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Vie. Nov 1st, 2024
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La continua (y a veces desmedida) exposición de los niños a las pantallas de dispositivos electrónicos y las redes sociales puede tener consecuencias negativas, pudiendo afectar inclusive su capacidad de atención y retención de conocimientos, entre otros problemas.

La recibimos a diario sin darnos cuenta. La sensación que genera es satisfactoria y, a la vez, estimulante, por lo que siempre nos invita a seguir buscándola a lo largo del día, de diferentes maneras.

Hablamos de la dopamina, también conocida como “la hormona de la felicidad”, un neurotransmisor que se produce en el cerebro y desempeña un papel fundamental en el control de las funciones motrices, el estado de ánimo y el comportamiento.

Cuando se libera suficiente cantidad de dopamina en nuestro cerebro, se activa un mecanismo denominado “circuito de recompensa”, el cual nos impulsa a repetir comportamientos y consumos en busca de replicar la misma sensación de placer, alegría o bienestar, lo que se traduce en un ciclo de retroalimentación.

En nuestra vida cotidiana, continuamente estamos expuestos a reiteradas dosis de dopamina, principalmente a través del uso de las redes sociales. Los expertos explican que, al obtener “me gusta”, comentarios o notificaciones, se liberan pequeñas cantidades de esta sustancia. Dichas interacciones activan el núcleo accumbens y el área tegmental ventral, que son las mismas áreas del cerebro que responden a estímulos placenteros como la comida y el sexo.

Este exceso de dopamina a través de las redes sociales puede llevar a patrones de comportamiento adictivos, como un uso desmedido del smartphone para justamente tener mayores interacciones en Facebook, Instagram o TikTok, por citar algunos ejemplos más usuales.

EL PROBLEMA DE LA SOBREEXPOSICIÓN

Uno de los problemas más usuales va ligado al exceso de dopamina, que a su vez tiene relación con la “sobreexposición” a las redes sociales.

La exposición constante a estos estímulos puede llevar a una desensibilización de los receptores de dopamina, lo que significa que las personas necesitarán más tiempo y estímulos mayores para experimentar el mismo nivel de satisfacción.

Esto es similar a la tolerancia que se desarrolla con el consumo de sustancias adictivas, lo que lleva a algunas personas a pasar cada vez más tiempo en redes sociales para sentirse satisfechas. Este patrón de uso excesivo puede interferir en otras áreas de la vida, incluyendo el sueño, la concentración y las interacciones sociales en persona.

Un fenómeno derivado de esta problemática es el llamado “Síndrome de vibración fantasma”. Se trata de la sensación que experimentan aquellas personas cuando creen que su teléfono vibra y, en realidad, no lo hace, esto debido a la constante anticipación de notificaciones, lo que refleja una dependencia neurológica.

QUÉ DICE LA CIENCIA

En un estudio a largo plazo realizado por el Dr. Michael Rich, de la Harvard Medical School, se ha examinado cómo el uso de tecnología digital afecta el desarrollo cerebral en jóvenes.

Durante dichas investigaciones, se descubrió que el uso excesivo de dispositivos puede interferir en el sueño, la creatividad y la capacidad de atención. Estos impactos son especialmente preocupantes en los jóvenes, cuyo autocontrol y habilidades de regulación emocional aún están en desarrollo.

En su proyecto “Growing Up Digital”, Rich y su equipo están siguiendo a miles de jóvenes observar los efectos de la tecnología en su bienestar físico, mental y social a lo largo del tiempo.

LOS NIÑOS Y LA DOPAMINA

Al hablar de redes sociales, no podemos dejar a un lado a los niños y adolescentes, quienes hoy día -quiérase o no- se han convertido en grandes consumidores de estas plataformas generadoras de dopamina.

El uso excesivo de redes sociales puede tener efectos negativos significativos en los niños, tanto a nivel psicológico como en el desarrollo cerebral, pudiendo afectar áreas sensibles como la capacidad de atención y concentración o el nivel de aprendizaje.

Debido a que el cerebro infantil está en proceso de desarrollo, la exposición constante a estímulos de recompensa rápida, como las notificaciones y los “me gusta”, puede moldear el sistema de recompensa del cerebro de manera perjudicial. Esto lleva a que los niños busquen gratificación inmediata, lo que afecta su capacidad para tolerar la espera y la frustración, habilidades esenciales para el desarrollo emocional saludable.

Esta situación también se ha relacionado con problemas de salud mental en niños y adolescentes. Diversos estudios han encontrado que los niños que pasan mucho tiempo en estas plataformas tienen mayor riesgo de sufrir de ansiedad, depresión y problemas de autoestima, debido en gran parte a la comparación constante con las vidas de otros que se presentan en redes. Esto, a su vez, puede contribuir a sentimientos de inadecuación y aislamiento social.

Por otro lado, el Dr. Michael Rich enfatiza que el uso prolongado de dispositivos móviles (sean teléfonos, tablets, videojuegos, etc.) puede afectar el sueño en los niños. La exposición a la luz azul de las pantallas antes de dormir reduce la producción de melatonina, una hormona esencial para regular el ciclo de sueño.

La falta de sueño en los niños no solo afecta su capacidad para concentrarse en la escuela, sino que también interfiere con el proceso de consolidación de la memoria y la regulación emocional, lo cual derivará en posteriores problemas de aprendizaje.

Otro aspecto negativo de esta sobreexposición son los comportamientos compulsivos en niños. Muchos de ellos experimentan cierta dependencia a los móviles con el paso del tiempo, lo que puede llevar a la distracción constante y a dificultades para completar tareas, ya que desarrollan una baja tolerancia a las actividades que requieren atención sostenida y no proporcionan recompensas inmediatas.

UNA EXPERTA EN EDUCACIÓN ABORDA EL TEMA

En una entrevista concedida al canal GEN, la Dra. Sofía Scheid, magíster en Educación, abordó esta realidad y realizó una comparativa con el proceso de lectoescritura, resaltando las consecuencias que puede acarrear el uso excesivo de smartphones en los niños.

“No hay adicción a las pantallas, sino a las redes sociales, porque fueron creadas para generar retención”, expresó la profesional, haciendo énfasis en que estas plataformas, a sabiendas del efecto que generan, utilizan mecanismos para alentar su uso constante.

Scheid también habló sobre la importancia de la llamada “Tecnopedagogía”, que permite reforzar los procesos de aprendizaje en los estudiantes, utilizando la tecnología como aliada, lo cual puede contrarrestar este apego visto por parte de los menores a dispositivos tecnológicos, hoy día cuasi omnipresentes en el ámbito cotidiano.

CND CND
Fuente de esta noticia: https://caaguazunoticiasdigital.com.py/2024/10/14/el-peligro-del-exceso-de-dopamina-en-ninos-y-como-puede-afectar-su-aprendizaje/

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