se situó 2,6 puntos porcentuales mensuales por debajo del general en el histórico. Por eso, para alcanzar los aumentos acumulados del nivel general – en caso de que la inflación de septiembre se ubique en torno al 4%-, la ropa debiera aumentar más de 20%.

La misma línea histórica muestra que los precios relativos de la ropa se ubicaron por debajo del promedio en 60 de los últimos 92 meses.

Ese escenario se está dando en la actualidad con una diferencia de 34 puntos entre la inflación que acumula el gobierno de Javier Milei de 95% y el incremento en el rubro prendas de vestir y calzado que creció 61% entre diciembre de 2023 y agosto de este año.

Falsa causalidad

Desde el sector industrial aseguran que la apertura comercial que el Gobierno impulsa con distintas medidas que facilitan la importación no tiene relación directa con la abrupta caída de precios de la ropa y apunta directamente a la recesión que ya generó 10.000 despidos en lo que va del año.

“Muchos afirman que la apertura comercial explica la caída de los precios, pero no”, dijo Luciano Galfione, presidente de ProTejer y destacó que el sector atraviesa un “récord negativo” de importaciones.

Durante la gestión de Alberto Fernández, se apuntó al rubro textil como uno de los más protegidos por barreras arancelarias en un escenario donde se cuestionaba la falta de apertura externa, sin embargo, en 2022 se alcanzó el mayor volumen de importaciones “superando la gestión de Macri de mayor apertura comercial relativa”.

En números, entre 2016-2019 ingresaron 888.614 toneladas, mientras que desde 2020 a 2023 se importaron 1.059.884 toneladas. Además, frente al promedio anual que ronda las 200 toneladas, en 2022 la cifra se disparó a 330.344 tn.

Ahora, en los primeros 6 meses del 2024, llegaron del exterior 60.000 toneladas menos de manufacturas textiles.

Con estos datos, los referentes de la actividad explican que no existe una causalidad entre el incremento de importaciones y la reducción de precios minoristas. “En Argentina lo caro es la comercialización”, respondió Meloni.

Costos y más costos

Mediante una infografía la entidad mostró que el 75% del precio que abona el consumidor final por una remera marca premium en un shopping está vinculado a costos que nada tienen que ver con la producción nacional, el diseño y la rentabilidad de la industria y de la marca en esa remera.

Al desagregar los principales impuestos nacionales, provinciales y municipales y los casos de doble imposición que se pagan a lo largo de toda la cadena, estos representan el 50,3% del precio. Los costos financieros, desde pagos con tarjeta de crédito o promociones, representan el 12,2% del precio de venta de la ropa. Mientras que el alquiler del local en un shopping donde se comercializa el producto un 12,7%.

Por eso, para los textiles, lo caro en la Argentina es el circuito comercial, ya sea de producto local o importado. “Es lo que hace la diferencia y refleja un desacople de precios minoristas en relación con los precios en puerta de fábrica”, añadió Jorge Sorabilla.

La respuesta al derrotero de precios de los últimos 9 meses, responde a la propia dinámica del mercado: “Los precios bajan cuando cae el consumo interno, que se ve afectado por la pérdida de poder adquisitivo”, explicó el empresario textil.

Los industriales describen este como el peor escenario por la rentabilidad negativa y la dificultad de absorción de costos fijos. “La caída de las ventas redunda en un aumento del costo unitario ya que los costos fijos deben prorratearse en menos unidades y esto genera una dificultad para sostener empresas en el mediano plazo”.

Aun así, el panorama podría empeorar. Mientras la recesión mantenga a la baja la demanda, la flexibilización de importaciones no surtirá mayor efecto, sin embargo, “ante la mínima recuperación económica todo se va a volcar a la importación poniendo en riesgo más puestos de trabajo”, alertó Galfione.

Shoppings y falta de representación

A lo largo de la presentación, los industriales se esmeraron por expresar ciertos errores de ponderación y cuestiones metodológicas que hacen que, desde hace tiempo, el IPC que mide el INDEC no se reflejó de los precios del sector textil.

En ese sentido, explicaron que el IPC mide el precio de las prendas de venta minorista en locales comerciales. Es decir, incluye en el precio todos los costos no industriales que se arrastran desde puerta de fábrica hasta el local de venta y no discrimina productos nacionales con importados.

“Se basa en una estructura de consumo de 2004-05 (20 años atrás)”, por eso, mide principalmente shoppings que tiene mayor participación importada pero que en el volumen general no significan más que el 7% de la venta total.

Por eso, precisan que el Índice de Producción Industrial (IPIM) resulta un indicador más apropiado para analizar precios de productos textiles y prendas producidas en el país.

Además, aclararon que los precios regulados empujaron a la baja el promedio general a partir de 2020; por eso, cuando hay una mayor regulación de precios los bienes no regulados como prendas de vestir -que no está compuesto por ningún servicio- se ubican por encima del nivel general.

Fuente de esta noticia: https://www.cronista.com/economia-politica/la-paradoja-de-la-ropa-por-que-es-cara-si-las-ventas-y-hay-menos-importaciones/

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