Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (DAPRE) y Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente del grupo AVAL
Imagen @ContactoDapre
Después de más de un siglo de abandono y carencias en servicios básicos, las comunidades Wayuu comienzan a experimentar un cambio histórico. Agua potable, energía solar y conectividad son ahora parte de su vida diaria, gracias a Misión La Guajira, un ambicioso proyecto gubernamental que busca transformar las condiciones de vida de más de 4.000 personas en una de las regiones más olvidadas de Colombia.
En Pondore, una comunidad en el corazón del desierto guajiro, las familias Wayuu solían depender de largas y agotadoras caminatas bajo el sol abrasador para recoger agua. Hoy, por primera vez en generaciones, sus habitantes tienen acceso a agua potable en su propia tierra. Este hito ha sido posible gracias a Misión La Guajira, un programa que va más allá de la simple instalación de infraestructuras. En una tierra marcada por la sequía y el olvido, la llegada del agua potable representa un símbolo de esperanza para las comunidades Wayuu, quienes ahora ven un futuro más prometedor para sus hijos y nietos.
El proyecto está liderado por Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (DAPRE), quien ha asumido el reto con un enfoque profundamente humano, trabajando de la mano con el sector privado. El Grupo Aval ha sido uno de los principales aliados en este esfuerzo conjunto que demuestra que las alianzas público-privadas pueden generar cambios reales y duraderos en las regiones más marginadas del país. Durante una visita a Pondore, Sarabia expresó con emoción: “Cada gota de agua, cada rayo de energía solar que llega a estas comunidades, es un paso hacia la dignidad. La Guajira merece un futuro donde sus niños no tengan que elegir entre estudiar o buscar agua”.
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Misión La Guajira no solo se limita a llevar agua a las comunidades, sino que ha instalado plantas potabilizadoras capaces de generar hasta 15.000 litros diarios, una cantidad que antes parecía inalcanzable para los habitantes de Paneska, Kaikashi, Chispana y otras diez comunidades que ahora son beneficiarias del proyecto. Estas plantas, junto con los pozos perforados de 120 metros de profundidad, representan una solución integral a una problemática histórica. “Nunca pensé que vería algo así en mi vida”, comenta Rosa, una madre Wayuu que, por primera vez, puede ofrecer agua segura a sus hijos sin tener que recorrer largas distancias. La llegada de agua potable a estas comunidades ha sido un verdadero salvavidas para miles de personas que han vivido bajo la constante amenaza de la escasez.
Pero Misión La Guajira no se detiene en el agua. La energía limpia también ha llegado para quedarse. Los paneles solares instalados en las comunidades no solo alimentan los sistemas de agua, sino que proporcionan electricidad a espacios colectivos que antes permanecían en la oscuridad. Por primera vez, los Wayuu pueden iluminar sus hogares, escuelas y centros comunitarios, creando un entorno más seguro y saludable para todos. La energía solar representa un cambio radical para estas comunidades, que ahora pueden organizar actividades que antes eran impensables debido a la falta de electricidad.
Otro aspecto clave del proyecto es la seguridad alimentaria. Las huertas comunitarias, desarrolladas como parte de Misión La Guajira, están brindando a las familias la posibilidad de acceder a alimentos frescos y saludables. Gracias a programas de capacitación, los Wayuu han aprendido a gestionar sus propios cultivos y a criar ganado menor, lo que no solo garantiza que tengan comida en sus mesas, sino que fomenta la autosuficiencia en una región que por mucho tiempo dependió de ayudas externas. Este enfoque integral ha sido fundamental para la transformación de la vida en La Guajira, donde el acceso a recursos esenciales ahora está en manos de las mismas comunidades.
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Para Laura Sarabia, el éxito de Misión La Guajira no radica únicamente en la construcción de infraestructura, sino en la colaboración directa con las comunidades Wayuu. La participación activa de sus miembros ha sido un pilar fundamental en todas las etapas del proyecto. “No es solo traer soluciones, es hacerlo con respeto por sus costumbres y cultura. Ellos son parte de este cambio”, afirmó Sarabia, destacando que el respeto por las tradiciones ancestrales de los Wayuu ha sido clave para el éxito del programa. Cada paso ha sido cuidadosamente planeado para garantizar que las soluciones implementadas no interfieran con las prácticas culturales de la comunidad, sino que las complementen y fortalezcan.
Misión La Guajira también ha sido posible gracias al trabajo conjunto del gobierno del presidente Gustavo Petro, quien ha impulsado esta iniciativa como una prioridad en su agenda de equidad social, y empresas del sector privado como Grupo Aval y Promigas. Esta alianza ha permitido tejer una red de progreso en una región que durante décadas estuvo olvidada. Hoy, las comunidades Wayuu no solo tienen acceso a agua potable, energía limpia y conectividad, sino que han recuperado la esperanza en un futuro más digno. Un futuro en el que no tendrán que esperar otros 135 años para acceder a lo que siempre debió ser un derecho básico.
Para las familias Wayuu, el impacto de Misión La Guajira es incalculable. La transformación de su día a día es evidente en cada rincón de sus comunidades. Los niños ya no tienen que elegir entre ir a la escuela o ayudar a sus familias a buscar agua; las madres pueden cocinar con agua limpia y segura; y los ancianos ven cómo, finalmente, las nuevas generaciones tienen la oportunidad de vivir en una tierra que ofrece mejores condiciones de vida.
En el desierto guajiro, donde el agua ha sido sinónimo de supervivencia y la electricidad un lujo inalcanzable, Misión La Guajira ha traído consigo una nueva realidad. Este proyecto, construido con el esfuerzo conjunto del gobierno, el sector privado y las comunidades Wayuu, es un ejemplo de cómo, con voluntad y colaboración, es posible revertir siglos de abandono y marginación.
carloscastaneda@prensamercosur.org – prensamercosurcol@hotmail.com
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