Quienes sufren cefaleas severas y recurrentes tienen hasta cinco veces más probabilidades de desarrollar trastornos psicológicos. Cuál es el vínculo que las relaciona y la importancia de un enfoque integral en el tratamiento
La migraña es una afección neurológica que afecta a mil millones de personas en el mundo y puede generar una gran discapacidad en quienes la padecen.
Así lo demuestra, por ejemplo, una encuesta realizada a 800 personas por el Servicio de Cefaleas de Fleni en la que hallaron que 7 de cada 10 personas con migraña consideran que su enfermedad es incapacitante durante una crisis, y el 35% que es extremadamente incapacitante con repercusión en los ámbitos de la vida laboral, familiar, social y educativo.
La Fundación Americana de la Migraña afirmó que la condición está relacionada con la depresión y la ansiedad. De hecho, las personas que padecen migraña tienen unas cinco veces más probabilidades de desarrollar depresión que las que no la padecen, según la doctora Dawn Buse, directora de Medicina Conductual en el Montefiore Headache Center y profesora adjunta del Departamento de Neurología del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York.
“Es muy lógico que cuando vives con una enfermedad crónica como la migraña, que incide en tu vida de una manera tan importante, te sientas triste, deprimido y frustrado por cómo está afectando tu vida”, afirmó la doctora Buse.
Una migraña no es cualquier dolor de cabeza o cefalea. La doctora María Teresa Goicochea, jefa de la Clínica de Cefaleas de Fleni, explicó a Infobae las diferencias: “Cuando hablamos de cefalea nos referimos a dolor de cabeza, son sinónimos y se considera un síntoma. Existen múltiples causas de cefalea. A diferencia de ello, la migraña es una enfermedad neurológica (no psiquiátrica) que genera múltiples síntomas, siendo la cefalea el más reconocido por la gente, pero no el único”.
Cómo se manifiesta la migraña
La doctora describió los principales síntomas: “Náuseas, vómitos, intolerancia a la luz, sonidos, olores o movimientos. También las personas pueden experimentar dificultad para concentrarse o sentirse lentas en el pensamiento, sensación de tensión en el cuello. Todo esto puede repercutir severamente en su calidad de vida y generar dificultad o imposibilidad para desarrollar sus actividades con normalidad durante una crisis de esta enfermedad”.
El doctor Daniel Gestro (MN 97150), de la División Neurología del Hospital de Clínicas, precisó que es muy normal el subdiagnóstico de la cefalea. “Se estima que más del 90% de la población tuvo dolor de cabeza (cefalea) en algún momento de su vida, lo que no significa que sea abordada debidamente. Según estudios publicados, sólo el 40% de las personas con cefaleas crónicas llegan al diagnóstico y de ellas, apenas el 26% comienza un tratamiento adecuado”, precisó.
De acuerdo al médico, la migraña tiene mayor prevalencia entre los 20 y 40 años de edad y suele iniciarse en la pubertad. A su vez, de cada cuatro migrañosos, tres son mujeres dada la influencia de las hormonas (estrógenos). Dentro de las principales causas, el especialista señaló que se trata de un trastorno genético, asociado a cuestiones muy variadas, que van desde cambios bruscos de temperatura (calor intenso), en la presión barométrica o altitud, hasta estímulos sensoriales intensos (luces brillantes, ruidos o aromas fuertes, perfumes, sahumerios, solventes, etc.).
La migraña puede causar depresión y ansiedad
Según la Fundación Americana de Migraña, los síntomas comunes de ansiedad, como la preocupación excesiva, el miedo y la irritabilidad, pueden reflejarse en los síntomas de la migraña. “Los pacientes se preocupan por cuándo llegará el próximo ataque, se sienten impotentes ante la imprevisibilidad de sus síntomas y frustados por las muchas formas en que la migraña afecta su vida”, aseguró la entidad.
Además, afirmó que cuando una persona no sabe en qué momento le llegará el próximo ataque, puede sufrir mucha ansiedad y, en última instancia, depresión. “Los síntomas de la depresión incluyen fatiga, pérdida de interés o placer en cosas que antes disfrutaba, cambios en el sueño y en los hábitos alimentarios y sentimientos de tristeza y desesperanza, que también reflejan síntomas comunes de la migraña, como el insomnio, la pérdida de apetito y el malestar”, señaló la asociación.
La doctora Goicochea indicó que es reconocida la conexión entre la migraña y otras enfermedades neurológicas, cardiovasculares y, especialmente, con la depresión y la ansiedad.
“Estos dos trastornos tienen una relación bidireccional con la migraña. Esto significa que la depresión y la ansiedad pueden facilitar un aumento de la frecuencia o intensidad de la migraña. A su vez, la migraña puede agravar estas enfermedades psiquiátricas”.
Y sumó: “Aunque el riesgo de sufrir depresión es mayor en la persona que tiene más de 15 días de cefalea al mes (migraña crónica) que en las que tiene menos frecuencia (migraña episódica), cuando la depresión está presente en esta última, actúa como un factor de riesgo para aumentar la frecuencia de los días de migraña. Por lo tanto, es importante identificar si la persona que tiene migraña, además padece algún trastorno del ánimo, ya que como mencionamos, esto repercute en la evolución y en la respuesta a los tratamientos”, describió la doctora Goicochea.
En coincidencia, el doctor Gestro destacó: “Los pacientes migrañosos (al igual que ocurre en otros cuadros de dolor crónico) multiplican entre 2 y 5 veces más sus chances de tener cuadros de ansiedad y/o depresión respecto de aquellos que no sufren esta dolencia. Aproximadamente el 25% de los pacientes migrañosos presentan cuadros depresivos”.
Y agregó: “Y a mayor frecuencia de ataques de migraña, mayor depresión. A depresiones más graves, peor control de la migraña. Esto involucra al tratamiento ya que, a menos que se piense en tratar al paciente en forma integral, es decir cuadro psicológico y migraña en forma simultánea, el mero intento de tratar sólo la cefalea culminará seguramente en fracaso y frustración, para el paciente y el médico”.
Finalmente, la doctora Goicochea destacó: “La migraña es una enfermedad neurológica, no un problema psicológico. En las personas que además sufren ansiedad o depresión es necesario un abordaje conjunto con psicoterapia y psiquiatría para posibilitar una mejora integral de ese paciente”.
Cronología de un ataque de migraña
De acuerdo a la Fundación Americana de la Migraña, los ataques de esta enfermedad neurológica tienen fases diferenciadas, y poder identificarlas y tratarlas en forma temprana puede ayudar a prevenir o minimizar los síntomas. Las fases son:
- Pródromo. El comienzo de un ataque de migraña puede iniciarse varias horas o incluso días antes del dolor de cabeza. Esta fase se manifiesta por irritabilidad, depresión, bostezos, aumento de la necesidad de orinar, antojos de alimentos, sensibilidad a la luz/sonido, problemas para concentrarse, fatiga y rigidez muscular, dificultad para hablar y leer, náuseas, problemas para dormir y dolor de cuello.
- Aura. Sólo el 20% de las personas con migraña experimentan aura. Sus efectos duran entre 5 y 60 minutos y son completamente reversibles. Se manifiesta a través de alteraciones visuales, pérdida temporal de la visión, entumecimiento y hormigueo en parte del cuerpo.
- Dolor de cabeza. La tercera fase de un ataque de migraña que puede durar varias horas o hasta tres días se presenta con un dolor palpitante, náuseas, vómitos, mareo, insomnio, congestión nasal, ansiedad, estado de ánimo deprimido, sensibilidad a la luz, al olor y al sonido, dolor y rigidez del cuello.
- Postdromo. Es la fase final de un ataque de migraña, a menudo llamada “resaca de migraña”. Se presenta con incapacidad para concentrarse, fatiga, entumecimiento y hormigueo en parte del cuerpo, estado de ánimo deprimido o eufórico y falta de comprensión.
¿Cuándo se debe consultar al médico? “Cuando el dolor es repentino y severo, si afecta siempre un mismo lado de la cabeza, si se asocia con dolor localizado en un ojo o si está precedido por trastornos visuales, hormigueos en alguna parte del cuerpo o dificultades en el habla (aura). Del mismo modo, hay que hacer la consulta si se asocia con confusión o desmayos, si empeora en frecuencia o duración, o si interfiere en la actividad diaria”, indicó Gestro y advirtió: “Los episodios reiterados llevan al paciente muchas veces a la automedicación que puede terminar en abuso de analgésicos”.
Cómo se trata la migraña
El tratamiento de la migraña es dos tipos: agudo (rescate) y preventivo. “El tratamiento de rescate es la medicación que se utiliza cuando se inician los síntomas de la crisis de migraña para controlar adecuadamente tanto el dolor como los síntomas asociados; consiste en analgésicos y medicamentos antimigrañosos específicos. Se recomienda llevar un registro de la frecuencia de uso de los mismos y que la utilización no sea mayor a dos días por semana”, explicó la doctora Goicochea.
Por otro lado, el tratamiento preventivo tiene como objetivo disminuir la frecuencia, intensidad y duración de los ataques de migraña, facilitar una mejor respuesta al tratamiento agudo y con todo ello disminuir el impacto en la funcionalidad de la persona.
“Los tratamientos preventivos consisten en medicamentos que se toman vía oral en forma fija (generalmente todos los días o día por medio) algunos de ellos desarrollados en los últimos años específicamente para tratar la migraña. Desde hace unos años existen tratamientos inyectables de aplicación mensual o trimestral como la toxina botulínica o los anticuerpos monoclonales contra la vía del péptido relacionado con el gen de la calcitonina”, detalló la doctora Goicochea.
Y completó: “El tratamiento preventivo tiene indicación en los pacientes con días de migraña frecuentes (más de 6 al mes) o con episodios intensos que no alivien con los tratamientos de rescate. En las personas que junto a la migraña sufren ansiedad o depresión el abordaje es conjunto con psicoterapia y psiquiatría”.
Por su lado, el doctor Gestro explicó que existen alternativas farmacológicas y no farmacológicas para el tratamiento. “Entre las primeras contamos con antidepresivos de la familia de los tricíclicos, amitriptilina como droga patrón. Si bien son más antiguos que los inhibidores de recaptación de serotonina (IRSS), más utilizados actualmente por su mayor eficacia en depresión y tener menos efectos adversos, los primeros tienen mayor evidencia en el tratamiento de cuadros dolorosos”.
Entre los tratamientos no farmacológicos, el doctor destacó la terapia cognitivo-conductual (relaciona pensamiento y conducta, tratando de sustituir pensamientos y emociones negativas) y el biofeedback (técnica que permite a un individuo modificar la actividad fisiológica para mejorar su salud).
Recomendaciones si se sufre migraña
Uno de los consejos de la doctora Buse es no aislarse y evitar que la migraña impida socializar. “Manténgase en contacto con sus amigos y familiares”, recomendó. “Quizás deba cancelar algunas citas, salir temprano o disculparse y refugiarse en una habitación oscura y tranquila. Pero no deje de hacer planes, porque cuando uno comienza a aislarse, se siente solo y deprimido, y entonces puede entrar en una verdadera espiral descendente”.
Algunas recomendaciones del doctor Gestro para mejorar la calidad de vida de quienes padecen estos ataques son:
- Anotar en un almanaque los días que duele la cabeza y la cantidad de analgésicos que toma. Si son más de seis al mes, consulte.
- Comer algo cada tres horas.
- Dormir la misma cantidad de horas.
- Hacer una actividad física aeróbica diaria y dentro de la misma franja horaria.
- Buscar algún factor común de alimento y/o bebida asociado a las crisis.
La División Neurología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) convocó a su Campaña de Cefalea 2024, dirigida a mayores de 18 años que se llevará a cabo el 10 y 11 de septiembre en el 9º piso, sala 4.
infobae.com
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