Celebran elecciones generales en Austria

Más de seis millones de austriacos están convocados a elegir a los 183 diputados que definirán el futuro del próximo Gobierno local. 

Este domingo a primera hora abrieron los primeros centros de votación de los 9.889 designados para las elecciones generales en Austria.

Las elecciones de este año son particularmente significativas, ya que podrían marcar el primer triunfo de un partido de extrema derecha en un proceso electoral nacional.

El Partido de la Libertad ( FPÖ), liderado por el controvertido Herbert Kickl, se posiciona como el favorito con un 27 por ciento de apoyo, basándose en las encuestas más recientes. Esta cifra sugiere que los resultados positivos obtenidos por el  FPÖ en las elecciones europeas de junio podrían consolidarse en este proceso electoral.

El actual canciller, Karl Nehammer, del Partido Popular (ÖVP), se encuentra en segundo lugar con un leve rezago, mientras que los socialdemócratas (SPO) siguen con un 21por ciento de intención de voto. En el fondo de la tabla, Los Verdes y NEOS-La Nueva Austria empatan con un 9 por ciento, mientras que partidos minoritarios como el Partido Comunista y el Partido de la Cerveza son vistos como opciones marginales.

Con la creciente desconfianza del electorado hacia los partidos tradicionales, el FPÖ logró capitalizar el descontento social, atribuyendo los problemas económicos y la migración a la ineficacia del Gobierno actual.

«Austria fuerte» es el lema que resuena en la campaña del FPÖ, que busca implementar políticas restrictivas sobre la migración y la reunificación familiar, generando así un debate intenso en la sociedad austriaca.

El FPÖ se presenta como una formación de patriotas que rechaza la inmigración y dice defender las tradiciones y la identidad germana del país bajo el lema de ‘Austria primero’ y con un llamado a la «homogeneidad» de la sociedad, siendo una opción de la ultraderecha que ha calado en los austriacos.

Una victoria in extremis del ÖVP hace más probable una coalición entre el ÖVP y el FPÖ, ya que le sería más sencillo exigir que Kickl no forme parte del Ejecutivo. En cambio, un triunfo ajustado del FPÖ podría acabar en una coalición tripartita del ÖVP con el SPÖ y los NEOS.