Llamada antiguamente Bizancio y Constantinopla, Estambul es una ciudad que ha sido testigo de la grandeza de tres de los imperios más importantes de la historia: el Romano, el Bizantino y el Otomano. Situada estratégicamente entre Asia y Europa, esta metrópoli es conocida por sus calles bulliciosas, sus magníficos palacios, sus templos seculares y sus vibrantes colores. Explorar todas las maravillas de esta ciudad puede ser un desafío, pero con una buena planificación, es posible.
Mejor época para visitar Estambul
La primavera, que va de abril a junio, es la mejor época para visitar la capital turca. En general, la temporada intermedia es una buena opción, y también se puede considerar visitar el país a principios del otoño.
Se recomienda evitar el verano, que es el período más concurrido del año. El invierno también puede no ser muy agradable debido al exceso de lluvias y a las temperaturas que a menudo descienden por debajo de los 10 grados.
Cómo llegar
Turkish Airlines ofrece vuelos directos desde São Paulo hasta Estambul. La mayoría de las demás aerolíneas operan con al menos una escala. Es el caso de Air France en París, Iberia en Madrid o KLM en Ámsterdam. Es importante tener en cuenta que Estambul tiene un pie en Europa y otro en Asia, por lo que es recomendable prepararse para un viaje un poco más largo de lo habitual a la mayoría de los destinos europeos, especialmente si hay escalas involucradas; el vuelo directo desde Guarulhos hasta Estambul dura 12 horas y 30 minutos.
Recorrido de 5 días en Estambul
Al organizar el itinerario, es importante dedicar tiempo para explorar esta metrópoli de 15 millones de habitantes. Por lo general, cinco días suelen ser suficientes para visitar las principales atracciones de la ciudad, pero si el tiempo y el presupuesto lo permiten, hay opciones para extender la estadía.
Comenzar por el barrio histórico de Sultanahmet es una excelente manera de sumergirse en la historia local. En esta zona se encuentra el Hipódromo, un museo al aire libre que alberga monumentos como el Obelisco Egipcio y la Columna de la Serpiente. Después de un corto paseo, se puede llegar a Santa Sofía y a la Mezquita Azul.
En el segundo día, se recomienda visitar el Palacio de Topkapi. Junto a él se encuentra el Parque Gülhane, ideal para descansar después de la visita a la residencia imperial. También se pueden explorar la Cisterna Yerebatan Sarnice y los Museos Arqueológicos de Estambul, un complejo con reliquias otomanas.
Luego, dedicar un día para visitar el famoso Gran Bazar. Se encuentra cerca del Mercado de las Especias o Bazar Egipcio, que también es una parada imperdible por sus colores y aromas. En los alrededores, hay varias tiendas, bares y restaurantes para explorar.
¿Te imaginas visitar dos continentes en el mismo paseo? En el cuarto día, se recomienda cruzar el Puente del Bósforo, que une Europa con Asia, para ir al Palacio Dolmabahçe. La Mezquita de Ortaköy también merece una visita, al igual que los paseos en barco por el estrecho.
En el último día, se puede visitar el Museo de Arte Moderno de Estambul y disfrutar de las calles de Taksim, uno de los barrios más bohemios de la ciudad. También se puede pasear en el Tünel, un tranvía que recorre la avenida Istiklal Caddesi. Por último, disfrutar del atardecer en la Torre de Gálata.
Si queda tiempo, se puede visitar el Museo de Arte Turco e Islámico, ubicado en un palacio otomano del siglo XVI. El Museo Karyie, dedicado a los tesoros bizantinos, y el Museo de Pera, con su colección de pinturas orientales, también son buenas opciones.
Las maravillas de la antigua Constantinopla
Entre las principales atracciones de Estambul, hay algunas imperdibles que se destacan por su relevancia histórica y cultural:
Santa Sofía
Considerada un símbolo de Estambul y una obra maestra del arte bizantino, la Basílica de Santa Sofía fue construida en el año 537 para ser la catedral de Constantinopla. Con sus 60 metros de altura, fue convertida en mezquita en el siglo XV, añadiéndose minaretes y otros elementos de arquitectura islámica. En 1935 fue convertida en museo, pero en 2020 volvió a ser una mezquita.
Situada en el punto más alto de la ciudad, esta maravilla arquitectónica ofrece una verdadera inmersión en la historia turca. Destacan sus columnas eminentes, su cúpula y sus mosaicos. Abre todos los días y la entrada es gratuita.
Mezquita Azul
Construida frente a Santa Sofía entre 1609 y 1616, la Mezquita Azul tenía como objetivo ser aún más imponente que su vecina. Su nombre proviene de las más de 20 mil piezas de azulejo de Iznik con tonalidades azules que revisten el interior del edificio.
Además de ser un lugar de culto musulmán en actividad, destaca por sus minaretes y cúpulas centrales. Los mosaicos y caligrafías islámicas hacen que el lugar sea aún más encantador.
La cisterna Yerebatan Sarnice
También conocida como Palacio Sumergido, esta atracción es uno de los bienes culturales más importantes de Estambul. Construida por el Emperador Justiniano I hace casi 1500 años, fue diseñada para servir como depósito de agua para abastecer al Palacio Bizantino.
Con capacidad para almacenar hasta 80 mil metros cúbicos de agua (80 millones de litros), este lugar demuestra la complejidad de los antiguos sistemas de irrigación. Este remanso de tranquilidad cuenta con 336 columnas de piedra en filas simétricas, algunas con símbolos mitológicos esculpidos.
El Palacio Topkapi
Construido entre 1460 y 1478 bajo el mando del sultán Mehmet II, este palacio es símbolo de la grandeza del Imperio Otomano. Con un legado histórico incalculable, fue residencia imperial durante casi cuatro siglos.
El edificio, tallado en mármol, destaca por combinar tendencias arquitectónicas islámicas europeas y otomanas. Además de hermosos patios con azulejos, alberga valiosos objetos como joyas, trajes y reliquias religiosas.
El Gran Bazar
Inaugurado a mediados del siglo XV, el Gran Bazar o Kapali Carsi es uno de los mercados cubiertos más grandes y antiguos del mundo. Con sus 45 mil metros cuadrados, alberga más de cinco mil tiendas.
Originalmente construido como fuente de ingresos para el mantenimiento de la Basílica de Santa Sofía, con el tiempo se convirtió en uno de los principales centros comerciales y culturales de la región. Actualmente es uno de los puntos turísticos más famosos de la ciudad.
La Torre Gálata
Además de ser una de las torres más altas del mundo en su época, hoy ofrece la vista panorámica más hermosa de Estambul. Construida en madera en 528 para servir como faro, fue reconstruida por los genoveses en 1348.
Situada en el histórico barrio Beyoglu, tiene 62 metros de altura y es ideal para ver el atardecer. La subida se realiza en ascensor y está abierta diariamente.
Estas son solo algunas de las maravillas que ofrece Estambul a quienes tienen el privilegio de visitar esta ciudad única donde convergen historia, cultura y belleza arquitectónica.
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